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San Isidro rojo en Madrid: así perdió Aguirre su primera guerra cultural contra Carmena
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Carlos Prieto

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San Isidro rojo en Madrid: así perdió Aguirre su primera guerra cultural contra Carmena

El PP fracasa en su intento de torpedear las multitudinarias y exitosas fiestas musicales de San Isidro. Primera victoria política de la concejalía de Cultura de Ahora Madrid

Foto: Esperanza Aguirre y Evaristo Páramos
Esperanza Aguirre y Evaristo Páramos

Ejercer de oposición municipal en Madrid se había convertido el último año en el trabajo político más sencillo del mundo. Bastaba con hacer un calendario de festejos populares y esperar a que la concejalía de Cultura de Ahora Madrid, dirigida por Celia Mayer, cayera en alguna trampa folclórica durante su preparación. Primero vivimos la cuchufleta de las túnicas de la Cabalgata de Reyes; y luego el espectacular psicodrama de los titiriteros en Carnaval. Batallas de una guerra cultural que dejó muy tocado al brazo cultural de la alcaldía de Manuela Carmena.

[Crónica musical de la resurrección de las Fiestas de San Isidro]

Esperanza Aguirre debía estar frotándose las manos, por tanto, con la llegada de la madre de todas las fiestas castizas: San Isidro. Bastaba con montar una rueda de prensa denunciando el presunto sesgo izquierdista de los músicos que iban a tocar y ya estaba el escándalo servido. Pero resulta que ha ocurrido exactamente lo contrario: éxito de las fiestas patronales, tanto a nivel artístico como a nivel popular, y primera batalla política ganada al aguirrismo por una concejalía de Cultura que recupera la autoestima política tras meses recibiendo palos por todos los lados.

Los cerebros grises del PP municipal deben estar aún desconcertados: San Isidro, Carmena, músicos rojos... ¿Qué puede salir bien? Pues todo. Lo que le ha fallado esta vez a la estrategia aguirrista ha sido su profundo desconocimiento de a) el poder simbólico de los conciertos gratuitos de San Isidro, b) su extraordinario tirón popular y c) el errático legado musical del PP durante su cuarto de siglo al frente de la alcaldía madrileña (1991-2015).

Los cerebros grises del PP municipal deben estar aún desconcertados: San Isidro, Carmena, músicos rojos... ¿Qué puede salir bien? Pues todo

Resumiendo: el PP se fue cargando poco a poco unas fiestas populares que eran la envidia del resto del país. Haría falta una enciclopedia para resumir las humillaciones a las que sometió el PP a la música juvenil en favor de los aspectos más costumbristas de las fiestas municipales.

Así que, por un lado, teníamos a Esperanza Aguirre señalando el sectarismo de las Fiestas de San Isidro -con argumentos tan ridículos como criticar la presencia de Santiago Auserón (¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Aguirre denunciando el marxismo de Radio Futura?). Y por otro lado, a miles de jóvenes frotándose los ojos ante la sucesión de conciertos gratuitos (Manu Chao, El Langui, Fangoria, Rachid Taha, Najwajean, Nacho Vegas y un largo etcétera de artistas y estilos, del chotis al techno) que hubo este fin de semana en Madrid. En efecto, ni los más viejos del lugar recuerdan algo así en la capital.

La Polla Records en San Isidro 1986

Si Esperanza Aguirre hace memoria, recordará sin duda de qué estamos hablando: ella estuvo en la oposición municipal durante buena parte de la edad de oro de las fiestas isidriles ochenteras. Si a Espe le parece de un radicalismo aterrador que Nacho Vegas toque gratis en la Plaza Mayor, quizá es que no recuerda el apoteósico concierto de La Polla Records (acompañados de Obús) durante el San Isidro de 1986. Un terremoto antisistema en el que Evaristo Páramos, cantante de la mítica banda del punk radical vasco, cargó contra todos y cada uno de los pilares de la civilización occidental... pagado por el erario público (La Polla Records era entonces uno de los grupos más populares de España y casi todo el mundo tenía una casete suya en casa).

Lo crean o no, el concierto de La Polla Records, jaleados por 60.000 espectadores enloquecidos en el antiguo Rockódromo de la Casa de Campo, no fue organizado ni por la ETA, ni por Batasuna; ni siquiera por Manuela Carmena, sino por esa conocida agrupación política mainstream y respetable llamada Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Piénsen ustedes en ello la próxima vez que el PP y el PSOE la líen por unos títeres punkies y Ahora Madrid y Carmena agachen humillados la cabeza.

Ejercer de oposición municipal en Madrid se había convertido el último año en el trabajo político más sencillo del mundo. Bastaba con hacer un calendario de festejos populares y esperar a que la concejalía de Cultura de Ahora Madrid, dirigida por Celia Mayer, cayera en alguna trampa folclórica durante su preparación. Primero vivimos la cuchufleta de las túnicas de la Cabalgata de Reyes; y luego el espectacular psicodrama de los titiriteros en Carnaval. Batallas de una guerra cultural que dejó muy tocado al brazo cultural de la alcaldía de Manuela Carmena.

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