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Alberto Olmos

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Las patatas fritas del pensamiento

El mito y la promoción de César Aira resultan ya repetitivos y autoparódicos

Foto: Poratada de 'En El Pensamiento', César Aira. (Random House)
Poratada de 'En El Pensamiento', César Aira. (Random House)

César Aira tiene nueva novela, En El Pensamiento (Random House), y podría ser muy buena, pero no es el caso. En El Pensamiento es la novela ciento y pico que escribe y publica César Aira. Es un dato que se está deslizando en la promoción del libro, como mérito añadido o, más bien, acumulado al del propio texto. Aquí tenemos a un hombre que, sin que usted se haya enterado, ha escrito ya un centenar de novelas, parecen decirnos. Haber escrito cien novelas va a acabar siendo más relevante para el escritor César Aira que haber escrito una sola realmente buena. Ricardo Piglia declaró en una entrevista: "Aira no existe, es un pseudónimo: todos los escritores malos de la Argentina le envían sus novelas y él las firma." Se llevaban regular.

Sin embargo, no es verdad. César Aira es un buen escritor, incluso un autor de importancia, con títulos memorables, aunque no exactamente llamados a desplazar ni un milímetro la obra de Borges o Cortázar o, en una competición ampliada, las de Rulfo o García Márquez. Ahí hemos fracasado, con enorme dignidad, pero hemos fracasado.

Durante lo que deben de ser ya como dos décadas y pico, la nueva novela de César Aira es anunciada y recibida exactamente igual que las treinta o cuarenta anteriores. La novela que "revoluciona" la literatura, se nos dice, poco más o menos. Ahora que publica En El Pensamiento, me ha saturado esta reiteración, casi obscena. Es curioso que un escritor revolucione la literatura treinta o cuarenta veces seguidas, sobre todo si hace el mismo libro treinta o cuarenta veces.

La nueva novela de César Aira es anunciada y recibida exactamente igual que las treinta o cuarenta anteriores

Aira, según él mismo explicó (a su edad, está todo explicado), escribe la "novelita" (sic) siguiendo un método inapelable: completar un folio al día durante tres meses. Y eso hace: tres meses, una novelita; novecientos meses, cien novelitas.

Digo yo que alguna vez se le podría haber ocurrido a Aira escribir durante un año entero, y sorprendernos con una novela de 365 páginas. Pero no, para qué revolucionar, innovar y arriesgarse dentro de la propia rutina, cuando ya se ha revolucionado, innovado y arriesgado en un par de ocasiones hace cuarenta años en la rutina de los demás.

Lo irrisorio, casi paródico, de En El Pensamiento es recorrer la soflamería paratextual de la novela, esos elogios y exégesis de los críticos, que parece que aún van por la novela treinta y cuatro de César Aira, de tan eufóricos que se muestran. "Renueva, una y otra vez, la literatura", dice Juan Pablo Villalobos; "Si Marcel Duchamp puso patas arriba la institución Arte, no es exagerado decir que cada nuevo libro de César Aira hace lo propio con la Literatura", asienta Carlos Pardo. Creo que James Joyce sólo renovó la literatura mundial un par de veces, y la segunda no se la hemos tenido realmente en cuenta. Pero César Aira la ha renovado "con cada nuevo libro". O sea, cien veces.

placeholder César Aira.
César Aira.

Nadal Suau nos lo aclara todo: "El modo en que Aira recoge el guante de las convenciones narrativas y las diluye en un cruce de ejes con la naturaleza entrópica de la vida es maravilloso". He leído la frase dos veces, y no la entiendo. Sin embargo, les aseguro que no hay nada que entender. A veces la crítica escribe así: mal y a favor. Cuando escribe en contra, se la entiende un poco mejor.

Patti Smith: "Las historias de Aira parecen fragmentos de un infinito e interconectado universo en constante expansión". Un poco como los muebles de Ikea: "Los muebles de Ikea parecen fragmentos de un infinito e interconectado universo en constante expansión".

Ikea fabrica muebles; Aira, novelas.

Va ganando Ikea.

Novela Kallax

Pues esta novela Kallax de Aira no me parece a mí muy inspirada. En ella, nada arde, nada percute, es como registral y de mucha pereza para el registrador. Básicamente hay un señor -que podemos asumir como el propio autor- recordando su infancia. Nacido en Pringles, resulta que tuvo una infancia paralela, o anterior, en otro pueblo, llamado El Pensamiento. Tanto Pringles como El Pensamiento son topónimos ciertos de la Argentina. No cabe duda de que en Argentina les ponen a huevo ser argentinos.

Pues esta novela Kallax de Aira no me parece a mí muy inspirada. En ella, nada arde, nada percute, es como registral y de mucha pereza

Y eso es todo, una infancia otra, previa, primitiva, no concordante con la solapa (que dice "nacido en Coronel Pringles") y donde hay una madre, un padre, trenes, un tutor o preceptor y alguna niña, porque siempre hay alguna niña en las infancias de los escritores, cuando les da por acordarse.

La prosa, eso sí, es ecuánime, limpia, porque Aira escribe con gran claridad y elegancia, pero es una prosa puesta al servicio de nada, apenas un rizo de vida, sin que sepamos por qué hay que recordar la infancia durante noventa páginas y no más cosas, la vida entera, o no durante mil páginas, o no con forma de diccionario o incluyendo a varios narradores. Es todo narrar a puerta fría y sin el menor ánimo por seducir.

Lo que transmite En El Pensamiento es conservadurismo, hartazgo. Como quien ha visto un hueco en la pared donde aún no se ha colgado nada, y decide colgar ahí otro cuadro más, por seguir la costumbre de tapar la pared un poco más cada día que pasa.

César Aira tiene nueva novela, En El Pensamiento (Random House), y podría ser muy buena, pero no es el caso. En El Pensamiento es la novela ciento y pico que escribe y publica César Aira. Es un dato que se está deslizando en la promoción del libro, como mérito añadido o, más bien, acumulado al del propio texto. Aquí tenemos a un hombre que, sin que usted se haya enterado, ha escrito ya un centenar de novelas, parecen decirnos. Haber escrito cien novelas va a acabar siendo más relevante para el escritor César Aira que haber escrito una sola realmente buena. Ricardo Piglia declaró en una entrevista: "Aira no existe, es un pseudónimo: todos los escritores malos de la Argentina le envían sus novelas y él las firma." Se llevaban regular.

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