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El erizo y el zorro
Por
Si eres un político de izquierdas, ¿te conviene el apoyo de las 'celebrities'?
Aventuro una teoría: cuando actores o músicos piden el apoyo de los votantes de izquierdas, solo consiguen irritar y movilizar a la gente de derechas
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Beyoncé, Taylor Swift, Jennifer Aniston, George Clooney, Jennifer Lopez, Madonna, Scarlett Johansson, Bruce Springsteen y Rihanna. Estos fueron algunos de los artistas famosos que apoyaron a Kamala Harris en las elecciones estadounidenses de hace una semana. Tienen una cantidad enorme de fans. Seguramente, todos son de su misma ideología, y por lo tanto su llamada a votar por la candidata demócrata no sirvió de nada. Pero no en todos los casos. La audiencia de Swift es transversal, y quizá algún swiftie de centro decidió votar a la izquierda porque así lo recomendó su ídolo. A lo mejor el peinado de Aniston en Friends aún tiene efecto entre los votantes de mediana edad conservadores.
Es difícil saberlo. En Estados Unidos y en Europa se hacen innumerables estudios sobre el comportamiento electoral. Pero he sido incapaz de encontrar uno convincente sobre el impacto de las peticiones de voto de los famosos en los resultados. Nadie sabe cuál es.
A pesar de ello, los políticos progresistas los cortejan hasta el infinito. Algunas de las razones no las confesarán jamás: a los políticos, en general, les encanta rodearse de gente con glamour; muchos de ellos, estoy seguro, se hicieron políticos porque querían ser famosos pero no tenían talento para otras clases de espectáculo. Muchas veces, los medios progresistas atribuyen a las celebrities con inclinaciones políticas todas las virtudes morales, como si fueran santos cuyas vidas ejemplares —éxito, belleza, sensibilidad artística, filantropía— no debiéramos envidiar, sino imitar.
Seguro que la derrota de Harris no es culpa de todo ello, pero déjenme aventurar una teoría: el apoyo de las estrellas de cine y del pop no da votos a la izquierda, sino que genera un efecto rechazo que beneficia a la derecha.
Un efecto confuso
La relación entre los famosos y la política es una de las más incómodas de la democracia. Por supuesto, las estrellas del cine y la música, y los ricos en general, tienen el mismo derecho que usted y que yo a opinar sobre los asuntos públicos. En ocasiones, piensan que se trata de una responsabilidad. Como dijo Juan Diego Botto en una reciente entrevista en El País: “Tengo el derecho y el deber de decir lo que pienso, igual que un fontanero. Pero a mí se me escucha más”.
El apoyo de las estrellas de cine y del pop no da votos a la izquierda, sino que genera un efecto rechazo que beneficia a la derecha
Si quieren mostrar sus opiniones, o transmitir su compromiso, o afirmar que son gente solidaria, adelante. Pero si lo que quieren es que los candidatos que apoyan ganen, quizá deberían pensárselo dos veces. No es muy aventurado creer que cada vez que los Javis, el Gran Wyoming o el propio Botto piden el voto para la izquierda les hacen caso solamente los ciudadanos que ya son votantes de la izquierda, no movilizan ni un solo votante de centro indeciso y, sin embargo, irritan y motivan a los votantes de la derecha.
El mes pasado, Javier Bardem concedió una entrevista a la revista ¡Hola! para promocionar su nueva película, Monstruos. En ella parecía un famoso convencional: “Bardem se sincera como nunca antes lo había hecho [en su] entrevista más reveladora, en la que desvela detalles hasta ahora desconocidos de su vida privada, mientras posa para el objetivo de su esposa, Penélope Cruz”, decía la revista con su inconfundible prosa. Promocionar películas es parte del trabajo de los actores exitosos, por lo que sería absurdo meterse con el reportaje. Pero me pregunto si esta retórica y esta estética de celebrities suscita más adhesión entre las posiciones de izquierdas o irritación entre quienes son de derechas. ¿Harías caso a Beyoncé cuando esta habla de política si te gusta su música pero no puedes permitirte los 375 dólares que cuesta la entrada más barata a sus conciertos en algunas ciudades (las caras llegan a 3.000)?
No solo la izquierda
A Donald Trump le apoyaban famosos como la estrella de la lucha libre Hulk Hogan, los músicos Kid Rock y Kanye West o los actores Mel Gibson y Kelsey Grammer (el psicólogo Frasier en la ficción). Algunos de ellos le acompañaron en la campaña y, sin duda, le dieron un cierto color: ver a Hogan arrancándose la camiseta en un mitin conservador hace que uno se haga muchas preguntas sobre adónde va la democracia. Pero estoy seguro de que su impacto electoral fue minúsculo: si acaso, reforzó la movilización de los votantes de izquierdas: “¿Acaso queremos un presidente que se rodea de luchadores de lucha libre?”, se debió preguntar más de uno antes de encaminarse al colegio electoral.
La política es ya un fenómeno esencialmente mediático en el que el valor electoral de una persona se mide únicamente por su fama
La política es ya un fenómeno esencialmente mediático en el que el valor electoral de una persona se mide únicamente por su fama. Y, por supuesto, ser famoso no te debería impedir hablar de política: de hecho, aunque muchas veces reciban acusaciones de lo contrario, estoy convencido de que los artistas que piden el voto por un candidato progresista lo hacen más porque creen genuinamente que es lo correcto que porque piensen que eso beneficiará a su carrera. Pero me temo que muchos votantes de la derecha no lo ven así y les imaginan en un universo paralelo regido por el narcisismo, el dinero y la hipocresía. De modo que los famosos no tienen una elección fácil: ¿qué pasa si diciendo que apoyo a un político lo que consigo es que sus rivales reciban más votos? Seguro que ninguno pierde el sueño por ello. Pero quizá deberían.
Beyoncé, Taylor Swift, Jennifer Aniston, George Clooney, Jennifer Lopez, Madonna, Scarlett Johansson, Bruce Springsteen y Rihanna. Estos fueron algunos de los artistas famosos que apoyaron a Kamala Harris en las elecciones estadounidenses de hace una semana. Tienen una cantidad enorme de fans. Seguramente, todos son de su misma ideología, y por lo tanto su llamada a votar por la candidata demócrata no sirvió de nada. Pero no en todos los casos. La audiencia de Swift es transversal, y quizá algún swiftie de centro decidió votar a la izquierda porque así lo recomendó su ídolo. A lo mejor el peinado de Aniston en Friends aún tiene efecto entre los votantes de mediana edad conservadores.