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'El Ministerio del Tiempo' y otras formas de serializar la Historia
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi

'El Ministerio del Tiempo' y otras formas de serializar la Historia

Jugar con hechos históricos siempre ha sido un plato muy apetecible para todo tipo de creadores, y en las series de televisión también podemos encontrar ejemplos de ello

Foto: 'El Ministerio del Tiempo' (RTVE)
'El Ministerio del Tiempo' (RTVE)

Van un caballero del siglo XVI, una mujer progresista nacida trescientos años después y un joven de nuestra época y un buen día reciben la llamada del Ministerio del Tiempo. Su misión: acabar con aquellos que quieren reescribir la Historia aprovechándose de puertas que permiten viajar en el tiempo. Podría ser el comienzo de un chiste, pero es el punto de partida del último fenómeno televisivo español, El Ministerio del Tiempo, que cada lunes emite Televisión Española en horario de prime time. Con su apuesta por este tipo de ciencia-ficción, a medio camino entre el entretenimiento y la divulgación histórica, el canal público se atreve con un género complicado y habitualmente caro. Pero cuando se hace bien, este tipo de ciencia-ficción alcanza el reconocimiento de la industria y el público, algo que la producción ya ha experimentado con tan sólo tres capítulos emitidos.

Más allá de la broma inicial, la serie creada por Javier y Pablo Olivares plantea al espectador la existencia en de una institución gubernamental que trabaja para detectar e impedir que cualquier intruso de otra Época llegue al presente para utilizar la Historia en su beneficio. Para ello el Ministerio cuenta con Patrullas que se desplazan en el tiempo persiguiendo a los más peligrosos enemigos. La última Patrulla en incorporarse al Ministerio está formada por Alonso Entrerríos, fichado tras luchar en Flandes, Amelia Folch, que en la Barcelona del finales del siglo XIX ostenta el honor de ser la primera mujer universitaria del país, y Julián Martínez, un enfermero del SAMUR que enviudó hace un par de años y aún no ha conseguido sobreponerse. A pesar de que no tienen nada en común, la entrega del caballero, la inteligencia de la mujer universitaria y los recursos del joven de hoy en día los convierten en un buen equipo, capaz de afrontar los momentos más importantes de la Historia.

Viajes en el tiempo “muy nuestros”

A primera vista, y puesto que en España la ficción parece más preocupada por llegar a la señora de Cuenca que por sorprender e innovar, tal y como el propio Javier Olivares explicaba en 2013, es de agradecer que la premisa de la producción sea tan marciana y genial. Pero cuando te pegas a la pantalla y te interesas por lo que pasa en el Ministerio, te encuentras con personajes interesantes que no buscan el chiste fácil, están bien interpretados y no desayunan juntos en una mesa repleta de publicidad encubierta. E historias bien contadas, bien filmadas, que no se ríen del espectador, sino con él, a través de guiños y comentarios que enriquecen lo que nos cuenta, porque forman parte de nuestra cultura y nuestra historia. Nazis escuchando hablar de Luis Aragonés como el mayor enemigo de la patria, Rodolfo Sancho presentándose como Curro Jiménez, o Atapuerca como el destino menos apetecible del Ministerio, son algunas de las referencias que encontramos en la serie y que, sin duda, han despertado el interés del público, siempre deseoso de que le sorprendan.

Video embebido

 

Capítulo tras capítulo, El Ministerio del Tiempo realiza un interesante y curioso recorrido por la Historia de España, en el que los protagonistas de la serie se encuentran en sus importantes misiones con figuras de renombre como Velázquez, Lope de Vega o el Empecinado. Pero la producción no propone escenarios ucrónicos, en los que la Historia se reescribe a partir de la realidad conocida, sino que Julián, Amelia y Alonso deberán luchar contra aquellos que quieren aprovecharse de los viajes en el tiempo para componer una realidad que les sea favorable, a través de los Ministerios del Tiempo de otros países. Lo que pocos podían imaginar es que, en pleno 2015, un producto de entretenimiento que no logra toda la audiencia que merece, 2,6 millones de espectadores, convertiría en tema del momento en Twitter al general Ambrosio Spínola, o provocaría que unos cuantos se interesasen por la biografía de un escritor del Siglo de Oro.

