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'Nefando', el libro valiente que da más miedo (y asco) que una peli japonesa
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Alberto Olmos

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'Nefando', el libro valiente que da más miedo (y asco) que una peli japonesa

La joven ecuatoriana Mónica Ojeda publica en nuestro país una novela brillante y enfermiza sobre la 'deep web', la pederastia y la pasión por la literatura

Foto: 'Nefando'.
'Nefando'.

En España, la crítica literaria está hecha unos zorros. Merodeo el proyecto de tomar un suplemento literario un día cualquiera y, como un fiscal de la literatura, desentrañar en un artículo todas las conexiones e intereses que se ocultan detrás de cada reseña y de cada colaboración. Mi cálculo anticipado y perverso es que, entre las reseñas que un amigo le hace otro, las que el crítico propone como peloteo descarado al sello donde quiere publicar, las que le salen negativas porque el autor del libro que comenta cae mal en su entorno o en el propio suplemento, las que dedica a personas con las que ha follado y, finalmente, las reseñas en las que queda claro que el crítico no se ha leído el libro que enjuicia y se ha limitado a copiar cuatro frases de la nota de prensa y de la contraportada, dicho suplemento literario puesto al trasluz no aloja en sus páginas una sola cosa verdadera.

Foto: Juan Manuel de Prada. Foto: Asís G. Ayerbe

Denuncia el maldito Prada en su última novela, 'Cisne negro, mirlo blanco', otra práctica común en la crítica española, que la eleva —hay que reconocerlo— a estadios maquiavélicos dignos de asombro: “Ellos saben perfectamente, y esta es su mayor angustia, quiénes son buenos y quiénes son mediocres; y reservan sus alabanzas para los mediocres, que son los que no pueden hacerles sombra ni quitarles el sitio.”

Así las cosas, nadie en el mundillo literario se cree un crítica, y los que tenemos por costumbre comentar libros donde nos dejan vivimos bajo permanente sospecha. ¿Por qué dices que no te gusta Bolaño?, ¿qué buscas?, ¿cuál es tu juego?; ¿a qué obedece ese desplante?, ¿qué ganas?

“Do I really look like a guy with a plan? You know what I am? I´m a dog chasing cars”, dice el Joker en 'Batman, el caballero oscuro'. No lo vuelvo a repetir.

Autores latinoamericanos

Mónica Ojeda es una ecuatoriana de 28 años que acaba de publicar en España una novela espectacular: 'Nefando' (Candaya). Según funciona esto, un autor latinoamericano que no viva en España no le importa a nadie. Ni siquiera nos molestamos en ignorarlos. Para que a un latinoamericano le hagamos caso en España, tiene que vivir en nuestro país —preferiblemente en la costa Brava— y luego demostrar lo simpático que es. Así, poco a poco, a lo mejor alguien lo adopta de mascota y le hace dar saltitos en su parcela de papel de un suplemento.

El libro de Mónica Ojeda demuestra tanto talento que habría que perdonarle cualquier tacticismo

Casi desearía que fuera así en el caso de Mónica Ojeda, pues su libro demuestra tanto talento que habría que perdonarle cualquier tacticismo. Candaya, como también Demipage en su colección de colorines o Periférica, prueba a menudo a publicar a autores que no van a venderle nada. Argentinos, mexicanos, colombianos, peruanos... Aquí estamos muy ocupados leyendo a un chaval de Murcia como para ver qué escriben por allí. Candaya es de las editoriales que más aciertan en estas lides de arruinarse, y en su catálogo brilla otra obra admirable en ambición, y durita de leer: 'Anatomía de la memoria', del también muy joven Eduardo Ruiz Sosa.

Sumando a Mónica Ojeda a los ya muy pertinentes libros de Sergio Chefjec o Ednodio Quintero, Candaya se merece nuestro aplauso.

'Nefando'

'Nefando' es una novela coral estructurada a la manera de la segunda parte de 'Los detectives salvajes'. (No hay escritor en español nacido en los ochenta al que no le guste Bolaño; al menos yo no lo conozco). Mónica Ojeda nos presenta una investigación sobre un videojuego que concitó un gran escándalo al incluir entre su despliegue gráfico vídeos de pederastia. Tres hermanos, los Terán, son los responsables directos de que dicho videojuego —llamado 'Nefando', claro— se colgara en la 'deep web', y varios de sus colaboradores y amigos son entrevistados al objeto de descubrir cómo se les ocurrió la demencial idea de jugar con imágenes escalofriantes.

La novela oculta una sorpresa tan enfermiza que me gustaría contársela, pero mejor guardemos el decoro de los 'spoilers'.

Entreverados con las entrevistas, figuran los relatos autónomos de cada uno de los personajes, todos ellos con su propia voz, estilo y apuesta formal. Aquí, Ojeda demuestra un inexpugnable dominio del idioma, una enorme valentía moral (hay escenas escabrosas que, en estos tiempos mojigatos, casi nadie se atreve ya a poner en los libros) y, sobre todo, una gran versatilidad narrativa.

Ojeda demuestra un inexpugnable dominio del idioma, una enorme valentía moral (hay escenas escabrosas) y una gran versatilidad narrativa

En mis años viviendo en Japón, tuve conocimiento de un estudio donde se decía que lo que más miedo daba a los japoneses era el pelo y el agua. Eran los tiempos de 'Ring' y 'Dark Water'. La portada de 'Nefando', casualmente, muestra pelo y agua, y lo cierto es que su lectura (principalmente las aterradoras páginas 143 y siguientes) recuerda en muchos momentos a esas películas de horror capilar (como las definió Antonio Trashorras) en las que una simple cinta VHS nos infundía pavor.

'Nefando', amén de innovador y tremendamente intelectual, es un libro tan estomagante que ninguna persona que les quiera bien se lo recomendaría. Sin ninguna duda, se lo recomiendo.

En España, la crítica literaria está hecha unos zorros. Merodeo el proyecto de tomar un suplemento literario un día cualquiera y, como un fiscal de la literatura, desentrañar en un artículo todas las conexiones e intereses que se ocultan detrás de cada reseña y de cada colaboración. Mi cálculo anticipado y perverso es que, entre las reseñas que un amigo le hace otro, las que el crítico propone como peloteo descarado al sello donde quiere publicar, las que le salen negativas porque el autor del libro que comenta cae mal en su entorno o en el propio suplemento, las que dedica a personas con las que ha follado y, finalmente, las reseñas en las que queda claro que el crítico no se ha leído el libro que enjuicia y se ha limitado a copiar cuatro frases de la nota de prensa y de la contraportada, dicho suplemento literario puesto al trasluz no aloja en sus páginas una sola cosa verdadera.

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