Es noticia
Rey y conquistador: como 'Succession', pero en la Edad Media
  1. Cultura
  2. El erizo y el zorro
Ramón González Férriz

El erizo y el zorro

Por

Rey y conquistador: como 'Succession', pero en la Edad Media

‘Rey y conquistador’ aborda un acontecimiento crucial de la historia medieval inglesa. Su tratamiento de la lucha por el poder recuerda a ‘Succession’, solo que con decapitaciones y armaduras

Foto:  Nikolaj Coster-Waldau, en un fotograma de 'Rey y conquistador'.
Nikolaj Coster-Waldau, en un fotograma de 'Rey y conquistador'.
EC EXCLUSIVO

Los hiperconectados ciudadanos del siglo XXI nos hemos vuelto adictos a las fantasías medievales. La adaptación cinematográfica de El señor de los anillos duraba casi diez horas; la de El Hobbit, ocho. Pero eso no fue suficiente y luego siguieron la serie Los anillos del poder y la película La guerra de los Rohirrim. La serie de novelas Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, ha vendido noventa millones de ejemplares y sus versiones audiovisuales —Juego de tronos, La casa del dragón y la próxima El caballero de los Siete Reinos— se han convertido en un culebrón inabarcable. La serie Vikingos duró casi una década y tuvo una secuela. Cómo entrenar a tu dragón es la sexta película más taquillera de todo el mundo este año.

A esa pasión por lo más o menos medieval se ha sumado ahora Rey y conquistador, una serie de la BBC (en España puede verse en HBO Max) que aborda una de las obsesiones históricas de Reino Unido: la batalla de Hastings, que cambió para siempre el destino de Inglaterra. La serie no es particularmente fiel a los hechos históricos, lo que ha generado bastante indignación entre los críticos y académicos británicos. Pero es que los hechos históricos son confusos; tanto que, como ha dicho el creador de la serie, ni siquiera Shakespeare, que abordó muchos de los grandes conflictos históricos de su país, se atrevió a convertirlos en una de sus obras de teatro.

La historia y la serie

En enero de 1066, tras un reinado de veinte años que en la serie aparece reducido a unos pocos meses, murió Eduardo el Confesor. Este era un rey obsesivamente pío que, según la serie, estaba completamente dominado por su madre, a la que acabó matando (no sucedió en la realidad). Al no dejar un heredero claro, se inició un conflicto entre Haroldo de Wessex, que le sucedió fraudulentamente, y Guillermo de Normandía, que reivindicó su derecho a la corona.

En la serie estos están interpretados por James Norton y Nicolaj Coster-Waldau. Como en la mayoría de las fantasías medievales recientes, ambos protagonistas son asombrosamente guapos y atléticos, y hablan como si fueran dos políticos actuales en campaña electoral. De hecho, la serie es una especie de Succession, pero con decapitaciones y armaduras.

Como en la mayoría de las fantasías medievales recientes, ambos protagonistas son asombrosamente guapos y atléticos

Pero si en otras series y películas medievalizantes destaca el contraste entre el lujo de los poderosos y la pobreza de los demás, aquí todo el mundo parece miserable. Los nobles acuden a las coronaciones y las bodas, como quien dice, con la misma ropa con que matan a sus enemigos, y viven rodeados de paja y barro. Incluso sus castillos parecen poca cosa. Además, la serie no dispone de la ventaja narrativa que da la intriga: todos los británicos saben perfectamente que, tras la coronación de Haroldo, Guillermo el normando invadió las islas, los ejércitos de ambos se enfrentaron en Hastings y, según el fascinante y verdadero Tapiz de Bayeux, un lienzo bordado que es la única narración más o menos contemporánea de la batalla, Guillermo mató a Haroldo clavándole una flecha en el ojo. Guillermo se convirtió en el nuevo rey de Inglaterra y esta dejó de ser una nación anglosajona para volverse normanda, se acabó la influencia de los vikingos y el francés se convirtió en una lengua habitual de las islas.

¿Es buena la serie? No mucho. Pero es muy entretenida porque, más allá de la confusión sobre quién es primo de quién, o a qué ducado representa cada uno, maneja con profesionalidad los tópicos de la nueva fantasía medieval: aunque aquí no hay dragones ni hechicería, podría ser un spin off de Juego de Tronos (Coster-Waldau era uno de sus protagonistas) por su violencia explícita y, como decía, por la mezcla de belleza exagerada y suciedad, y los diálogos anacrónicos.

La obsesión medieval

Mientras veía la serie, me pregunté a qué se debe la obsesión del mundo actual por este medievo de fantasía. Hay una respuesta fácil: no hay ninguna obsesión. Solo sucede que, debido a la proliferación de canales de streaming, se producen tantas series que, ni que sea por una cuestión estadística, muchas van sobre la Edad Media. La historia del cine, desde El Cid con Charlton Heston hasta el Ricardo III de Laurence Olivier, la ha abordado muchas veces. Quizá no haya que darle más vueltas.

Debido a la proliferación de canales de streaming, se producen tantas series que muchas van sobre la Edad Media

O quizá sí. Hoy, libros de historiadores serios como el reciente Diez ideas falsas sobre la Edad Media, de Martín Aurell (Taurus), explican que esta no fue una particularmente bárbara ni inculta, y que nuestra visión de ella ha sido manipulada por autores posteriores. Pero el hecho es que, en nuestra imaginación, la Edad Media sigue siendo el momento en el que resultaba permisible la violencia desmesurada, la religiosidad como coartada política, la comprensión del poder como un asunto meramente familiar y el sacrificio de incontables vidas humanas por la ambición del líder visionario. ¿Cómo no íbamos a ser adictos a esa versión un poco más cruda de nuestro mundo actual?

Los hiperconectados ciudadanos del siglo XXI nos hemos vuelto adictos a las fantasías medievales. La adaptación cinematográfica de El señor de los anillos duraba casi diez horas; la de El Hobbit, ocho. Pero eso no fue suficiente y luego siguieron la serie Los anillos del poder y la película La guerra de los Rohirrim. La serie de novelas Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, ha vendido noventa millones de ejemplares y sus versiones audiovisuales —Juego de tronos, La casa del dragón y la próxima El caballero de los Siete Reinos— se han convertido en un culebrón inabarcable. La serie Vikingos duró casi una década y tuvo una secuela. Cómo entrenar a tu dragón es la sexta película más taquillera de todo el mundo este año.

Reino Unido Literatura Historia
El redactor recomienda