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¿Bertín y Rajoy? No, fueron Pajares y Suárez los que trajeron la telecracia a España
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Carlos Prieto

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¿Bertín y Rajoy? No, fueron Pajares y Suárez los que trajeron la telecracia a España

¡Escándalo! ¡Escándalo! Los políticos se arrastran por los programas de varietés para pedir el voto. ¿Novedad histórica o suma y sigue? La eterna canción de la banalización política en 'prime time'

Foto: Andrés Pajares y Adolfo Suárez.
Andrés Pajares y Adolfo Suárez.

Bertín Osborne y Mariano Rajoy hablando de hombre a hombre desparramados en un sofá.Pablo Iglesias cantando una balada ante una arrobada María Teresa Campos.Soraya Sáenz de Santamaría convertida en la reina del entretenimientoen 'prime time'… La creciente catodizaciónde la campaña electoral ha generadoal menos dos efectos secundarios: 1) El aumento de las carcajadas en Twitter. 2) El aumento de las personas a lasque todo esto les parece una payasada y una banalización de la política.

Resumiendo: ya no importaríantanto los programas políticos como la vida privada de los candidatos. La política en España se estaríaechando a perder en los platós, denuncian algunos, obviando que no estamos ante un fenómeno tan nuevo como pudiera parecer:no existe tal cosa como un pasado electoral puro y virtuoso ajeno a las exigencias televisivas;los viejos buenos tiempos políticos también tuvieron sus dosis de escenastelevisivasdantescas. Y lo que salía entonces en televisióninfluía bastante más que ahora.

Don Manuel, a lo suyo

Lo de los políticos sometidos a cuestionariosmás o menos campechanos más o menos gamberros viene de lejos.No hay más que revisar el duelo televisivo entre Manuel Fraga yJavier Gurruchaga en 1988.Dentro diálogo de'Viaje con nosotros' (TVE):

-Gurruchaga: ¿Ha recibido alguna carta maravillosa… alguna propuesta inconfesable de alguna mujer últimamente?

-Fraga: Bueno, todas las propuestas que hacen las mujeres son inconfesables, quien tiene la suerte de recibirlas, pero yo me dedico poco a eso.

Lo mejor, no obstante, llegó cuando Gurruchaga lepreguntó a Fraga qué estaba leyendo esos días. “Estoy leyendo a Habermas, que por cierto, es un filósofo marxista”, dijo el líder conservadorcon sonrisa pícara. Y añadió: “¿Sabe usted lo último que ha escrito Habermas hablando de la televisión? Que el principio de la legitimidad está en este momento en la ética de la comunicación”. Y ahí estaba don Manuel, comunicando sin descanso en los programas de varietés.

El pecado original

Al ritmo televisivo que va esta campaña, a nadie le extrañaría demasiado que Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera acabaran haciendo un trenecito en 'El hormiguero' para pedir el voto. No obstante, pase lo que pase los próximos días, es difícilque se superen los niveles de maquiavelismo televisivo y farandulización política que se vieronen la primera campaña electoral de la democracia (junio de 1977). Y no es broma.

A nadie le extrañaría demasiado que Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera acabaran haciendo un trenecito en 'El hormiguero' para pedir el voto

Ojo al dato: En 1977, la misma persona (Rafael Ansón) eradirector del único canal de televisión (RTVE)y 'spin doctor'y principal asesor de comunicacióndel presidente/candidatoAdolfo Suárez. Superen eso, amigos. Es como siTelecinco fuera ahora la televisión única y Paolo Vasile dirigiera a su vez la campaña electoral de Mariano Rajoy. Raro, cuando menos, por no decir otra cosa(¿mucho morro?).

"Para las sensibilidades contemporáneas resulta sorprendente que Rafael Ansón, director general de RTVE, y como tal, empleado de la Administración estatal, figure nominalmente como jefe de campaña para las elecciones de un candidato que es Presidente del Gobierno del Reino de España...Sin comentarios", escribe Manuel Palacio en 'La televisión durante la Transición española' (Cátedra, 2012).

