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Cómo Ayuso se convirtió en la Madrileña (para pasmo del PSOE y Tangana)
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Carlos Prieto

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Cómo Ayuso se convirtió en la Madrileña (para pasmo del PSOE y Tangana)

La presidenta de la CAM ha pasado de significante vacío a nacionalista castiza. ¿Le valdrá para ganar las elecciones? Historia de una mutación política que enerva a la periferia

Foto: Isabel Díaz Ayuso en San Isidro. (EFE)
Isabel Díaz Ayuso en San Isidro. (EFE)

Si a usted no le dicen nada los nombres "Gabilondo" y "Ayuso" quizá es porque los conozca por sus apodos artísticos: El Catedrático y La Madrileña. Gabilondo siempre ha sido 'El Catedrático', pero Ayuso primero fue IDA (cuando no era nadie), luego presidenta Ayuso y ahora es La Madrileña, evolución que quizá explique su efervescencia actual.

Isabel Díaz Ayuso anunció el jueves nuevas elecciones en la CAM: "En Madrid hoy disfrutamos de una libertad y unos derechos que no se tienen en toda España. Esta forma de vivir a la madrileña es única... Ahora serán los madrileños los que decidan entre el socialismo o la libertad". La Madrileña. Socialismo o caña con tapita.

Es un clásico del pop: artistas reinventándose cada poco con nuevos 'alter egos', como C. Tangana, antiguo héroe del trap underground, que ha saltado al 'mainstream' comiendo un cocido en Lhardy, rodeándose de 'vips' de la música popular española y rebautizándose como El Madrileño. Pues bien: aunque C. Tangana llevaba un año cocinando astutamente su nuevo 'alter ego', Ayuso lo hizo primero...

La profecía de los atascos

Durante la campaña autonómica de 2019, nadie daba un duro por Ayuso; decía cosas extrañas, como que los atascos de madrugada eran "seña de identidad" de los madrileños. Pero lo que entonces parecía un disparate ha cobrado ahora todo su sentido político. Eran los primeros balbuceos de un animal político castizo en formación.

Luego vino su victoria electoral, la llegada de Miguel Ángel Rodríguez (MAR) como fontanero y su conversión en La Madrileña. Lo que empezó como la típica estrategia del PP madrileño (gobernar contra una Moncloa socialista) valió para dar proyección nacional a Ayuso (como antes había hecho MAR con Aznar en Castilla y León) y, sobre todo, para experimentar un nacionalismo madrileño de nuevo cuño.

Foto: Sondeo elaborado por Metroscopia.
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En efecto, las tensiones entre Madrid y la periferia han sido uno de los temas calientes estos meses. Hace unos días, el presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Salvador Navarro, cargó contra La Madrileña por las restricciones del covid. "Madrid rompe cualquier esquema, cualquier propuesta da igual. Ahora Semana Santa". "En Madrid está surgiendo un nacionalismo preocupante, que me preocupa tanto como el independentismo en Cataluña". "En Madrid hasta tienen un sistema métrico distinto; no usan el decimal, desde luego", ironizó Navarro.

De Madrid molesta, por ejemplo, que combine discurso victimista con posición de fuerza como metrópoli alfa, al absorber trabajadores de toda España, pero también empresas y fortunas con una fiscalidad calificada de "desleal".

Foto: Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. (EFE)

Pero tras tragar mucha agua el año pasado (la guerra contra Sánchez por el covid acabó con Madrid recuperando las competencias... para estrellarse contra la segunda ola), el nacionalismo castizo de Ayuso quizá viva ahora su mejor momento. La decisión de tomar medidas menos restrictivas contra la tercera ola del covid fue juzgada de temeridad, pero la curva madrileña se comportó de manera parecida a otras comunidades más prudentes, con Madrid como única autonomía creadora de empleo efectivo en este estado de alarma, con más contagios pero menos muertes, lo que ha permitido a Ayuso dar rienda suelta al nacionalismo chulapo hostelero.

Volvamos a su discurso de convocatoria electoral: "No puedo permitir que Madrid se pare ahora, no puedo consentir que todo lo peleado en estos meses se derrumbe, que se cierre la hostelería, se suban los impuestos y que Madrid pierda su libertad".

Foto: Aspecto de las terrazas en la plaza Mayor de Madrid en febrero. (EFE)

El discurso más importante de la legislatura atravesado por el madrileñismo, tras meses lanzando ocurrencias sobre el "estilo de vida" castizo, de un modo tan caótico como llamativo. El Gobierno tiene a Madrid "en el punto de mira" por "el estilo de vida diferente" de los madrileños. Sánchez "me está haciendo oposición a mí" porque los madrileños "nos hemos dado un modo de vida donde nadie nos regala nada, se trabaja y se sufre mucho, la vida es carísima pero nos hemos dado un modo de vida diferente y divertido en el que no estamos de acuerdo con el impuesto de sucesiones y donaciones", dijo Ayuso a Ana Rosa Quintana en el posconfinamiento.

Porque si la construcción de un 'alter ego' pop tiene artificios, la de un 'alter ego' político también. "Ayuso es solo los tics de Aguirre. A Esperanza Aguirre le salía un casticismo natural, el populacherismo de la derecha española de toda la vida, que a la gente le gusta mucho. Espe bailaba dos chotis, soltaba dos chascarrillos y le sacaban a hombros. Pero Ayuso no es eso, Ayuso está montando un procés de chichinabo. Espe no tenía un discurso demasiado madrileñista, solo lo sacaba cuando le hacía falta, porque con ella se daba por sentado, parecía siempre recién salida de la verbena de la Paloma. Lo de Ayuso es mucho más forzado. La CAM está endeudada hasta las cejas, todo esto del madrileñismo es un arabesco espectacular para no gastar un duro más", cuenta un exparlamentario madrileño opositor.

Todos canallitas

No es casualidad que el discurso más conocido de Enrique Tierno Galván, alcalde castizo por excelencia, fuera una oda a la pachanga lúdica: "El que no esté colocado, que se coloque... y al loro!". No importa que el gobernante de Madrid se dirija a macarras, gafapastas o pijos: el discurso madrileño canallita siempre tiene su público. No hay pandemia que pueda con el Madrid del "jefe, no se queje y sirva una copita más". Ayuso está a la vanguardia política de la hostelería anticovid (en realidad, los bares madrileños solo han abierto un poco más que los demás y el toque de queda nocturno lleva meses vigente, pero Ayuso ha hecho bandera de ello).

Así que, por un lado, media España está harta de Madrid y por el otro, "lo madrileño" es la nueva moda pop. Isabel 'La Madrileña' Ayuso, por tanto, está en medio del lago.

Ayuso no era nada cuando Casado la eligió como candidata electoral; era un significante vacío que se ha llenado de nacionalismo madrileño. En mayo veremos si le vale con esto para ganar las elecciones.

Si a usted no le dicen nada los nombres "Gabilondo" y "Ayuso" quizá es porque los conozca por sus apodos artísticos: El Catedrático y La Madrileña. Gabilondo siempre ha sido 'El Catedrático', pero Ayuso primero fue IDA (cuando no era nadie), luego presidenta Ayuso y ahora es La Madrileña, evolución que quizá explique su efervescencia actual.

Isabel Díaz Ayuso