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Psicópatas del amor romántico: un peligro público
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Alberto Olmos

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Psicópatas del amor romántico: un peligro público

La escritora francesa Maud Ventura debuta con la extraordinaria 'Mi marido', viaje al infierno de la vida cotidiana

Foto: La actriz January Jones como Betty Francis en la serie 'Mad Men'.
La actriz January Jones como Betty Francis en la serie 'Mad Men'.

No se dejen engañar por una novela titulada Mi marido, que puede parecer la obra de una psicópata: es realmente la obra de una psicópata. Titular tan sencillo y conyugal en pleno siglo XXI no es como titular eso mismo en el siglo XIX, o en los años 50. Ese encabezado, en 2021 (edición original), es tan provocador como lo fue un American Psycho en la década de los 90 o el Fanny Hill, memorias de una prostituta en el siglo XVIII. Es como titular hoy Mi alegre año de contaminación. O Quiero tener ocho hijos.

Nada más ver este libro sobre una mesa, algo me dijo que había gato encerrado, ironía de registro civil. No podía ser malo, no podía ser tradicionalote y no podía ser feminista al uso. Una autora de 32 años, Maud Ventura, proponía al mundo Mi marido, lexema propio de su abuela. Entonces tenía que estar escribiendo contra su abuela, lo cual sería demasiado obvio. Lo fundamental era que escribiría contra algo.

Una madre, y sobre todo esposa, narra en Mi marido una semana de su vida. Todo es perfecto. Cada día de la semana tiene para la narradora un color singular, lo que empieza a darnos sensaciones psicóticas. Los jueves son amarillos, por ejemplo; los viernes, verdes. Con este arcoiris de fondo, la santa esposa nos dibuja su matrimonio envidiable, con marido rico y apuesto, casa grande y dos niños. De lunes a domingo, fluye la rutina reconocible de las familias felices y ordenadas. Hay amor.

La esposa siente amor, lo siente por su marido como Alfred Nobel por la dinamita. Va uno intuyendo, capítulo a capítulo, que el amor que proclama la esposa lo firmaría Patrick Bateman para los descuartizamientos. Sin embargo, el marido es un hombre impecable, no se le puede pedir más. Pero la esposa quiere más. Más cartuchos de dinamita de amor puro. A media novela, uno piensa que la historia puede acabar lo mismo con una fiesta infantil en el parque que con la madre matando a todos los niños del colegio.

placeholder Cubierta de 'Mi marido', de Maud Ventura.
Cubierta de 'Mi marido', de Maud Ventura.

“Sé que es una bobada, pero cuanto más se encarga mi marido de las compras importantes, más noto que me quiere”, leemos. La esposa necesita el príncipe más azul que vendan, y no deja de cotejar el azul de su príncipe con el azul de un ideal. Así, basta con que un día no la acaricie para que sospeche que tiene, su esposo, una amante. Y si tiene una amante es porque ella ya no es guapa. La narradora juzga de un vistazo la belleza de las demás mujeres, y recuerda con pena cuando ella misma “parecía Nicole Kidman”. Hasta ha calculado por porcentajes la importancia de los pilares de la belleza femenina: “La belleza es una cuestión de luz (15%), de base de maquillaje (20%), de pelo (25%) y de ropa y calzado (40%)”.

“Todas las agresiones que llevo padeciendo”, se queja la esposa. Por ejemplo, en una cena con amigos, juegan a nombrar una fruta con la que uno identifica a su cónyuge. El marido dice que nuestra fatal romántica es “una clementina”. Ella no lo puede soportar. Su matrimonio está completamente destruido por una comparación hortofrutícola.

La esposa registra todos y cada uno de los enseres personales de su esposo, espía sus correos electrónicos, conoce de memoria toda su ropa, reconoce sus pasos y su respiración y hasta los latidos de su corazón si los imitara el batería de un grupo de música. Estar enamorada es estar así de loca. El amor romántico es como alojarse en el hotel de El resplandor.

Maud Ventura nos lleva con una prosa fresca y redondita por los recovecos de una esposa tradicional hasta lo revolucionario. Roro a su lado es una simple moderna. Cuando vi que este libro ha vendido 400.000 ejemplares en Francia, supe que algo de sexo tenía que tener. No tiene mucho, pero es sexo muy malvado y retorcido, propio de las mejores tradiciones europeas.

Estar enamorada es estar así de loca. El amor romántico es como alojarse en el hotel de 'El resplandor'

La protagonista va tomando perfiles reconocibles, y me acuerdo en varios momentos de January Jones como Betty Draper en Mad Men. Una mujer bellísima que lo tiene todo para acabar en un callejón con el borracho más feo del bar. Hay algo aquí de sadomaso tentativo, de perversiones diminutas que sorprenden mucho.

Maud Ventura ha tardado tres años en escribir esta extraordinaria novela, y cuatro en verla publicada en España. Su sello francés, L´iconoclaste, es pequeño, como su sello español, Nórdica. No puede caerme mejor. En los agradecimientos, incluye a su editora, pues “reparó en su manuscrito entre tantos otros”. Maud Ventura no es una autora como tantas otras. Le bastó teclear Mi marido para saber que con el amor romántico se puede construir una ojiva nuclear.

No se dejen engañar por una novela titulada Mi marido, que puede parecer la obra de una psicópata: es realmente la obra de una psicópata. Titular tan sencillo y conyugal en pleno siglo XXI no es como titular eso mismo en el siglo XIX, o en los años 50. Ese encabezado, en 2021 (edición original), es tan provocador como lo fue un American Psycho en la década de los 90 o el Fanny Hill, memorias de una prostituta en el siglo XVIII. Es como titular hoy Mi alegre año de contaminación. O Quiero tener ocho hijos.

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