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'GLOW', la comedia de Netflix sobre el wrestling (femenino) es una maravilla
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Aloña Fernández Larrechi

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Aloña Fernández Larrechi

'GLOW', la comedia de Netflix sobre el wrestling (femenino) es una maravilla

La plataforma se atreve a desafiar al espectador más reacio con su nueva producción original basada en un programa de televisión de los 80

Foto: Escena de 'Glow'. (Netflix)
Escena de 'Glow'. (Netflix)

Los Ángeles, 1986. ‘Take my breath away’ suena de nuevo en la radio. En un cochambroso gimnasio de los suburbios un grupo de mujeres, llegadas de toda la ciudad, aguardan noticias sobre el motivo que les ha llevado allí. Un tercio de ellas abandonarán la estancia cuando lo descubran. El resto tendrá que someterse a un casting en el que un señor de grandes proporciones, llamado Mando Guerrero, les enseñará, por decirlo así, a caer con gracia. Los requisitos para pasar la prueba son simples: deben saber moverse, ser capaces de seguir órdenes y agradar (visualmente) al director. Doce de las aspirantes serán las protagonistas de ‘Gorgeous Ladies of Wrestling’ un espectáculo que, televisivamente, estaba reservado a los hombres y terminó traspasando las fronteras de la pequeña pantalla.

Tres décadas después, la historia del sueño de un adinerado productor que se convirtió en realidad, ha inspirado la nueva comedia de Netflix, ‘GLOW’. Una de esas producciones de la plataforma que lo tiene todo para convertirse en una de sus señas de identidad. Y que (otra vez) hace que los 80 regresen a nuestras vidas musical y visualmente cuando el calor aprieta y en la banda sonora de la rutina, la canción del verano amenaza constantemente. Un oasis de nostalgia que contribuye a reforzar el carácter de la producción.

"Deporte con disfraces"

Creada por Liz Flahive y Carly Mensch, ‘GLOW’ narra en sus diez primeros episodios el nacimiento del exitoso programa de wrestling femenino. Y lo hace a través de Ruth Wilder, una joven aspirante a actriz que trata de sobrevivir pidiendo dinero prestado mientras sueña con algo más que un papel de secretaria. La oportunidad llega con un misterioso casting en el que buscan mujeres poco convencionales. Cuando descubre que se trata de wrestling, Ruth no duda en afirmar que el “wrestling no es actuar, es un deporte con disfraces”. Aunque un día después se dedique por entero a revisar los programas de uno de los hombres de moda en este tipo de espectáculos, Hulk Hogan.

Para interpretar a la dedicada aspirante a actriz la elegida ha sido Alison Brie, a la que anteriormente hemos podido ver en series como ‘Mad Men’ y ‘Community’. Desde el primer minuto Brie logra ganarse al espectador con una situación que la propia actriz reconoce haber vivido y que en realidad es la esencia de toda la serie, la falta de oportunidades para las mujeres en muchos ámbitos de la vida. Además el compromiso de su personaje con la profesión termina siendo objeto de burla pero ella no tarda en focalizarlo hacia su nuevo e inesperado modo de vida, el wrestling. Un cambio vital que también experimenta Sam Sylvia, el director de serie B cuyas necesidades económicas le fuerzan a dirigir ‘Gorgeous Ladies of Wrestling’.

Recuerdos de la cárcel

La aspirante a actriz y el director desquiciado son los primeros personajes en reclamar su papel en la historia, pero no los únicos. Porque al igual que el programa original buscó un reparto diverso y llamativo, que añadía atractivo a la propuesta, ‘GLOW’ se asienta sobre un grupo de personajes femeninos de procedencias muy distintas. Y que da lugar a un universo muy particular, en el que las historias personales y del grupo dan lugar a un llamativo producto televisivo. Una dinámica que inevitablemente recuerda a otra serie de Netflix, ‘Orange Is The New Black’.

