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Si quieres matarme, ponme trap: la música electrónica ya tiene su 'biblia' y es deliciosa
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Alberto Olmos

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Si quieres matarme, ponme trap: la música electrónica ya tiene su 'biblia' y es deliciosa

Javier Blánquez completa su historia de la música electrónica con 'Loops 2', repaso minucioso de los estilos sonoros del siglo XXI, incluidos el trap y el reguetón

Foto: Yung Beef, durante su actuación en el Festival Sónar 2017. (EFE)
Yung Beef, durante su actuación en el Festival Sónar 2017. (EFE)

Lo bonito de la música es que dejas de escucharla. Hay un momento en la vida en que la canción de moda ya no suena para ti, en que tu tiempo musical cuaja y, como tus padres y tus abuelos, puedes decir aquello tan tierno de "esta es de mi época” cuando salta determinada canción en la radio o en el bar. Que una canción sea de tu época significa que tú estuviste allí para darle la bienvenida, que te sabes la letra; significa, sobre todo, que ya no eres joven.

Dejar de escuchar música nueva es obligatorio salvo para Alaska, que ya registró el fin de su época en la canción 'Rey del glam', donde humillaba a todos los desertores: “Te has quedado en el 73/ con Bowie y T-Rex”. En algún sitio hay que bajarse, Olvido; olvidar. La gente tiene que trabajar, pagar una hipoteca, sufrir. Luego, al volver a casa, es bueno contar con un puñado de canciones que esté de tu parte, la música de tus grandes noches inmortales, sí.

Foto: El escritor chino Ah Yi. Opinión

Yo me bajé en Arctic Monkeys, en The XX. Era insoportable asistir al nacimiento del mejor grupo de todos los tiempos cada mes y medio. Mi época va de Oasis/Blur a !!!, de 7 Notas 7 Colores a Los Punsetes. Parafraseando a Bruce Willis en 'El último boy scout': “Si quieres matarme, ponme un trap”.

Drogas

Dice ufano el sello editorial de 'Loops' 1 y 2 (Reservoir Books) que 'Loops 1' fue prácticamente un fenómeno social hace 15 años. Por una vez, estoy de acuerdo. Leí 'Loops 1' con auténtica pasión, aprendí mucho, descubrí grupos y todavía lo tengo en casa. Este primer volumen resume en 600 páginas la música electrónica del siglo XX, desde Stockhausen a las 'raves'. Por eso resulta un tanto sorprendente que los primeros 18 años del siglo XXI también den para 600 páginas, aunque es verdad que ahora con un Mac y una bolsa de MDMA cualquiera puede hacer una gran canción sobre el MDMA. Y sobre que nadie le quiere.

Ahora, con un Mac y una bolsa de MDMA cualquiera puede hacer una gran canción sobre el MDMA

Una cosa que me gusta de 'Loops' es que su autor, Javier Blánquez, da por hecho que la música electrónica es para gente que se droga; incluso para conseguir que la gente se drogue más. Es un poco como creer que Mozart o Paganini existirán mientras haya gente que come caviar, pero al menos no nos roba una parte importante de la música moderna: que hay muchas drogas. Siempre he echado de menos en las crónicas de festivales que el cronista nos diga qué tal fue la cosa con las drogas. Que si el Primavera Sound o el Benicàssim este año fue flojo, fue histórico... ¿Y las drogas? Ojalá un titular como este: “Miles de personas se drogaron bajo el patrocinio del Banco Santander”. Yo he ido a unos cuantos festivales y siempre había el mismo cabeza de cartel: las drogas. Quizá por eso no acabé de pillarlo.

'Loops 2'

Me puse con 'Loops 2' para confirmar mi senectud. Seguramente no conocería a ningún grupo y hasta pensaría que perdí el tiempo leyendo 'Loops 1'. Lo cierto es que 'Loops 2' es tan apasionante como 'Loops 1', y hay un momento en el que el uso o no de la caja de ritmos Roland T-808 te parece crucial para el sano desarrollo de la democracia moderna.

placeholder 'Loops 2' repasa la historia de la música electrónica en el siglo XXI.
'Loops 2' repasa la historia de la música electrónica en el siglo XXI.

Esta inmersión en derivas históricas tan prescindibles como las que protagoniza una manifestación artística donde la gente tiene nombres de chat erótico (Toytronic, will.I.am) es inevitable por un motivo consabido: la pasión ajena. Javier Blánquez está tan preocupado por el sonido que pueda crear alguien en su casa de Denver o Ratisbona que el lector se contagia, se enerva, y que haya soniquetes por todos lados siendo grabados para hacer arte es, durante la lectura de 'Loops', lo único realmente importante en esta perra vida.

Blánquez, además, escribe estupendamente. Aunque hay largos pasajes donde el conocimiento acogota la sintaxis (leemos estupefactos: “En el 'breakcore' había una parte de broma y otra que iba muy en serio. No hay que confundirlo exactamente con el 'glichcore' —una variante digital liderada por el californiano Kid606, que utilizaba el 'laptop' como una herramienta de agresión para deformar la cultura pop, el R&B y el hip hop callejero”), aquí y allá encontramos frases deliciosas. Por ejemplo: “...techno de aliento largo y fondo de galaxias”. O: “Su música era como la desinfección de un quirófano”. Y conceptos que producen vértigo, como “la paradoja del 'revival' del presente”, situación que puede darse cuando la recuperación de estilos y sonidos alcance a la propia creación de estilos y sonidos nuevos, de modo que sintamos “nostalgia de la nostalgia”.

Hay una cita muy ilustrativa en este sentido de William Gibson: "En la actualidad, muy raramente, vemos escritas las palabras 'el siglo XXII". O sea, que el futuro —como se afirma también en varios momentos de 'Loops 2'— ha perdido metas, ya no es lo que era.

El presente, amigos, va para largo.

Lo bonito de la música es que dejas de escucharla. Hay un momento en la vida en que la canción de moda ya no suena para ti, en que tu tiempo musical cuaja y, como tus padres y tus abuelos, puedes decir aquello tan tierno de "esta es de mi época” cuando salta determinada canción en la radio o en el bar. Que una canción sea de tu época significa que tú estuviste allí para darle la bienvenida, que te sabes la letra; significa, sobre todo, que ya no eres joven.

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