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Una noche con Bertín y Arévalo que empezó con carmenadas y acabó en vodevil sexual
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Carlos Prieto

Animales de compañía

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Una noche con Bertín y Arévalo que empezó con carmenadas y acabó en vodevil sexual

Tremenda traca final en Madrid del espectáculo del pintoresco dúo. ¿La receta del éxito? Humor procaz de derechas con milagrosos efectos terapeúticos

Foto: Bertín y Arévalo
Bertín y Arévalo

Lugar: Teatro Rialto. Espectáculo: 'Dos mellizos por humor al arte'. Performers: Bertín Osborne y Arévalo. Aforo: Lleno hasta la bandera.

Hola. ¿Qué tal? Son las 20:25 horas del jueves y estoy sentado en un teatro de la Gran Vía esperando a que salgan a escena Arévalo y Bertín Osborne (que se dice pronto). Minutos de meditación y reflexión antes de que empiece la guerra: 1) ¿Ha sido la entrevista televisiva/masaje de Bertín Osborne a Mariano Rajoy el acto político más decisivo del largo ciclo electoral español? Puede ser. Basta con sumar audiencia y efecto mediático para imaginar su gran impacto sobre el votante pepero dudoso. 2) Si las campañas electorales se celebran ahora en los platós de varietés (algo que no es culpa ni de Rajoy ni de Bertín, sino que simplemente sucede) y, por tanto, tendemos a tomarnos la política cada vez más a broma, ¿no sería justo que empezáramos a tomarnos los espectáculos de chufla cada vez más en serio? Adelante pues: vamos a tomarnos en serio a Arévalo y a Bertín; o al menos a intentarlo...

'Dos mellizos por humor al arte' podría llamarse también así: 'Todo lo que Bertín no puede decir en televisión porque se montaría la de dios, pero sí puede decir aquí, que estamos entre amigos, de cachondeo, y no se va a enterar nadie, copón'. Lo que pasa en el Teatro Rialto se queda en el Teatro Rialto. Soy una tumba...

La izquierda da risa

No, no es tanto que Bertín y Arévalo digan grandes barbaridades, como el tono y la actitud: con la chorra fuera toda la obra (metafórica, política y literalmente). El espectáculo, de hecho, arranca en modo rodillo político: "Estamos muy contentos de volver a España tras unos meses actuando en el extranjero: Venezuela, Argentina... Barcelona...". Primera ola de risas histéricas en la sala.

El show funciona a modo de terapia milagrosa para que el españolito conservador medio canalice su ira política a través de la risotada

Momento que Bertín aprovecha para poner una pica en Flandes: "¡ESPAÑA, sí, que parece que da miedo decirlo, coño!", exclamó serio el caricato, dando inicio a un carrusel de chistes, chanzas y zascas sobre los siguientes asuntos: Gibraltar, "los moros", Pablo Iglesias, la inseguridad ciudadana en Caracas, las hijas de Hugo Chávez, Pedro Sánchez, los gays, los separatistas, los de la ceja, Jordi Pujol, los hijos de Jordi Pujol y Manuela Carmena. Es decir, todas y cada una de las paranoias políticas de la derecha española a esta hora de la mañana pasadas por el filtro de los doctores Arévalo y Osborne.

He aquí una de las posibles claves del éxito de un show con más de 1.000 representaciones en toda ESPAÑA: funciona a modo de terapia milagrosa para que el españolito conservador medio canalice su ira política a través de la risotada. Impagable labor social que va más allá de lo ideológico: soltada la descarga política, el espectáculo se centra en lo costumbrista, con no menos guiños hacia su parroquia, que celebra a carcajada limpia los gags de Arévalo sobre la tercera edad y el humor procaz de Bertín.

La cosa acabó en puro y duro sainete sexual, con Bertín disfrazado de mujer y Arévalo tocando una zambomba con gesto masturbatorio compulsivo

Para la posteridad quedará un sketch en el que Arévalo deconstruyó sus problemas para miccionar a su edad, apoyado en todo tipo de movimientos de pilila y gestos descompuestos, y celebrado por el veterano público con risas ahogadas de esas que anticipan un infarto fulminante (sí, yo me reí un poquito también con la arevalada).

Como no podía ser de otra manera, la cosa acabó en sainete sexual puro y duro, con Bertín disfrazado de mujer y Arévalo tocando una zambomba con gesto de, ¡ay!, estar tocándose SU zambomba. Para entonces el personal ya estaba a cuatro patas, bien pataleando de la risa, bien buscando las dentaduras postizas bajo los asientos; rotos en mil pedazos en cualquier caso.

Nota: el público se rió más con el humor sexual que con el político, de lo que se deduce lo siguiente (a lo loco): no habrá terceras elecciones. Hay mimbres para un gran acuerdo de unidad nacional entre socialistas y populares porque nos unen más cosas (liberales) de las que nos separan. El marianismo sexual va a llegar. O algo. Procedo a desplomarme.

Lugar: Teatro Rialto. Espectáculo: 'Dos mellizos por humor al arte'. Performers: Bertín Osborne y Arévalo. Aforo: Lleno hasta la bandera.