Ficciones que cambian la Historia

Jugar con hechos históricos siempre ha sido un plato muy apetecible para todo tipo de creadores, y en las series de televisión también podemos encontrar ejemplos de ello. Si en España nuestro primer contacto con los viajes en el tiempo nos sumerge en nuestra historia, junto a aquellos que luchan por preservarla, otros se han atrevido con producciones que plantean escenarios novedosos a partir de hechos ya conocidos. Uno de los últimos en sumarse a esta moda es Amazon, cuya próxima gran apuesta de ficción adaptará la ucronía que en 1962 escribió Philip K. Dick, El hombre en el castillo. La primera obra de referencia del autor estadounidense propone al lector un nuevo final para la Segunda Guerra Mundial: la victoria de las fuerzas del Eje sobre los aliados, con Japón y Alemania apropiándose de buena parte de los Estados Unidos.

Las ucronías y reinterpretaciones de la Historia no son algo exclusivo del siglo XXI y si nos remontamos un poco más en el tiempo, nos encontramos con Sliders

No hay más que ver los créditos iniciales de El hombre en el castillo para darse cuenta de las dimensiones y el alcance de la apuesta de Amazon, que se atreve a adaptar la referencia ineludible en el género de las historias ucrónicas, antes que cualquier productora o cadena de televisión. Pero este ambicioso reto, con el que la división audiovisual del gigante electrónico espera afianzar su lugar en el espectro de la ficción serializada, ya ha logrado hacer historia al convertirse en el piloto más visto de la historia la empresa. A pesar de que la factura final tiene mejoras pendientes, especialmente en lo que se refiere a los efectos especiales, lo que sí parece seguro es que la adaptación serializada de El hombre en el castillo planteará al espectador un mundo reimaginado en el que los alemanes se alzan con la victoria en la contienda más cruenta de la Historia, una propuesta tan perturbadora e incómoda como interesante.

 

Algo similar a lo que sucedió a mediados de 2009, cuando los creadores de Fringe cerraron la primera temporada de la serie protagonizada por Anna Torv y John Noble con la imagen de las Torres Gemelas de nuevo en pie sobre la isla de Manhattan. Esta impactante visión venía dada por la aparición de un universo paralelo en el que el universo principal encuentra su reflejo, pero varios acontecimientos han tenido un desenlace diferente. Así por ejemplo, en los capítulos posteriores, vemos cómo John Fitzgerald Kennedy aún está vivo, Elvis Presley se ha retirado del mundo de la música y Los Beatles siguen llenando estadios. Además, la obra más popular de Broadway es la versión musical de Terminator, protagonizada por “la Roca” y Schwarzenegger pelea por alcanzar… la Presidencia de los Estados Unidos. Como es evidente, a Abrams, Kurtzman y Orci, los creadores de la ficción, no les faltaba humor y ganas de brindar guiños simpáticos a la audiencia, pero también se preocuparon por plantear si no una historia ucrónica, un universo desde el que criticar y poner en evidencia las decisiones y los principios sobre los que, en muchos aspectos, Estados Unidos ha construido su realidad y ha escrito su historia.

 

Pero las ucronías y reinterpretaciones de la Historia no son algo exclusivo del siglo XXI y, si nos remontamos un poco más en el tiempo, nos encontramos con Sliders, la serie de FOX que en España se emitió bajo el título de Salto en el tiempo. Estrenada a mediados de los años noventa, en sus dos primeras temporadas la serie se centraba en un grupo de involuntarios aventureros que, a través de agujeros de gusano, se “deslizaban” por mundos paralelos. En estas realidades los hechos históricos tenían desarrollos y desenlaces diferentes a los conocidos por todos, y por ejemplo, la Guerra Fría la ganaron los rusos, la penicilina nunca fue inventada y los Estados Unidos de América son, en esas realidades que cambian en cada capítulo, los Estados Británicos de América. Para otro día queda aclarar cuánto de variación histórica y cuanto de ínfulas divinas hay en los mundos paralelos que, a partir de la Historia, han desarrollado creadores expertos en ficción. 

Van un caballero del siglo XVI, una mujer progresista nacida trescientos años después y un joven de nuestra época y un buen día reciben la llamada del Ministerio del Tiempo. Su misión: acabar con aquellos que quieren reescribir la Historia aprovechándose de puertas que permiten viajar en el tiempo. Podría ser el comienzo de un chiste, pero es el punto de partida del último fenómeno televisivo español, El Ministerio del Tiempo, que cada lunes emite Televisión Española en horario de prime time. Con su apuesta por este tipo de ciencia-ficción, a medio camino entre el entretenimiento y la divulgación histórica, el canal público se atreve con un género complicado y habitualmente caro. Pero cuando se hace bien, este tipo de ciencia-ficción alcanza el reconocimiento de la industria y el público, algo que la producción ya ha experimentado con tan sólo tres capítulos emitidos.