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Se busca intelectual liberal para hundir partido
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Carlos Prieto

El libro que nunca leerá...

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Se busca intelectual liberal para hundir partido

El ensayista Michael Ignatieff cuenta en un libro su catastrófica aventura política

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Este artículo podría explicarse con cuatro palabras -Zapatero a tus zapatos- pero la historia tiene tanta miga que merece la pena explayarse un poco más.

Micahel Ignatieff (Toronto, 1947) ocupaba hasta el año2005 una comodísimaposición en la cultura internacional: la del intelectual liberal de prestigio. Autor de una biografía de referencia sobre Isaiah Berlin, de ensayos políticos polémicos (El mal menor), firma habitual de periódicos europeos de relumbrón, profesor en Oxford, Cambridge y Harvard, etc.

Hasta que un buen día se dejó tentar por la política profesional y regresó a su país (Canadá, en el que llevaba tres décadas sin vivir) para convertirse primero en parlamentario y luego en líder del Partido Liberal. Nada parecía detener la escalada de Ignatieff en la política canadiense... hasta que todo empezó a ir mal.

Su intento de convertirse en primer ministro acabó como el rosario de la aurora: con el Partido Liberal consiguiendo los peores resultados de su historia (2011) e Ignatieff retirándose de la política y volviendo al redil intelectual cual perro apaleado.

Lo mejor es que Ignatieff ha decido explicar su gran castañazo en un libro -Fuego y cenizas (Taurus, 2014)-que tiene muchos asuntos de interés: las complejas relaciones entre intelectualidad y política, los problemas para entender las dinámicas del enfrentamiento político cuando uno viene de otro mundo o el choque entre la vanidad del ensayista de éxitoy la depresión delpolítico fracasado,que dejó el ego de Ignatieffmalherido, pero nohundido:el autorconcluyeque una de las causas de su fracaso fue su condición de intelectual de raza, quele llevó a meterse en jardines que debía haber evitado durante la campaña.

El caso Ignatieff, por cierto, recuerda poderosamente al porrazo que se metió Mario Vargas Llosa cuando intentó el asalto a la presidencia de Perú y fue humillado por una desconocido Alberto Fujimori (1990). La duda radicaba en saber siVargas Llosa devoraríael libro de Ignatieffo preferirá evitarlo para no reabrir viejas heridas en su autoestima política. Pues resulta que sí se lo ha leído, y le ha encantado, aunque desconocemossi se ha dado o no por aludido:"Una brújula que ayudará al lector a encontrar su camino en el vertiginoso laberinto en que la política se ha convertido en las grandes democracias modernas", cuenta Vargas Llosa en la mismísima faja del ensayo.

Este artículo podría explicarse con cuatro palabras -Zapatero a tus zapatos- pero la historia tiene tanta miga que merece la pena explayarse un poco más.

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