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El carisma pop de Luis Bárcenas
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El carisma pop de Luis Bárcenas

Una obra de teatro, un cómic de Francisco Ibáñez... y ahora una película sobre la madre de todos los tesoreros españoles

Foto: Bárcenas
Bárcenas

Se dice que la hegemonía política de EEUU estaría coja sin la hegemonía cultural: Cine, libros y universidades; Hollywood y Broadway; escritores, cómicos y cineastas. Esa máquina cultural capaz de convertir cualquier evento o realidad en objeto pop; la insólita habilidad del Tío Sam para transformar la política contemporánea en pop en tiempo (casi) real.

Pues bien: aunque España está en pañales en ese campo, parece que hemos decidido ponernos las pilas. Sombreros fuera para recibir a la nueva estrella pop del firmamento español: Don Luis Bárcenas, senador, gerente, aficionado a la escalada, dueño de una cuenta bancaria en Suiza, padre de familia, amante esposo y amigo de sus amigos.

Hagamos recuento: el tesorero más famoso de Celtiberia ha mutado en supervillano de cómic de Mortadelo y Filemón, en obra de teatro (Ruz/Bárcenas) y ahora, ¡tachán!, en película basada en dicha pieza teatral, B, que se estrena el viernes.

El filme, dirigido por David Ilundain y protagonizado por Pedro Casablanc (Bárcenas) y Manolo Solo (el juez Ruz), transcribe el interrogatorio en el que el exsenador del PP cantó la Traviata en sede judicial: sí, los papeles de Bárcenas eran míos; sí, el PP tenía una contabilidad B; sí, grandes empresarios de la construcción hicieron generosas donaciones al partido; y sí, la financiación de los partidos políticos en España es un puto cachondeo (vale, esto no lo dijo Bárcenas, lo decimos nosotros).

Piquito de oro

Pero no nos desviemos del camino: ¿Qué tiene Bárcenas para ser un icono pop (malvado, si se quiere, pero icono al fin y al cabo)? ¿De dónde proviene su carisma pop? Dos de los cerebros de B, la película, reflexionan sobre el enigma para este periódico:

Manolo Solo: "Bárcenas lo tiene todo para ser un icono pop: físico rotundo, desparpajo ante los medios... Aunque solo fuera por su mítica salida de prisión con ese canutazo histórico a una horda de periodistas...".

David Lundain: "Sí, le acercan un micro y parece que no va a decir nada; y de pronto, ¡zas!, en dos minutos ha puesto todo patas abajo".

M.S: "También ayuda haberse convertido en un villano... para su propio partido".

D.L: "Y lo contrario: en el país de la picaresca, a algunos les resulta simpático un personaje como Bárcenas".

He aquí uno de los momentos políticos cumbres del filme: El juez Ruz, atendiendo a la cronología de los papeles del tesorero, pregunta por qué la contabilidad B terminó en marzo de 2009, a lo que Bárcenas responde con un golpe de genio socarrón: “¿Por qué se termina? Es que, discúlpeme, yo no sé si se ha terminado”. En una palabra: ¡glups!

“Que el propio extesorero dejé la cosa ahí colgando, con cierto toque sarcástico, pues hombre, quizá es que la contabilidad B no ha terminado, ¡qué sé yo!”, explica Manolo Solo.

La verdad está en los detalles

Podría parecer un sinsentido que un filme recree literalmente una declaración judicial conocida por todos, pero sí tiene parte de sentido: B permite que el espectador se fije en los detalles de la declaración: del carácter del tesorero a la verdad oculta bajo el manto retórico.

El filme desvela, por ejemplo, la inteligencia (¿emocional?, ¿retórica?), la frialdad y el saber estar de Bárcenas: cualquier otro se hubiera desmoronado a causa de la presión, pero el tesorero implica en conductas irregulares al Presidente del Gobierno con el aplomo del que encarga unas pizzas por teléfono.

El tesorero implica en conductas irregulares al Presidente del Gobierno con el aplomo del que encarga unas pizzas por teléfono

Otro signo de la inteligencia de Bárcenas: tira de la manta sin pillarse los dedos, algo que no es fácil cuando debajo de la manta está tu propia mierda; recuerden: Bárcenas admitió las donaciones empresariales dudosas, pero no que se hicieran a cambio de obra pública (claaaaaaaaaaro).

D.L:"Es muy inteligente, de eso no hay duda. Recuerda de memoria datos de los últimos 18 años, lo tiene clarísimo, salvo pequeñas cosas… de las que curiosamente no se acuerda. No es ningún ingenuo".

La verdad y sus circunstancias

El cartel de B incluye una foto de Bárcenas (Pedro Casblanc) y la siguiente pregunta: "¿La verdad no cambia nada?"

David Lundain explica los antecedentes italianos de la sentencia: “'Verità, non cambia niente'... Lo dijo Silvio Berlusconi, sin interrogantes, a la salida de un juicio en el que fue condenado”.

Dicho lo cual, toca acabar para que puedan ustedes reflexionar sobre si verità non cambia niente o sí cambia algo...

Se dice que la hegemonía política de EEUU estaría coja sin la hegemonía cultural: Cine, libros y universidades; Hollywood y Broadway; escritores, cómicos y cineastas. Esa máquina cultural capaz de convertir cualquier evento o realidad en objeto pop; la insólita habilidad del Tío Sam para transformar la política contemporánea en pop en tiempo (casi) real.

Luis Bárcenas