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Con jueces tan corruptos los políticos sólo pueden ser inocentes
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Alberto Olmos

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Con jueces tan corruptos los políticos sólo pueden ser inocentes

Una de las grandes aberraciones de los últimos años ha sido decirle a los ciudadanos que no se pueden fiar de la Justicia

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En España los jueces son tan corruptos que esperan a tener pruebas contra alguien para inventarse que ha cometido un delito. Se nota que alguien es inocente porque existen evidencias de que es culpable. Los ciudadanos perseguidos por los jueces saben que basta con un puñado de hechos delictivos para que te conviertan en Al Capone. La gente que no ha hecho nada no suele ir a juicio; pero, si transgredes la ley, te cogen manía en varios juzgados.

La Justicia en España es un peculiar sistema de manías. A los que más manía tienen los jueces es a los políticos. Un particular que va a juicio nunca cree que el juez tenga algo personal contra él. El juicio se puede haber iniciado porque otro particular ha dicho que le ha robado la moto. Esto es sensato. Sin embargo, un político va a juicio, por ejemplo, porque tres o cuatro periódicos informan de irregularidades de todo tipo y aportan documentos y testimonios. Los políticos acaban en los juzgados por culpa de un montón de pruebas fruto de semanas de investigación. Eso es trampa, ni siquiera has robado una moto. Sólo has salido en todos los periódicos.

Desde hace años, los políticos han encontrado una forma de no ser nunca culpables, y es que los jueces son siempre corruptos. Esto es curioso, porque el juez puede ser corrupto cuando te declara culpable a ti y la Justicia, incuestionable cuando ese mismo juez declara culpable a otro. Incluso un mismo juez puede empezar siendo corrupto (te ha llevado a juicio) y acabar siendo honorable (te ha declarado inocente). Cuando un juez le da la razón a un político en su inocencia, el político tiene claro que el juez dejó de prevaricar porque él era inocente. Se prevarica hasta que se descubre que alguien es inocente; o sea, hasta que un juez se convence a sí mismo de dejar de prevaricar.

De toda la vida de Dios, la Justicia favorecía a los ricos, y eso estaba bien. Los ricos tienen que notar que el dinero vale para algo. Para lo que vale es para tener un mejor abogado, o sea, uno capaz de gripar los motores del sistema. Con buenos abogados y, oh, hemos cometido un error recogiendo pruebas o, vaya, se nos ha pasado el plazo de algo, la gente se libraba de la cárcel. No hay mejor abogado que el que consigue poner las leyes en contra del juez.

Desde hace años, los políticos han encontrado una forma de no ser nunca culpables, y es que los jueces son siempre corruptos

Pero, desde hace años, hemos descubierto que los jueces hacen lo que quieren. Esto es raro pues podríamos preguntarnos por qué no meten a todo el mundo en la cárcel, y ya está. Se toman muchísimas molestias para hacer lo que les da la gana. De jueces impenetrables, oscuros, dignos, inhumanos, hemos pasado a jueces con casa y DNI, con hijos y con derecho a voto en las elecciones generales. Se han vuelto demasiado vulnerables. Si tienen casa, puedes ir allí a hacerle pintadas. Si tienen hijos, puedes averiguar a qué se dedican y deducir por qué admiten a trámite una querella. Siempre hay un motivo personal para que un juez persiga a un político; los jueces esperan a que los políticos cometan un delito, y entonces les imputan por motivos personales.

Los políticos han dado la voz de alarma sobre la corrupción generalizada de la Justicia en España. Como todo lo razonable, esta profecía empezó con Podemos, y ahora es el PSOE el que la propaga insistentemente. Quizá quieran decirnos algo. Hubo un tiempo en que los jueces nos protegían de los políticos, ahora son los políticos los que nos protegen de los jueces, aunque esa protección se circunscriba minuciosamente a las imputaciones que les afectan a ellos. A nadie le agrada que metan en la cárcel a político al que ha votado. Sin embargo, si a usted le imputa un juez, mágicamente el juez se ha vuelto honrado. Ningún político ha denunciado nunca la corrupción de la justicia contra un simple particular. Algo habrás hecho.

La corrupción de los políticos ha pasado a ser la corrupción de los jueces, como cuando el médico te dice que tienes cáncer, y antes de ir no tenías

La consecuencia de todo esto es que un político nunca es culpable, salvo para un juez en concreto, que ha tenido la mala suerte de ocuparse de lo suyo. La corrupción de los políticos ha pasado a ser la corrupción de los jueces, como cuando vas al médico y te dice que tienes cáncer, y antes de ir no lo tenías. La enfermedad la provocan los médicos, y el delito, un juez prevaricando. Antes de que el juez reuniera las pruebas, no habías cometido ningún delito.

Los mecanismos de la Justicia son tan endiablados, y los jueces visten de forma tan amenazante, que mucha gente prefiere creer lo que le dice el político al que vota que creer a esos jueces que no le han mentido nunca. Del político acostumbrado a mentirte, te fías, como es lógico. De jueces que, desde los veinte años, estudian gruesos volúmenes de Derecho y luego opositan, no. Son gente que se la ve venir que va a mentir alguna vez.

Que los políticos elijan a los jueces es bueno, porque así no delinquen. Un político que sabe que ningún juez le va inventar delitos es un político que ya puede pensar sólo en los ciudadanos y en la democracia, y no en corromperse. Se delinque porque hay jueces, no por otra cosa.

En España los jueces son tan corruptos que esperan a tener pruebas contra alguien para inventarse que ha cometido un delito. Se nota que alguien es inocente porque existen evidencias de que es culpable. Los ciudadanos perseguidos por los jueces saben que basta con un puñado de hechos delictivos para que te conviertan en Al Capone. La gente que no ha hecho nada no suele ir a juicio; pero, si transgredes la ley, te cogen manía en varios juzgados.

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