El único deporte olímpico es el atletismo; los demás son chorradas

Nos gustan los Juegos Olímpicos porque destilan una Humanidad mejor, una muestra específica de aquellos de entre nosotros que sobrevivirían al ataque de un animal salvaje o a la erupción de un volcán. Cuando vemos los Juegos Olímpicos, vemos un espectáculo primitivo y fundamental. Los Juegos son, en suma, demostraciones de supervivencia, y la supervivencia del ser humano se cifra en una sola acción valerosa: correr.

Echar a correr es lo que te pide el cuerpo si eres un animal racional. El animal racional, si algo razona, si algo desea, es echar a correr. La vida, realmente, no es otra cosa que un deseo de irse muy lejos y enseguida y para no volver nunca más. Huimos del calor, del frío, de la madre y del trabajo. Quien más rápido huye es un héroe.

Como correr no se puede hacer casi nunca sin obstáculos, los Juegos Olímpicos incluyen disciplinas puñeteras, con vallas y charcas y cuestas arriba y listones y todo eso. También, en la huida, a menudo es necesario saltar por encima de las cosas o arrojarle algo al león (inmejorablemente, una jabalina). Se puede cubrir a gran velocidad una distancia muy corta o se puede correr durante horas, porque el tigre o el oso nos perseguirán durante horas. No es raro tener que atravesar a nado un río o un lago.

Porque de eso trata básicamente el deporte olímpico: de correr por tu vida, simuladamente, ante espectadores que no acaban de creerse que hayamos llegado vivos al siglo XXI.

Una cosa llamada 'skateboarding' es deporte olímpico y te dan las mismas medallas que le daban a Usain Bolt, ni siquiera más pequeñas

Como comprenderán, el patinete tiene poco de olímpico. Traten de huir en patinete de un perro rabioso. Sin embargo, una cosa llamada skateboarding es deporte olímpico y te dan las mismas medallas que le daban a Usain Bolt, ni siquiera unas un poco más pequeñas. Hay un tipo de deporte que desacredita lo deportivo, pues no es más que recreo tomado demasiado en serio. Si ustedes echan una partida de parchís con muchas ganas, poco más y lo hacen deporte olímpico.

Obviamente, el break dance o breaking es deporte olímpico como podría serlo la sardana. Esto no puede discutirse de ninguna de las maneras. Bailar no es un deporte, aparte de que habría que demostrar que el break dance es bailar.

Luego he visto una cosa que se llama Baloncesto 3x3. No va de hacer multiplicaciones, sino de jugar al baloncesto cuando te faltan muchos amigos. Entonces juegas en una sola canasta contra los que haya. Si ya el baloncesto, como deporte olímpico, lo pongo en duda, el medio-baloncesto ¿qué es?, ¿les dan media medalla? Partir deportes por la mitad y decir que eso sigue siendo un deporte es como partir billetes por la mitad y decir que eso sigue siendo dinero.

Al igual que Eurovisión y otras mamarrachadas, los Juegos Olímpicos buscan retener audiencia incorporando actividades vistosas que atraigan a la juventud y echen a perder el espíritu, que se decía antes, olímpico. El espíritu olímpico es dividir a la Humanidad por naciones y ponerlas a competir en pruebas cavernarias que se salden en un medallero que exprese claramente qué país es mejor que otro. Ese es el espíritu olímpico. Estados Unidos contra China.

El voley playa no es un deporte, ni olímpico ni de playa. No sé si alguno de ustedes recuerda una sola imagen de voley playa donde compitan hombres. El voley playa es olímpico porque a alguien le parece muy sexy ver a dos chicas jóvenes en bikini revolcándose en arena. Yo no digo que no sea sexy, digo que no se solían dar medallas por eso.

El volley playa es olímpico porque a alguien le parece muy sexy ver a dos chicas jóvenes en bikini revolcándose en arena

El voley playa es como las camisetas mojadas, pero disimulando un poco. Luego están todos esos deportes no supervivientes que ya tienen su gran competición y que en los Juegos Olímpicos comparecen en versiones degradadas, como el fútbol. Si en un deporte no participan los mejores, no debería ser olímpico.

Las Olimpiadas van de celebrar la musculatura y la habilidad frente a infortunios eventuales en la selva virgen o en la sabana, aunque sea ridículo pensar que Usain Bolt sobreviviría en alguno de esos dos lugares sin ayuda de su teléfono móvil. Pero ese es el pacto con los espectadores: darles la versión más animal de ellos mismos.

Esto no contradice, sino todo lo contrario, las efusiones progresistas, en cualquier sentido, que se ven en las ceremonias de apertura o clausura de los Juegos. Estos, ahora sí, espectáculos lúdicos tratan de mostrar la distancia recorrida entre el hombre que antes huía de un mamut y el que ahora huye de Hacienda. Es una distancia muy larga; es tecnológica y es moral. El mejor ejemplo lo vimos en Los Ángeles 1984, con la mochila voladora.

Pero nadie ha creído que haya que hacer un deporte olímpico con mochilas voladoras.