Mala Fama
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El fantasma de las novedades pasadas
La prensa anuncia con entusiasmo esperadísimas novelas para el año que comienza: son de los autores de siempre
Llegado diciembre, la prensa cultural anuncia cuáles fueron los mejores libros del año; y nada más empezar enero, la prensa cultural anuncia cuáles son las novedades más esperadas del año. Los libros que se citan en enero sin haber podido leerlos suelen ser los mismos que se citarán luego en diciembre, sin haber querido leerlos. Todo el año literario es una profecía autocumplida de gente que no lee.
Este año nos vamos a morir de gusto con (resumo titulares) las nuevas novelas de: Mendoza, Murakami, Ernaux, Auster, Rushdie o Landero. Los viejos nunca dejan de ser novedad. Los viejos no paran de escribir, y tú con treinta años ya te has quedado sin ganas. Luego está García Márquez, que publica un libro muerto. Publica más libros muerto García Márquez que cualquier joven español de veinte años. No sé si han notado que ya no hay escritores españoles varones de veinte años. Ni de treinta. De pronto, han sido exterminados.
La parrilla de salida del año literario me recuerda a los cabezas de cartel de los festivales de música. Son, en efecto, los mismos desde hace tres décadas. En 2024, según leo, serán cabeza de cartel Offspring, Judas Priest, Amaral y Green Day. La música la mueven señores de 50 años, y la literatura la animan señores y señoras de más de 70. Las películas, por su parte, se mantienen jóvenes: dependen de las subvenciones del ministerio.
Enero es el mes más bonito para los que leemos de verdad: por fin podemos echar un ojo a libros que no acaban de salir. Uno de 2022 cayó en mis manos, y en él se nos explica venturosamente cómo ser un escritor longevo, la insoslayable novedad geriátrica en esto de los libros, presente en el titular del periódico y en el escaparate de la Fnac. Se trata de
Plantéate qué
Palahniuk lleva treinta años siendo el autor de
Por lo menos Plantéate esto no fue una novela desagradable, masturbatoria e iletrada, que es la especialidad del autor (a veces, no lo niego, feliz:
Yo creo que Luis Landero escribe un libro cada dieciséis meses; y Fresán, mil páginas al año (acaba de publicar
El caso es que Chuck Palahniuk odia la literatura, es de esos escritores que escriben porque para hacer películas hay que poner a mucha gente junta en un mismo sitio, y darles de comer. Todo lo que dice Chuck en su libro sirve para escribir guiones de cine o literatura barata. A este escritor no le gusta la literatura, y no parece irle tan mal en algo que desprecia.
Lo primero que hizo mal Chuck Palahniuk fue ir a un taller literario. De hecho, fue a dos o tres talleres hasta que encontró uno que le sirvió para no hacer ni por casualidad literatura. Se lo daba Tom Spanbauer en la cocina de su casa (de la de Spanbauer). El autor de El club de la lucha, y una novela nueva cada año, aboga por la frase corta, el verbo en lugar del adjetivo, la trama, la sorpresa, la tensión, los personajes y, va dicho, masturbarse. Es un gran tema de Palahniuk masturbarse como es un gran tema de Peter Handke la salvación del espíritu. Cada uno con su gran tema, no juzguemos.
Plantéate esto reúne varias frases animosas que el autor escuchó a lo largo de su formación, y en sus primeros años de carrera, algunas de cierto fuste: "Cuando conoces a un lector, es el momento de escuchar", le dijo David Sedaris. Pero entre medias Palahniuk tiene tiempo de burlarse de cualquier obra maestra que seguirá leyéndose cuando El club de la lucha sea sólo un meme (si no lo es ya). Por ejemplo, afirma que
Hoy en día no vende uno de los mejores comienzos de novela de todos los tiempos. Si al menos se masturbara alguien en la primera frase
Hoy en día no vende uno de los mejores comienzos de novela de todos los tiempos. Si al menos se masturbara alguien en la primera frase.
Los modelos confesos de nuestro autor son Stephen King, La semilla del diablo (Ira Levin) y Nora Ephron. Curiosamente, sólo cita a Hemingway o a Faulkner para decir que, si estos autores se prestaron a protagonizar anuncios de productos comerciales, él no debería tener el menor reparo en hacerlos también (para Volvo o para quien sea). Es todo lo que le interesa de William Faulkner, que anunció puros.
"He descubierto que la mayoría de los escritores pertenecen a una de estas dos categorías. La primera viene del mundo académico, con textos recargados y sin apenas ímpetu argumental ni dinamismo. La segunda categoría de escritores viene del periodismo y usa un lenguaje simple y claro para contar historias llena de acción y de tensión".
No sé, Chuck, parece falso.
Llegado diciembre, la prensa cultural anuncia cuáles fueron los mejores libros del año; y nada más empezar enero, la prensa cultural anuncia cuáles son las novedades más esperadas del año. Los libros que se citan en enero sin haber podido leerlos suelen ser los mismos que se citarán luego en diciembre, sin haber querido leerlos. Todo el año literario es una profecía autocumplida de gente que no lee.
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