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Màxim Huerta y los basureros que hurgan en sus tuits. ¿Tú piensas como hace ocho años?
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Paula Cantó

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Paula Cantó

Màxim Huerta y los basureros que hurgan en sus tuits. ¿Tú piensas como hace ocho años?

Me uno la primera a la curiosidad, a la crítica justificada y al juego que da imaginarse al ministro de Deporte subir resoplando las escaleras del Congreso; lo incoherente es tomárselo en serio

Foto: JxCat ha pedido a Pedro Sánchez que no haga ministro a Huerta por sus tuits.
JxCat ha pedido a Pedro Sánchez que no haga ministro a Huerta por sus tuits.

“Menos deporte creo que hago de todo”. “Las tetas de Ana Rosa son de premio español”. “Rajoy dice que prohibido prohibir. Pues adelante con los porros”. Tras el goteo de ministros de Sánchez, comenzó el goteo de tuits antiguos -de esa época de Twitter oscura y recóndita- de los recién elegidos para el nuevo Gobierno. De periodistas a amantes del humor, pasando por el incansable Gabriel Rufián, todos estaban listos en sus marcas esperando con sed de sangre el pistoletazo de salida. Algunos de los nuevos ministros no fueron tan fructíferos, pero mientras Màxim Huerta era altamente aclamado por varios sectores, otros no dudaban en coronarle como el nuevo Pedro Sánchez en lo que a calidad de tuitero se refiere. Encabezan este artículo algunos de sus 'greatest hits'.

El nuevo ministro de Cultura y Deporte lleva en Twitter desde 2009 y sus antiguas publicaciones no han parado de brotar en el registro e inspección llevado a cabo desde el primer minuto de su nombramiento. Me uno la primera a la curiosidad, a la crítica justificada y al juego que da al humor imaginarse al ministro de Deporte subir resoplando las escaleras del Congreso. Lo que me parece absurdo es tomárselo en serio. Junts per Catalunya, junto a Puigdemont, ya ha comenzado su cruzada particular y ha pedido que Màxim Huerta no sea ministro por sus tuits. “Y de pronto eres ministro y haces lo que te da la gana. Ea” o “A mí todo esto del estatut me parece tan provinciano”, son algunos de los tuits que censuran, publicados respectivamente hace cinco y ocho años.

¿Pondrías la mano en el fuego por cualquier cosa -al azar- que dijeras hace ocho años? ¿También por lo que publicaste en Twitter en un momento de frenesí puntual? Yo no. “¡El nuevo ministro de Deporte dijo en 2010 que no practicaba deporte!” Bueno, tú tampoco sabías lo que era el ‘crossfit’ hasta que llegó tu colega a ponerte al día con músculos más grandes y venas nuevas. Muchas mujeres y hombres tampoco tomamos conciencia del feminismo hasta hace unos pocos años. Muchos hemos hablado mal a alguien para arrepentirnos, cabizbajos, después. Estoy segura de que una mayoría aplastante se avergonzaría, o al menos se sonrojaría, con lo que llegó a pensar hace tiempo. “Odio el deporte. ¡Qué manera de sobrevalorar lo físico!”, escribía Huerta en 2010 -el año favorito para rascar tuits-. Si alguien entra en esa publicación, que ya se ha compartido más de mil veces, podrá ver que todas las respuestas que le echan en cara sus palabras son de hace un día. “Sabéis que no lo practico y no solía seguirlo, pero pienso mimarlo y amarlo”, se excusaba él poco después de su nombramiento.

Mi intención no es defender a Huerta. De hecho, algunos de sus antiguos tuits me provocan un poco de vergüenza ajena. Pero creo que si es apto o no para ser nombrado ministro se demostrará con sus acciones y no con unas frases de 140 caracteres -al menos, hasta que alguien rescate otra más, no ha amenazado con matar a nadie o confesado un crimen-. Reducir la personalidad de alguien a tuits descontextualizados es, cuanto menos, superficial. Por eso tampoco creo que deba borrarlos. No solo por la obviedad de que ya los ha visto todo el mundo y él quedaría peor, sino porque dejándolos deja también una realidad sobre la mesa: lo absurdo que es buscarlos y marcarlos con subrayador.

placeholder El ministro de Cultura y Deporte, Màxim Huertas, a su llegada al Palacio de la Moncloa para asistir al primer Consejo de Ministros (EFE)
El ministro de Cultura y Deporte, Màxim Huertas, a su llegada al Palacio de la Moncloa para asistir al primer Consejo de Ministros (EFE)

Eso sí, si rebuscar entre la ropa sucia ajena para encontrar muestras de incompetencia es un argumento vacío y casposo, como fuente de autorreflexión es algo maravilloso. “Soy todo lo que he vivido”, ha dicho respecto a esto el ya ministro de Cultura. Si hay algo a lo que ayudan los comentarios que dejamos plasmados en internet tiempo atrás es a esa mirada con perspectiva, al mundo en general y a nosotros en particular. Y sobre todo, como fuente de humor es irremplazable. Yo, por lo menos, ya echaba en falta un relevo a la mítica pizza cojonuda del nuevo Presidente.

"Ser malos".

“Menos deporte creo que hago de todo”. “Las tetas de Ana Rosa son de premio español”. “Rajoy dice que prohibido prohibir. Pues adelante con los porros”. Tras el goteo de ministros de Sánchez, comenzó el goteo de tuits antiguos -de esa época de Twitter oscura y recóndita- de los recién elegidos para el nuevo Gobierno. De periodistas a amantes del humor, pasando por el incansable Gabriel Rufián, todos estaban listos en sus marcas esperando con sed de sangre el pistoletazo de salida. Algunos de los nuevos ministros no fueron tan fructíferos, pero mientras Màxim Huerta era altamente aclamado por varios sectores, otros no dudaban en coronarle como el nuevo Pedro Sánchez en lo que a calidad de tuitero se refiere. Encabezan este artículo algunos de sus 'greatest hits'.

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