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A Felipe de Borbón no le gusta la gasolina
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Carlos Prieto

El libro que nunca leerá...

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A Felipe de Borbón no le gusta la gasolina

Alberto Garzón, diputado de IU, publica un libro sobre la llegada de la República horas después de la abdicación del Rey

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El sueño húmedo de cualquier editor: el Rey abdica horas antes de que un político emergente publique libro (hoy) sobre una hipotética III República. Como si Juan Carlos I hubiera decidido hacerle la campaña de promoción a Alberto Garzón en un último y enloquecido servicio a la nación.

Resumen exprés de las tesis de Garzón, diputado de IU, en La Tercera República (Península, 2014):

1) Esto se hunde

"Muchos de esos problemas se han agudizado como consecuencia del proceso de transformación económica y social que estamos viviendo en los últimos años. La crisis económica ha desencadenado una grave crisis social, pero además las reformas radicales aprobadas por los diferentes gobiernos no han hecho sino empeorar la situación".

2) Las reglas del juego ya no valen

"La Constitución de 1978 ha perdido gran parte del apoyo social que tenía hasta hace algunos años. Las razones son varias: los incumplimientos sistemáticos de sus garantías positivas; la interpretación jurídica cada vez más conservadora de sus aspectos sociales; su superación por normativa jurídica supraestatal mucho menos garantista, y su reforma exprés en verano de 2011 para adecuarla al proyecto económico impuesto por la troika".

3) Ruptura democrática

"Lo que nosotros ofrecemos es responder a ese proceso de regresión social con una alternativa constituyente republicana. Con una ruptura democrática. No hay vuelta atrás, y la sociedad va a transformarse hasta el punto de ser irreconocible en unos pocos años. La encrucijada exige elegir nuestro propio destino político y social. Queremos una sociedad democrática, con nuevas reglas políticas y con conquistas sociales que reflejen la obtención del poder político por parte de los de abajo".

A simple vista, La Tercera República no podría ser nunca el libro de cabecera de Felipe de Borbón. No obstante, bien pensado, tanto el establishment como el diputado de IU comparten diagnóstico: esto se hunde y hay que cambiar las reglas del juego. Hasta aquí todos de acuerdo. 

Las cabezas de Rubalcaba y el Rey tenían que rodar para que el sistema (bipartidismo y monarquía) se cargara de legitimidad para reescribir las reglas del juego

En ese contexto, el resultado de las elecciones europeas, que ha puesto otra vez el foco sobre los boquetes de un régimen que hace aguas, habría ejercido de desatascador: las cabezas de Rubalcaba y Juan Carlos I tienen que rodar para que el sistema (bipartidismo y monarquía) recupere energía política y se cargue de legitimidad para reescribir las reglas del juego.

Ahí es donde tanto Garzón como aquellos que piden la apertura de un Proceso constituyente "desde abajo" marcarían las diferencias políticas, al pedir ruptura democrática en lugar de reforma democrática, lo que nos situaría en una casilla idéntica a la que estábamos en 1976.

Se repetiría, por tanto, uno de los grandes dilemas de los inicios de la Transición: ¿El peso político del proceso lo llevarán los ciudadanos/la calle o los despachos

Y no hablamos simplemente de elegir entre monarquía o república, sino de algo que va mucho más allá del intercambio de sistemas, caras, banderas (bicolor/tricolor) y símbolos identitarios/ideológicos varios que tanto gustan a la izquierda y a la derecha: hablamos de la restricción o la ampliación de los derechos sociales.

Decía Karl Marx que la historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa. En este caso, lo tragicómico sería que las reglas del juego volvieran a cocinarse en los salones del poder justo cuando gran parte del país clama contra unos aparatos de poder incapaces de garantizar una vida digna a muchos ciudadanos. ¿No queréis taza de aparato? Pues igual vais a tener tazón/aparatón. ¿Proceso constituyente o Despacho constituyente?

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El sueño húmedo de cualquier editor: el Rey abdica horas antes de que un político emergente publique libro (hoy) sobre una hipotética III República. Como si Juan Carlos I hubiera decidido hacerle la campaña de promoción a Alberto Garzón en un último y enloquecido servicio a la nación.

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