Jenji Khojan y Carly Mensch, son algunos de los nombres que ambas producciones tienen en común, aunque también comparten su interés por contar una historia coral y heterogénea. Pero es más lo que les separa. Su ambientación, su banda sonora o las obvias posibilidades que ofrece la libertad de movimientos son algunas de las diferencias entre ambas producciones. Aunque la principal tenga nombre de mujer, Debbie Eagan, y se revele como el inesperado, pero imprescindible, personaje para dar un último giro a la historia.

Protagonista inesperada

Porque Ruth Wilder, la protagonista de ‘GLOW’ no es solo una sufrida e inocente actriz a la que una pandilla de niñatos asaltan en un aparcamiento. También es la mujer que se acuesta, en el apartamento que apenas puede pagar, con el marido de su mejor amiga, Debbie. Una mujer que trata de convencerse de lo feliz que le hace su reciente maternidad, tratando de justificar su retirada de unos escenarios que no le ofrecían lo que quería. Ser algo más que una cara bonita.

El particular descenso a los infiernos de la madre novata, provocado por la sinceridad de un esposo atiborrado de remordimientos, terminará cuando Sam Sylvia llame a su puerta. Inspirado por su aparición en el gimnasio, Sylvia trata de que Debbie se interese por la propuesta que tiene para ella. Una oferta en la que no falta dinero, protagonismo y la libertad interpretativa que añoraba. Pero tampoco las mentiras que le hicieron creer que no tendría que volver a ver a Ruth. La capacidad de ambas para pasar página y centrarse en el proyecto que puede darles la fama será crucial para el devenir del espectáculo. A veces, demasiado literalmente.

Mujeres en un universo masculino

“En pocas palabras se podría decir que ‘Gorgeous Ladies of Wrestling’ fue un espectáculo sobre mujeres practicando wrestling. Pero en pocas palabras nunca lo describiría”. Así resume Steve Blance, guionista de las tres últimas temporadas del espectáculo original, la relevancia que tuvo el programa en la última mitad de los 80, gracias a un documental dedicado al mismo. A través de varias entrevistas, las luchadoras hablan del cambio de imagen que el show dio a las mujeres en el mundo de la lucha, de los duros entrenamientos o las críticas de algunos sectores sobre su incursión en un mundo tan masculino. Un mensaje tan contundente como “si no ves wrestling te estás perdiendo una parte importante de nuestra cultura” se lanzaba desde el mismo medio, la televisión, en el que se preguntaba a las luchadoras por la necesidad de subirse a un cuadrilátero disfrazadas con trajes vistosos.

En un momento en el que poner una docena de mujeres en el cartel de promoción de una serie puede ser considerado un acto heroico, por aquello de que (valiente tontería) “las series de chicas son para chicas”, Netflix se atreve a desafiar al espectador más reacio. Y lo hace colocando a las protagonistas de su nueva producción en un universo en el que, a no ser que seas experto en la materia, lo normal es encontrarse a un hombre. En realidad solo se trata de la maravillosa historia de un grupo de mujeres que buscan su lugar en el mundo, aunque tengan que luchar contra prejuicios diversos y vayan de la mano de un director que sólo ve en ellas un trozo de carne. Pero si el wrestling es la excusa para que muchos terminen con los recelos audiovisuales que llevamos décadas aguantando, bienvenido sea.

Los Ángeles, 1986. ‘Take my breath away’ suena de nuevo en la radio. En un cochambroso gimnasio de los suburbios un grupo de mujeres, llegadas de toda la ciudad, aguardan noticias sobre el motivo que les ha llevado allí. Un tercio de ellas abandonarán la estancia cuando lo descubran. El resto tendrá que someterse a un casting en el que un señor de grandes proporciones, llamado Mando Guerrero, les enseñará, por decirlo así, a caer con gracia. Los requisitos para pasar la prueba son simples: deben saber moverse, ser capaces de seguir órdenes y agradar (visualmente) al director. Doce de las aspirantes serán las protagonistas de ‘Gorgeous Ladies of Wrestling’ un espectáculo que, televisivamente, estaba reservado a los hombres y terminó traspasando las fronteras de la pequeña pantalla.

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