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'Narcos 2': Pablo Escobar vuelve... y muere (atención, esto no es un spoiler)
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi

'Narcos 2': Pablo Escobar vuelve... y muere (atención, esto no es un spoiler)

Netflix estrena el 2 de septiembre la segunda temporada de la serie sobre el gran supervillano del narcotráfico

Foto: Narcos 2
Narcos 2

“Para darlo de baja tras casi un año y medio de cacería fueron necesarios una recompensa de veinticinco millones de dólares, un comando de la policía colombiana especialmente entrenado con tal fin y unos ocho mil hombres adscritos a los organismos de seguridad del Estado, los carteles de la droga rivales y los grupos paramilitares, docenas de efectivos de la DEA, el FBI, y la CIA, los Navy Seals de la Marina y el Grupo Delta del Ejército norteamericano, aviones de su gobierno con radares especiales y el dinero de algunos de los hombres más ricos de Colombia.”

Con estas palabras Virginia Vallejo describía en su libro publicado en 2007 'Amando a Pablo, odiando a Escobar' (Debate) el operativo que durante quince meses se desplegó en Colombia para dar caza al hombre más buscado del momento, Pablo Escobar. Un personaje que no era simplemente un interés profesional de la escritora y periodista colombiana, sino que conocía personalmente gracias a la relación sentimental que mantuvieron en los años 80.

La detallada descripción de Vallejo, que la escritora realiza mientras explica las razones por las que se vio obligada a exiliarse en Estados Unidos, es tal vez, la exposición más esquemática de lo que nos espera en la segunda temporada de Narcos. Una nueva entrega que desde el 2 de septiembre a las 9 horas estará a disposición de los abonados a la plataforma de contenidos audiovisuales Netflix, y que arrancará donde se quedó, en el 22 de julio de 1992. Ese día Escobar consiguió, junto a algunos de sus hombres, escapar de La Catedral, la prisión que había construido para su uso y disfrute, burlando la operación con la que se pretendía trasladarle a una verdadera cárcel.

Huida permanente

Tal y como podemos ver en el avance de once minutos ofrecido por Netflix, el momento más humillante de la historia reciente de Colombia transcurre mientras el agente Murphy, el narrador de la historia que cuenta la serie, discute con su mujer sobre los inconvenientes de perseguir al narco. Y no puede evitar esbozar una mueca sonriente cuando recibe la llamada de su compañero, Javier Peña, en la que le cuenta que Escobar ha escapado. “¿Y sabéis qué? Yo estaba feliz por ello. El zorro estaba fuera de la jaula y la caza estaba en marcha” confiesa Murphy a los espectadores mientras mira al vacío e imagina cuáles serán sus próximos movimientos.

Serán 10 episodios en los que la serie narrará los quince meses que Escobar logró sortear a la larga lista de agraviados que él mismo dejó a su paso

Por delante, diez episodios en los que la serie narrará los quince meses que Escobar logró sortear a la larga lista de agraviados que él mismo dejó a su paso. El tráfico de cocaína, que le convirtió en uno de los hombres más ricos del momento, y la violencia que empleaba para conseguir todo aquello que deseaba le procuraron muchos, y peligrosos, enemigos. Una huida permanente que sumará intensidad a la historia, que a diferencia de la primera entrega, se centrará en los meses que le quedan al protagonista. Un hombre que atraviesa una época oscura, en la que las múltiples amenazas que le acechan, hacen de él un ser huidizo y (aún más) violento.

El desenlace de la historia del hijo de una maestra y un campesino que quería conseguir un millón de pesos antes de cumplir treinta años, no entiende de los temidos “spoilers” porque todo el mundo lo conoce. Y por si queda algún despistado, Netflix ha sido muy explícita en la promoción de la serie, y ha adornado sus posters con un contundente “Pablo muere.” Una conclusión que, tal y como ha comentado Wagner Moura en campaña previa al estreno “representaba no solamente el final. Era una parte de mi vida que se acababa.” Un momento vital en el que, por cierto, ha conseguido mejorar su español, algo que aquellos que disfrutan la serie en versión original, y son hispanoparlantes, agradecerán.