Para las sensibilidades contemporáneas resulta sorprendente que el director de RTVE fuera el jefe de campaña de Suárez

Ansónexplicó con detalle cómo convirtió al futuro líder de UCDen una máquina televisivaen 'El año mágico de Adolfo Suárez' (La Esfera de los Libros, 2014). Incluidas las resistencias originales de Suárez ahacer según qué cosas. De igual modo que los asesores deRajoy dudan si ir o noa 'El hormiguero', al Suárez de 1977 le parecíanexcesivas algunassugerenciasde Ansón, aunque acabaraentrandopor el aro. Atentos a la descripción de la primera aparicióntelevisivade Suárez como presidenteen julio de 1976, 72 horas después de ser elegido a dedo:

"Se grabó en su piso de San Martín de Porres, sentado en un sillón de dos plazas, con una librería a su espalda y una mesa baja de cristal delante. Nada de grabarle detrás del escritorio de su despacho, porque la intención era que desde el primer segundo se notase a simple vista que algo había cambiado. Eso era empeño mío. Aquello estaba muy lejos de las imágenes de AriasNavarrocon el gesto serio, con las banderas y el retrato de Franco presidiendo. Tuve que insistirle un poco pero al final se dejó aconsejar y esa tónica del tira y afloja se convirtió en parte habitual", escribe Ansón.

O la televisión mezclando vida presidencial convida personal (su piso) para hacer que el candidato parecieraun hombre común (¿les suena?). "El conjunto funciona. Suárez se presenta perfectamente adecuado al entorno doméstico en el que aparece y le ven los españoles. Utiliza un tono muy cercano a la audiencia, casi de camaradería generacional", resume Manuel Palacio en su libro.

Otro truco de Ansón para resaltar el carisma de Suárez: filmarle en primer plano. Entre otras cosas porque "se le daban fatal los mítines" y "si en la distancia corta tenía una potencia arrolladora, delante de un auditorio rebosante de gente esa fortaleza en ocasiones se diluía, perdía la frescura del trato directo". ¿Solución? Plano corto en sus apariciones televisivas al estilo... ¡Bergman!:"He de reconocer en este enfoque de cámara la influencia de una película que me gustó mucho: 'El rostro', de Ingmar Bergman, que tenía planos de una fuerza aplastante. El protagonista era un hipnotizador al que interpretaba Max von Sydow, y había minutos del metraje realmente hipnóticos. Adolfo tenía esa misma fuerza en la mirada, ¿cómo no aprovecharla?". Ansón y Suárez, por tanto, pioneros de la hipnotización televisiva del votante.

Pero no se vayan todavía, porque aún hay más. "Sumado a esto, Televisión Española estableció una regla muy básica que por supuesto se sigue aún hoy día, basta con fijarse: si había una noticia buena, aparecíael líder del gobierno, que era Adolfo; si la noticia era mala, no aparecía y el desgaste, en caso de haberlo, lo asumían otros", escribe el antiguo asesor de Suárez.

Si había una noticia buena, aparecía Suárez; si la noticia era mala, no aparecía y el desgaste lo asumían otros

He aquí las consecuencias políticas de todo ello: "Poco a poco losespectadoresfueron asimilando la imagen de Adolfo como la imagen del cambio y obviamente eso tuvo susréditos electoralesen el verano de 1977...Queríamos informar y mostrar el cambio. Queríamos que la televisión fuera televisada y lo logramos: mediáticamente hablando, la Transición se hizo visible desde los estudios de Prado del Rey", concluye Ansón.

Y las cifras parecen darle la razón,tanto las de Suárez en las urnas como las de unas audiencias televisivas tan exageradasque convierten en broma para minoríaselduelo Rajoy/Bertín: "Así como ahora la gente accede a las noticias por medios muy diversos -radio, televisión, prensa, prensa digital, redes sociales y otras tantas plaformas, y muchísimo por el rumor, por el boca a boca, cada vez más-, antes había una supremacíaapabullante de la pequeña pantalla. Si el telediario actual con mayor índice de audiencia tiene algo más de tres millones de espectadores, el de Eduardo Sotillos de entonces tenía más de veinte", recuerda Ansón.

