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Hacen falta dos hombres privilegiados para escribir un libro muy corto
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Alberto Olmos

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Hacen falta dos hombres privilegiados para escribir un libro muy corto

'Política y ficción', firmado al alimón por el ministro Pablo Bustinduy y Jorge Lago, abunda en ideas sin interés

Foto: El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
El ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)

Llegar al gobierno es siempre una gran alegría para un político, pues por fin puede ponerse con lo importante: escribir libros. Ser ministro, alcalde o cualquier otro cargo público de servicio a los demás significa sobre todo que ya tienes tiempo para ti. Algunos ese tiempo libre lo gastan en viajar; otros los emplean en amar; y hay quien, más consecuente, lo dedica a regalarnos una obra con sus pensamientos.

Cuarenta años tiene nuestro ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, y sólo cuando ha conseguido ser ministro ha escrito un libro. Es mucho el esfuerzo que hay en llegar a ser ministro, y todo para poder dedicarse a otra cosa. Muchas personas buscan excusas para no escribir, como saben, siendo la más socorrida la falta de tiempo. Cuando tenga tiempo, escribiré ese libro que os volverá locos, he escuchado toda mi vida. Cuando tenga tiempo significa: cuando sea ministro.

Me simpatiza Pablo Bustinduy, aunque tengo muchas cosas malas que decir sobre él. Siendo seguramente una persona formada, competente y buena, su figura representa el fin de todas tus ilusiones. Nunca llegarás a ser ministro porque tus padres no tienen entrada en la Wikipedia. Se ha hablado mucho de la madre ministra del ministro, pero el padre me admira más aún: hacía trenes. Hacía el Cercanías. De hecho, el padre del ministro tiene dos entradas en la Wikipedia: una con su nombre y otra con su “solución”. La solución Bustinduy.

Si tu padre salió en Wikipedia, tú tienes que acabar en la Enciclopedia Británica. Son muchas las ventajas de venir de una familia con listón alto

Obviamente, a un niño lo mejor que le puede pasar es que su padre salga en la Wikipedia, y más de una vez. Tiene mucho más futuro un niño wikipédico que otro con padre que bebe y no acabó el BUP. Si tu padre salió en la Wikipedia, tú tienes que acabar en la Enciclopedia Británica por lo menos. Son muchas las ventajas de venir de una familia con los listones altos.

Lo que hay en Bustinduy es una sociología secreta madrileña, que los que llegamos de fuera hemos tardado décadas en pillar. Hay un Madrid mejor detrás del Madrid asalvajado y competitivo: es el Madrid de determinados colegios, determinadas calles y determinadas amistades. Es un pueblo oculto de niños de papá, no tan malditos. Todos se conocen y conocen el secreto, pero no te lo dicen. Sólo cuando niegan la meritocracia te lo están diciendo. Si alguien niega la meritocracia, no se ha criado en Aluche.

placeholder Portada del libro a cuatro manos.
Portada del libro a cuatro manos.

Estos niños de la clase media, clase alta, clase culta, son todos ministrables, o al menos pueden acabar de concejal o director de un teatro público. Podemos se inventó, en gran medida, para generar despiste filial y hacernos pensar que estos chicos bien se lo estaban montando por su cuenta. En realidad, Podemos era la profecía autocumplida del linaje. Se estaba en Podemos como se está de reponedor en Carrefour: mientras sale otra cosa.

Todo bien, pero. Mi pero es que los chicos privilegiados del Madrid bonito deberían aportarnos más, retornar (por decirlo con los economistas) su privilegio social con algo de fuste, una obra, dos obras, un invento o una revolución. Lo cierto es que los chicos privilegiados del Madrid bonito revolucionan más bien poco.

Foto: Asamblea del Movimiento 15-M. (EFE/Sergio Barrenechea)

Quiere decirse que los chicos de provincias y pobreza, y las chicas de lo mismo, y los hijos proletarios y soñadores, te hacen quince libros en veinte años, y en su casa no había libros y sus padres al tipo más importante que conocían era al cuñado de un aparejador. La mayor parte de las cosas (de la cultura) que valen la pena (o una parte proporcionalmente increíble) es fruto del esfuerzo de gente que no tenía ninguna oportunidad. Pero los que tienen todo a favor, no hacen nada. Un libro en cuarenta años.

Así, Pablo nos viene con su libro de doscientas páginas, después de décadas en las que, por lo que sea, no encontró un momento para escribir. No sólo eso, sino que ha necesitado escribirlo a cuatro manos, con el editor y ex-Podemos Jorge Lago. O sea, hacen falta dos hombres privilegiados para escribir lo que una Ana Iris Simón te hace ella sola. Y el resultado es que Feria (Círculo de Tiza) nos dijo algo, nos agitó y nos importó, y Política y ficción (Península) no tiene ningún interés.

Hacen falta dos hombres privilegiados para escribir lo que una Ana Iris Simón te hace sola

A mí esto me molesta, y por eso lo voy a decir otra vez: me molesta que la clase media, clase alta, clase culta madrileña traiga hijos al mundo que no son capaces, con todos los ases de la baraja en su tapete, de aportar algo de valor al mundo.

El libro, en fin, que no debe de llegar a las treinta mil palabras (casi escribo yo más cada mes en El Confidencial, amigos), desarrolla teorías e ideas que no me dicen nada, aunque a lo mejor son muy interesantes en las reuniones de antiguos alumnos del Colegio Estudio. No es fácil decir cosas y que engranen y provoquen, y aquí se nos habla de un mundo políticamente insignificante, y socialmente inasible. No sé de qué hablan, en Política y ficción.

Esto es grave si atendemos a que sus autores están en el centro de la maquinaria de lo real, ensamblados y engrasados de verdades y secretos. Sin embargo, no enuncian nada sorprendente.

Se puede perdonar la prosa como de prospecto del Gelocatil, pues uno es ministro y no va a colorear en exceso sus opiniones (amén de que, a cuatro manos, el estilo tiende a la neutralidad y a ocupar una tierra de nadie), pero no que el análisis sea tan romo, inimaginativo y porcentual. Es peor que un mitin, esto; es como el largometraje de sobremesa del pensamiento político.

Pablo y Jorge son tan inteligentes y cultos que en Podemos no llegaron muy lejos

Leemos: “Lo que debiera importarnos no es sólo quién llega a cierto lugar social, sino quiénes están ya allí, y por qué razones y supuestos méritos lo están”. Esto lo firma el ministro de Derecho Sociales hijo de una ministra de Sanidad.

Luego el aparato referencial son todo lecturas consabidas (Hayek, Marx, Lyotard), seguramente hechas hace veinte años. La aportación de Jorge Lago (al que traté un tiempo) es que se citan muchas series de televisión.

Repito: todo bien porque Pablo y Jorge son tan inteligentes y cultos que en Podemos no llegaron muy lejos, pero mal si pensamos en lo lejos que deberían haber llegado si se hicieran cargo de los privilegios (dinero, conexiones) con los que partían en primer lugar.

Llegar al gobierno es siempre una gran alegría para un político, pues por fin puede ponerse con lo importante: escribir libros. Ser ministro, alcalde o cualquier otro cargo público de servicio a los demás significa sobre todo que ya tienes tiempo para ti. Algunos ese tiempo libre lo gastan en viajar; otros los emplean en amar; y hay quien, más consecuente, lo dedica a regalarnos una obra con sus pensamientos.

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