Los últimos días de Pablo

A Escobar le sobrevivieron sus dos hijos y su viuda, que tras abandonar Colombia y encontrar refugio en Argentina, cambiaron sus nombres y apellidos. “Mi padre siempre nos dijo que el teléfono era sinónimo de muerte porque nos podían rastrear fácilmente y el día que murió nos llamó tanto que me hace pensar que él quería que la policía llegara y que quería morir en un combate. Es una manera también de suicidarse” comentó Sebastián Marroquín Santos, su primogénito, en una entrevista publicada en 2012.

Un día antes, el narco había cumplido 44 años, algo que celebró con “marihuana, una tarta y un poco de vino” según reveló Mark Bowden, autor de 'Matar a Pablo Escobar'. El fervor telefónico de un hombre que llevaba meses sin ver a su familia sirvió a las fuerzas del orden para localizar su guarida. Una hazaña que llevaban semanas tratando de conseguir, apremiados por la violenta guerra en la que se convirtió la búsqueda del narco y que acabó con la vida de más de cinco mil personas en cuatro años.

Como es propio en este tipo de personajes, su muerte está rodeada de preguntas e hipótesis y será uno de los momentos más importantes de los nuevos episodios. El cadáver de Escobar tenía siete orificios de bala, tres en la cabeza y cuatro en las piernas. Uno de los primeros serviría para apoyar la versión de la familia, que sostiene que se suicidó con un disparo bajo la oreja, tal y como rezaba el lema de una de las organizaciones criminales de las que formó parte. “Prefiero un cementerio en Colombia que una cárcel en Estados Unidos.”

Los Pepes, un francotirador de la Delta Force, el líder de las Autodefensas Unidas de Colombia o el Bloque de Búsqueda son otros de los posibles responsables de la muerte del narco. E incluso no falta la leyenda que cuentan aquellos que creen que está vivo, disfrutando de su fortuna, porque quién murió en el barrio de los Olivos, en Medellín, fue un doble contratado por el propio Escobar. Sea cual sea el desenlace con él se puso, por fin, punto y final a una historia que había durado demasiado, por culpa de la corrupción política y la permisividad con la que Escobar había llevado a cabo sus fechorías.

'Narcos' no quiere terminar con Escobar

Desde que la producción creada por Chris Brancato, Carlo Bernard y Doug Miro llegó a Netflix hace un año al panorama seriéfilo, las críticas y las alabanzas se han sucedido, y para muchos fue una de las mejores series de 2015. Con sus nominaciones a los Globos de Oro, al mejor actor dramático y mejor drama, y la tres opciones de premios en los próximos Emmy, uno por la edición y dos por la apertura de la serie, 'Narcos' se confirma como una de las creaciones más importantes de los últimos años en la ficción televisiva. Mejorable, tal vez sí, pero relevante y necesaria, por lo atractivo de su narración y la relevancia histórica de su protagonista.

'Narcos' se confirma como una de las creaciones más importantes de los últimos años en la ficción televisiva

Sin embargo, Brancato y Netflix no van a detener su interés por el narcotráfico internacional de los años 90 en Pablo Escobar, y según publicó Teleprograma, la compañía de streaming ya está preparando la tercera entrega de la serie. En ella se narraría el ascenso en el mundo del tráfico de drogas de aquellos que sucedieron a Escobar, así como su lucha contra el gobierno colombiano y la DEA. Es decir, los entresijos de la eficiente red operativa que el Cartel de Cali organizó para tratar de controlar el mercado mundial de la cocaína, penetrando en las más altas esferas políticas del gobierno colombiano.

Una maquinaria tan engrasada como la de su predecesor en el panorama internacional, que manejaba millones de dólares y contra la que, quizá, puedan seguir luchando Murphy y Peña. Porque, al contrario que Escobar, vivieron para contarlo. Y eso tampoco es un “spoiler”.

“Para darlo de baja tras casi un año y medio de cacería fueron necesarios una recompensa de veinticinco millones de dólares, un comando de la policía colombiana especialmente entrenado con tal fin y unos ocho mil hombres adscritos a los organismos de seguridad del Estado, los carteles de la droga rivales y los grupos paramilitares, docenas de efectivos de la DEA, el FBI, y la CIA, los Navy Seals de la Marina y el Grupo Delta del Ejército norteamericano, aviones de su gobierno con radares especiales y el dinero de algunos de los hombres más ricos de Colombia.”

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