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Soy una millennial, he visto 'Twin Peaks' por primera vez... y he flipado pepinillos
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Rocío Pérez

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Soy una millennial, he visto 'Twin Peaks' por primera vez... y he flipado pepinillos

Ver la serie de David Lynch en 2017 es como encontrar, bucear y revolcarse en una cápsula del tiempo

Foto: Imagen de 'Twin Peaks', protagonizada por Kyle MacLachlan
Imagen de 'Twin Peaks', protagonizada por Kyle MacLachlan

Nada en mi vida me había preparado para 'Twin Peaks'. Nada. Alguien me ha dicho por ello que se nota que nunca había visto una película de David Lynch porque 'Twin Peaks' es David Lynch en toda su esencia. Efectivamente, no había visto nada, pero dudo que una película hubiese bastado para ponerme en preaviso.

Retrocedamos. Les pongo en situación. Cuando la serie se emitió por primera vez en 1990, yo tenía tres años. No sé si en mi casa se vio porque no lo recuerdo. Hasta hace aproximadamente un mes, toda mi relación con 'Twin Peaks' era la que se tiene con la televisión anterior a tu época: conoces el nombre y a algún actor porque, bueno, la gente mayor que tú habla de ello mientras tú desconectas de la conversación porque si tengo que prestar atención a una conversación más sobre 'Bonanza'...

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Yo crecí viendo series descargadas de internet, con 'Buffy Cazavampiros' como mi gran heroína, y luego Netflix hizo el resto. Historias rápidas y trepidantes, personajes esbozados en cuatro frases, subtítulos y versiones originales. No solo no había visto 'Twin Peaks': es que no sabía de qué iba ni me interesaba gran cosa, el nombre de Laura Palmer no me decía nada y Lady Leño ni les cuento.

Pero una tarde tonta alguien me convenció para empezarla. Y el choque fue mareante. Hace menos de 24 horas que vi el último capítulo y todavía no me tengo en pie del todo. Les explico.

Cápsulas del tiempo

¿Conocen ustedes las cápsulas del tiempo? ¿Guardar en una caja testimonios de la actualidad para esconderla en algún lugar y que alguien lo encuentre décadas después, haciéndose con ello una idea de como era el pasado? Pues ver 'Twin Peaks' en 2017 es como encontrar, bucear y revolcarse en una de esas cápsulas del tiempo.

En la primera media hora todo es viejo: esos títulos de crédito, lentos y pausados con los nombres de los actores en un escandaloso verde neón, paisajes boscosos de fondo y una melodía telenovelesca que se clava en el cerebro; esos doblajes pastosos; esas presentaciones parsimoniosas de los personajes; ¡esos cardados, por el amor de dios!

Al principio todo es viejo: títulos de crédito lentos en un escandaloso verde neón, paisajes boscosos y una melodía que se clava en el cerebro

Como millennial que soy por mucho que reniegue, todo esto me tenía fascinada y horrorizada al mismo tiempo. Qué pintas, qué lento, qué naive todo.

Pero de lo que nadie te avisa es que 'Twin Peaks' es droga dura, y una vez que has echado un vistazo, no puedes dejar de mirar, aunque a ratos te aburras, a ratos te asustes y a ratos sientas una sensación que solo sé describir como flipar pepinillos.

Para empezar, aquí nada es lo que parece, partiendo del propio argumento. Lo que comienza como la investigación de un asesinato pasa enseguida a ser el retrato colectivo de un pueblo en el que cada habitante, digámoslo claramente, está más loco que el anterior. Desde el adorable y optimista agente Cooper, el enviado por el FBI para investigar el asesinato de Laura Palmer, hasta la mencionada Lady Leño, que va por ahí con un tronco de árbol en las manos ofreciéndolo como interlocutor a todo el mundo. Todo el mundo está como las maracas de Machín.

placeholder El cadáver de Laura Palmer en 'Twin Peaks'
El cadáver de Laura Palmer en 'Twin Peaks'

Con escenas telenovelescas a ratos, continuas loas al café y la tarta de cerezas que rara vez vienen a cuento, diálogos absurdos que no llevan a ningún sitio en concreto y una mezcla de ficción plausible con fantástica chifladura… Mentiría si negase que varias veces por capítulo se me ha escapado un “¿Pero qué es esto?”.

