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'Emilia Pérez': profesionales contra linchadores, el duelo final
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Alberto Olmos

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'Emilia Pérez': profesionales contra linchadores, el duelo final

Con 13 nominaciones a los Oscar, la película de Jacques Audiard enfrenta este domingo la posible humillación de irse de vacío

Foto: Karla Sofía Gascón en Los Angeles. (Reuters/ Mario Anzuoni)
Karla Sofía Gascón en Los Angeles. (Reuters/ Mario Anzuoni)

Todo iba bien entre París y Alcobendas, entre Cannes y Los Ángeles, mientras una película de reciente estreno visibilizaba a la minoría trans, cuestionaba el machismo y mostraba las muertes y desapariciones que el narco mexicano provoca cada año gracias a todos esos que en Los Ángeles, Cannes, Alcobendas y París consumen cocaína. La película era moderna, loca, nueva, panfletaria y premiable. En Cannes, le dieron dos galardones. En Hollywood, la nominaron a trece. Karla Sofía Gascón era la primera mujer trans de todos los tiempos en ser nominada al Oscar. Que fuera española nos ponía en el mapa, en la conversación. Había que ver Emilia Pérez para seguir esa conversación.

Yo la vi dos veces. En el primer visionado, la película era woke. En el segundo, ya era facha. Por lo que sea, no noté la diferencia entre la Emilia Pérez comprometida y trans y la Emilia Pérez ofensiva para México y totalmente reaccionaria. Les juro que el primer plano de la película era el mismo las dos veces, y que su metraje corría por la pantalla con idéntica estructura, idénticos actores, idénticos gestos de los actores. Las canciones también eran las mismas.

La película disfruta en Imdb de una nota reservada a los grandes fiascos artísticos: un 5,5. Joker 2 tiene un 5,2; y Blonde, un 5,5 también. Las tres películas han sido acribilladas por el mismo motivo: tratar de hacer algo distinto y no haberlo logrado, a juicio del respetable. Sin embargo, las películas que intentan hacer algo distinto son las que hay que defender.

James Cameron, director de Titanic y Avatar, confesó haber visto Emilia Pérez tres veces, y estar fascinado. Fernando León de Aranoa defendió la cinta en Twitter. Alejandro Amenábar ha revelado que su voto en los Oscars ha ido para Karla Sofía Gascón. Sus impresiones son profesionales: esta gente que hace cine cree que Emilia Pérez es buen cine.

Yo la vi dos veces. En el primer visionado, la película era woke. En el segundo, ya era facha

Las críticas contra la película de Jacques Audiard (uno de los mejores directores del mundo) empezaron por la política, o sea, por la tontería. Son básicamente dos: que México no es como en Emilia Pérez y que Karla Sofía Gascón tuiteó de resaca hace casi diez años. A partir de ahí, todo el mundo sabe de cine y las escenas están mal filmadas, las canciones mal cantadas, los efectos mal hechos y las transiciones, pues también mal. La superioridad moral es milagrosa, ya sabes, eres Orson Welles.

La realidad del arte es que el México literal nos trae sin cuidado. Prosper Mérimée se inventó media Andalucía en Carmen y eso no ha impedido que el mito de Carmen que creó a voleo un francés se convirtiera en óperas y películas, y deviniera inmortal. La mitad de la historia del cine clásico está formado por películas ambientadas en países donde no se habla inglés, pero en la película sí. Los rusos de Ninotchka (1939) hablan inglés entre ellos, como los alemanes de La lista de Schindler (1993). Ningún actor fundamental de La lista de Schindler era alemán. Ningún actor fundamental en Emilia Pérez es mexicano, protestan algunos. ¿Y? El equipo de rodaje no ha pisado México. ¿Y? Selena Gómez no sabe lo que dice. ¿Y? ¡El cine es una ilusión! La ilusión funciona o no. La sangre en el cine es de mentira, por si no lo sabían.

El desplome de las opciones de Emilia Pérez de cara a los Oscars se ha producido cuando una periodista canadiense de origen iraní tuvo la inquisitorial idea de buscar en la cuenta de Twitter de Karla Sofía Gascón varios términos condenatorios. "Moro", "Hitler", "Islam" fueron sus búsquedas predilectas. Sarah Hagi, la periodista, cantó bingo el 30 de enero. Karla Sofía Gascón era racista y no podía ganar el Oscar a mejor actriz. "Cuántas veces más la historia tendrá que expulsar a los moros de España", tuiteó hace ocho años Karla sin saber que eso la impedía ser buena actriz.

Ningún actor fundamental de 'La lista de Schindler' era alemán. Ningún actor fundamental en 'Emilia Pérez' es mexicano. ¿Y?

A partir de ahí, lo trans dejó de identificar a una mujer trans, y tomó ventaja en su identidad su condición de facha. Los trans tienen derechos como cualquier persona, pero no el de opinar libremente. Entonces ya no son trans, sino peleles, y se les puede linchar. Es curiosa la cantidad de gente que disfruta de acosar, hostigar y amenazar a una mujer trans si en su cabeza acosa, hostiga y amenaza a una mujer facha. A lo mejor lo que querían de verdad era amenazar a una mujer trans.

La histeria woke nos ha llevado a estas paradojas, contradicciones y desniveles. Ya no sabemos si Emilia Pérez es una buena película o no. Ya no sabemos por qué una película es buena. De hecho, sí lo sabemos, pero toda esta gente está loca. Bastaría que Humphrey Bogart tuviera telegramas por ahí guardados donde celebra la llegada del nazismo para que Casablanca y La reina de África dejaran de ser obras maestras. Imaginen que descubrimos que Al Pacino no recicla la basura: ¿qué sería de El Padrino?

Falta poco para conocer el veredicto de la Academia de Hollywood. Si castiga a Emilia Pérez, el cine ha muerto, sus profesionales habrán sucumbido ante lo que sabe de cine una periodista del montón en Canadá y miles de linchadores desaforados. O sea, habrán sucumbido a la barbarie. Si reconoce con dos, tres o cuatro Oscars lo que reconocía de facto cuando la nominó a trece estatuillas, hay esperanza.

Fue un sabio de la condición humana el que inventó el voto secreto. Si las votaciones no fueran secretas en Hollywood, Emilia Pérez se iría de vacío.

Todo iba bien entre París y Alcobendas, entre Cannes y Los Ángeles, mientras una película de reciente estreno visibilizaba a la minoría trans, cuestionaba el machismo y mostraba las muertes y desapariciones que el narco mexicano provoca cada año gracias a todos esos que en Los Ángeles, Cannes, Alcobendas y París consumen cocaína. La película era moderna, loca, nueva, panfletaria y premiable. En Cannes, le dieron dos galardones. En Hollywood, la nominaron a trece. Karla Sofía Gascón era la primera mujer trans de todos los tiempos en ser nominada al Oscar. Que fuera española nos ponía en el mapa, en la conversación. Había que ver Emilia Pérez para seguir esa conversación.

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