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Alfredo Pérez Rubalcaba, gracias por todo
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Peio H. Riaño

El libro que nunca leerá...

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Peio H. Riaño

Alfredo Pérez Rubalcaba, gracias por todo

Alfredo y José Luis, José Luis y Alfredo. Alfredo, José Luis y Mariano. Sólo puede quedar uno y después de los resultados del domingo, el inmortal será Mariano

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Alfredo y José Luis, José Luis y Alfredo. Alfredo, José Luis y Mariano. Sólo puede quedar uno y después de los resultados del pasado domingo, el inmortal será Mariano. No sabemos si Alfredo ha aprendido la lección, porque tampoco sabemos si la traía aprendida. Pero la cosa es que ha dicho que se va, porque no le quieren en su partido. Vamos, que del rechazo de las urnas a su oposición y a la gestión como mano derecha de José Luis no hay más que relevo de nombres, puro canibalismo. Nada más. No hay preguntas, en el aparato nadie parece cuestionarse cómo hemos parado aquí, en Puerto Miseria. ¿Quién paga tanta fiesta? ¿Quién saca rentabilidad a la austeridad? ¿Qué pensarán de nosotros?

La lectura es pregunta. La lectura es un ejercicio despiadado, que devuelve un reflejo poco complaciente de uno mismo. Por eso Alfredo nunca leerá El saqueo neoliberal (Akal), porque ha formado parte de él y quizá le haga entrar en contradicción con el carné. Porque cuando uno defiende tantos intereses (desde el partido a la banca, pasando por la cúpula de la CEOE), termina reduciendo su dignidad al tamaño del bolsillo.

Qué bien encaja el carné ahí para maniobrar a favor de unos pocos cuando apartas las sicav del control de Hacienda o cuando alteras la Constitución para darle preferencia absoluta a la deuda por encima de la sanidad o la educación (uy qué populista) o cuando haces que la deuda privada (de los bancos y las inmobiliarias) pase a deuda pública. ¿Y cuándo otros con ese mismo carné te preguntan qué has hecho con sus pensiones? Levantas las manos y gritas: “Yo no he sido”.

Eso de que la muerte cambia a las personas es falso, una leyenda urbana. Alfredo se marcha, pero cerrando la puerta por dentro. Heredero o heredera será señalado en un congreso, no elegido por los que comparten carné. No leerá este libro Alfredo porque en él se explica que nunca –en estas tres décadas de democracia- ha habido distinción entre los del color de un carné y el otro, que se ha jugado con el tinte más o menos social, pero que en las decisiones de Estado todos han estado siempre de acuerdo, y en contra del interés común.

El interés común es el Estado de Bienestar y entre los documentos que ha manejado Ana Tudela, la autora de El saqueo neoliberal aparece el “Informe Abril”, ya saben, Fernando Abril Martorell, que en 1991 entregó en el Congreso de los Diputados -con el señor González al frente- este estudio en el que se concluía que existía “un cierto agotamiento del sistema sanitario”. La periodista detalla cómo este plan se ha seguido al detalle hasta cuajar definitivamente en la crisis, momento que se ha aprovechado para desmontarla.

Un libro que nos ayudará a recordar todo lo que debemos a José Luis, Alfredo y Mariano.

Alfredo y José Luis, José Luis y Alfredo. Alfredo, José Luis y Mariano. Sólo puede quedar uno y después de los resultados del pasado domingo, el inmortal será Mariano. No sabemos si Alfredo ha aprendido la lección, porque tampoco sabemos si la traía aprendida. Pero la cosa es que ha dicho que se va, porque no le quieren en su partido. Vamos, que del rechazo de las urnas a su oposición y a la gestión como mano derecha de José Luis no hay más que relevo de nombres, puro canibalismo. Nada más. No hay preguntas, en el aparato nadie parece cuestionarse cómo hemos parado aquí, en Puerto Miseria. ¿Quién paga tanta fiesta? ¿Quién saca rentabilidad a la austeridad? ¿Qué pensarán de nosotros?

Alfredo Pérez Rubalcaba
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