Esto es, queridos, un espejismo, porque la trama avanza y ese retrato colectivo se transforma en otra cosa: en una vieja/nueva versión de la lucha de El Bien contra El Mal, ese mal profundo y absoluto que aquí se esconde en los bosques (“Las lechuzas no son lo que parecen”, ahora lo entiendo) pero que en realidad está dentro de todos los seres humanos. Y ahí es cuando te das cuenta de que 'Twin Peaks' es vieja, pero en realidad no lo es en absoluto. ¿O es que la guerra entre el bien y el mal con el mundo como campo de batalla dejó de ser actual alguna vez?

A vueltas con la sexualidad femenina

Pero no es solo eso. Ver 'Twin Peaks' en 2017 me ha sorprendido gratamente por cómo trata algunas cuestiones que hoy en día nos resultan espinosas, por ejemplo, la sexualidad femenina.

Treinta años después de su estreno sería ridículo avisar de que vienen spoilers, pero ojo, ¡spoilers! La serie arranca con la aparición del cadáver de Laura Palmer, una adolescente asesinada de forma violenta por alguien a quien el agente Cooper, del FBI, y el sherif local Thruman deben descubir. Durante su investigación van averiguando aspectos de la vida de la chica que pocos conocían, y muchos de ellos tienen que ver con su prolífica vida sexual: tenía un novio y un amante, resultaba atractiva a otros hombres, algo que sabía y potenciaba en ocasiones, y había acudido al burdel local a prostituirse voluntariamente.

Laura Palmer tenía un novio y un amante, se aprovechaba de su atractivo y había acudido al burdel local a prostituirse voluntariamente

Perfecto para una moralina, ¿no creen? No seas una fresca o te meterás en problemas y todo eso. ¿Les suena? Estamos hartos de ver versiones de ese argumento más o menos explícitas, pero no en este caso. En ningún momento de la serie se utiliza la agitada vida sexual de Laura como justificación para su muerte o asesinato. Nada de eso la hace menos víctima de un horrible crimen. Nada de eso la hace menos merecedora de justicia. Resulta que una serie de 1990 tiene algo que enseñarnos sobre feminismo a nosotros, mentes modernas, casi treinta años después.

Foto: 'Por trece razones' Opinión

¿Quiere esto decir que me ha gustado 'Twin Peaks'? Pues miren, yo qué sé. A pesar del enganche, he terminado un poco saturada. Reconozco que me costó terminar. En determinado momento de la segunda temporada, el misterio principal queda resuelto y ahí comienza una fase que he bautizado como 'el despendole por el despendole'. Ya nada parece tener sentido, la acción se desarrolla sin un objetivo aparente, los personajes se van deslavazando… Si no me hubiese comprometido a escribir este artículo, probablemente no habría llegado al último capítulo.

Y habría sido una lástima porque ese capítulo 22 de la segunda temporada es, sin duda, la auténtica guinda del pastel. Un absoluto delirio que me hizo encogerme de angustia en el sofá y terminar deseando que llegue el domingo 21 de mayo y comience la tercera temporada, esa que lleva 27 años después de que terminase la anterior. Como les decía, nada en mi vida me había preparado para 'Twin Peaks'.

Nada en mi vida me había preparado para 'Twin Peaks'. Nada. Alguien me ha dicho por ello que se nota que nunca había visto una película de David Lynch porque 'Twin Peaks' es David Lynch en toda su esencia. Efectivamente, no había visto nada, pero dudo que una película hubiese bastado para ponerme en preaviso.

David Lynch
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