Mariano Rajoy prefiere a Cebrián

No les vamos a engañar. Un libro de 1210 páginas que se titula La desventura de la libertad. José María Calatrava y la caída del régimen constitucional español en 1823, no promete mucha diversión a simple vista. A no ser que su autor se llame Pedro J. Ramírez, claro, en cuyo caso está garantizado que el volumen contenga dosis suficientesde morbo, fontanería política y puñalada por la espalda.. aunque sea de la de 1823.

Que Pedro J. Ramírez insista en asegurar (por tierra, mar y aire) que ha hecho una aportación crucial a la historiografía cañí del siglo XIX, puede ser cierto o no, pero igual es lo de menos. También es indiferente que el libro se escribieraantes de que al ex director de El Mundo le cortaran la cabeza, en una conspiración en la que, según quién la relate, habrían participado los dueños italianos de su empresa, los gerifaltes del IBEX 35 y el presidente del Gobierno, al que Pedro J. señala como el instigador de la operación dederribo.

Así que, a falta de que el periodista escriba una autobiografía política titulada El superhombre que aporreaba a Mariano Rajoy, nos tendremos que conformar con leer entre líneas La desventura de la libertad, paraver si encontramos algún mensaje parabólico sobre las maldades del marianismo.

No nos equivoquemos: No es que el liberalismo español del siglo XIX no sea algo apasionante, ¡quéva!, es que el verdadero dramaentre liberales es el que enfrentaahora alpresidente del Gobierno con el reportero más dicharachero de celtiberia.

Veredicto: puede queMariano Rajoy no leanuncaLa desventura de la libertad, perosuperará la carencia por dos vías. 1) Mientras Mariano tenga a mano un ejemplar del Marca, la penaserá menos intensa. 2) El presidente siempre podrá recurrir al verbo florido de la némesis de Pedro J.,Juan Luis Cebrián, cuyo periódico publicatantas editorialesde amor a su política económicaquetiene a Marianoenamorado. Un clavo saca otro clavo.