Queríamos que la televisión fuera televisada y lo logramos: mediáticamente hablando, la Transición se hizo visible desde Prado del Rey

Mover el esqueleto

¿Que el programa de varietés más importante en 1977era 'Esta noche... fiesta'?Pues para allámandabaAnsón a losministros; a dejarse ver, y si se terciaba, a mover el esqueleto entre el público que asistía a un programa con formato de actuaciones enclub (Florida Park)."Yo veía quiénes eran las personas del entorno de Adolfo Suárez a las que les gustaba la música, o que eran más extrovertidas e igual cantaban o bailabanbien, y las llevaba para crear una cercanía con el público. A mi ministro, Andrés Reguera [Información y Turismo], le llevé mucho, al que más".

Pero el momento álgido de la catodización dela Transiciónfue la primera noche electoral: el 15-J. Noche resueltapor TVE de un modo que ahora generaría un escándalo épico: en vez de un especial informativo, TVEemitió una edición especial de... 'Esta noche... fiesta', con José María Íñigo de maestro de ceremonias. En efecto,los españoles fueron a votar,y acto seguido, corrierona casa a ver las actuaciones en directo de grandes monstruos de la canción ligera y el humor celtibérico como Julio Iglesias,Rocío Juradoy Bigote Arrocet. De tanto en cuando, Íñigo conectaba conel Palacio de Congresospara ver cómo iba el escrutinio, para retomar rápidamente la balada, el guateque y el astracán.En dos palabras: planazo.

Eso sí: no exentode las críticas de una progresíaque no tragabalas varietés.

"Los programas de entretenimiento tenían, si cabe, especial mala prensa para la opinión pública progresista, tal vez por las dificultades que ésta siempre tiene con la cultura popular; pero más tangiblemente porque consideraban que el franquismo había erosionado toda forma de cultura popular hasta el límite de prohibir lasactuacionesde artistas de izquierdas como Serrat olos exiliados latinoamericanos (para escarnio adicional, eran frecuentes las presencias televisivas del humorista chileno 'Bigote Arrocet', que, se decía, era 'pinochetista confeso')... En suma, si la derecha en el gobiernoconsideró que los espacios de entretenimiento iban a formar parte de su noción del espacio público español, no deja de ser lógica la elección de 'Esta noche... fiesta' para la primera jornada electoral", cuenta Palacio en 'La televisión durante la Transición española'.

Los programas de entretenimiento tenían especial mala prensa para la opinión pública progresista

Lo que no quitaba para que, según Palacio, el programa "incorporara algunas novedades analíticamente atractivas": "'Esta noche... fiesta' se convirtió en el lugar privilegiado para observar cómo era la nueva España reformista. Era el deseo de poner en escenael afortunado aforismo 'suarecista' de 'elevar a la categoría normal lo que a nivel de calle es simplemente normal'... En el programa aparecían como público asistente diversos políticos en ejercicio; algo que, teniendo en cuenta que nunca previamente se había podido observar a ministros en un pretendido ocio, podía leerse como la manera de popularizar la acción política".

Andres Pajarés, por cierto, aprovechóla coyuntura político televisiva para poner patas abajo el Florida Park esos díascon unmonólogo de humor político emitido en 'Esta noche... fiesta':

“Hay que ver con qué cara votan la mayoría de los españoles. Es increíble. Votan pálidos, sobrecogidos, con un temor extraño. Oye, nadie entra diciendo (a voces y meneándose): ‘¿DÓNDE ESTÁ LA URNA, EH, DÓNDE ESTÁ LA URNA? QUE YO VOTO’. Nadie, nadie, nadie, nadie. Todo el mundo entra sobrecogido y diciéndole al de la ventanilla o al de la mesa (susurrando): ‘Por favor, si es tan amable, podía indicarme a ver dónde voto yo… Hay un jaleo con esto de los diputados y el Senado. Es que como hay tanto partido… Está el TOS y el PS y el RTS… un amigo mío se ha hecho un lío y ha votao a la RENFE’”.

Resumiendo: la fiesta de la democracia no. ¡El FIESTÓN!

Bertín Osborne y Mariano Rajoy hablando de hombre a hombre desparramados en un sofá.Pablo Iglesias cantando una balada ante una arrobada María Teresa Campos.Soraya Sáenz de Santamaría convertida en la reina del entretenimientoen 'prime time'… La creciente catodizaciónde la campaña electoral ha generadoal menos dos efectos secundarios: 1) El aumento de las carcajadas en Twitter. 2) El aumento de las personas a lasque todo esto les parece una payasada y una banalización de la política.