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Si el porno produce violaciones, ¿por qué no nos matamos a tiros?
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Juan Soto Ivars

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Si el porno produce violaciones, ¿por qué no nos matamos a tiros?

Leo en El País que el consumo de pornografía está detrás del aumento de las violaciones. Es raro, porque el consumo de porno aumenta exponencialmente y

Foto: Hombre mira pornografía en la televisión. (iStock)
Hombre mira pornografía en la televisión. (iStock)

Leo en El País que el consumo de pornografía está detrás del aumento de las violaciones. Es raro, porque el consumo de porno aumenta exponencialmente y España sigue siendo uno de los países con mayor seguridad sexual del planeta, pero pasaré este detalle por alto. Quiero responder al razonamiento literal, asustadizo y moralizante que está detrás de esta clase de mensajes. Antes haré unas cuantas anotaciones:

Que el consumo de porno ha aumentado desde que es gratis y accesible es indudable. Que los adolescentes de hoy consumen, por tanto, más porno que los de mi época, también. Que una educación sexual con la pornografía como fuente primaria es indeseable, no creo que muchos lo ponga en duda. Que lo que se ve en esas películas no es el sexo real, sino una representación, tampoco. El personaje femenino suele disfrutar con comportamientos que provocarían dolor, sonrojo o asco en buena parte de las mujeres, de sentido común.

Todo esto está muy bien. Si aprendiste a follar con el porno, es previsible que lo hagas muy mal y es deseable que lo consigas poco. Ahora bien: la cruzada antiporno contemporánea no se limita a estudiar y criticar el impacto que pueda tener la pornografía, porque no es una cruzada seria.

No quieren esclarecer el efecto del porno en el sexo y no hacen un análisis honesto: quieren prohibir el porno antes de hacer el esfuerzo por comprender sus efectos. Establecen, como en los tiempos de Andrea Dworkin, neuróticas relaciones entre la ficción y los crímenes sexuales. Quieren alarmar a la sociedad con la táctica de las noticias de perros peligroso que devoran a niños. Aquí van unas cuantas preguntas para quienes lo vean así.

Si el porno provoca violaciones...

Decidme, por ejemplo, cómo es posible que el crecimiento desmesurado y sostenido del consumo de películas violentas en las que se disparan armas de fuego, se clavan cuchillos y se tira a gente por ventanas y precipicios no se haya visto reflejado en un aumento de los crímenes a tiros, los apuñalamientos o la defenestración. O por qué el éxito de películas donde aparecen constantemente coches a toda velocidad, con maniobras suicidas y accidentes múltiples, no ha multiplicado los accidentes de tráfico.

Decidme cómo es que apenas se ha visto en el cine un trepa bueno y sin embargo hay tanto trepa por aquí

Decidme por qué no crecen los crímenes por venganza si el modelo de héroe típico en el cine de acción es un individuo que se toma la justicia por su mano. Decidme por qué la actitud valiente de los protagonistas no se refleja tampoco en un aumento de los actos de valentía protagonizados por ciudadanos. Decidme cómo es que apenas se ha visto en el cine un trepa bueno y sin embargo hay tanto trepa por aquí.

Decidme cómo es posible que la primera generación que ha jugado masivamente a videojuegos hiperviolentos haya desarrollado una alergia a la violencia física de intensidad suficiente como para considerar, como se considera hoy día, que el insulto o la agresión verbal son ataques capaces de provocar tanto dolor como un puñetazo.

Decidme por qué el auge de la música satánica en los ochenta y los noventa no se vio reflejada en un aumento considerable de los adoradores de Satán; por qué los juegos de rol donde los adolescentes fingían ser brujos y enanos no repercutieron en su salud mental. Decidme por qué no consiguieron los grupos punk revueltas antisistema, por qué el reguetón ha crecido en paralelo a la ola feminista, por qué el jazz de los años 20 no terminó con la segregación.

Decidme por qué unas sociedades expuestas en masa a criminales populares como Tony Soprano o el Padrino no alimentan a la mafia

Decidme por qué unas sociedades expuestas en masa a criminales tan populares como Tony Soprano o el Padrino no han alimentado a la mafia con nuevos militantes, o por qué los ricos y los poderosos son representados sistemáticamente como malvados en todas las películas de entretenimiento y no ha estallado todavía una revolución. Decidme por qué, si la cultura nos ha avisado tanto y tan machaconamente de los peligros de la tecnología, me estáis leyendo ahora desde un móvil o un iPad.

Decidme por qué son siempre tan atractivos los rebeldes que se enfrentan a los imperios galácticos, por qué los buenos dejan la comida a medias y los malos se atiborran en banquetes, por qué el disidente marcha en solitario contra un sistema corrupto, plagado de enemigos, pero luego es tan difícil encontrar gente así a nuestro alrededor.

Agarrad un libro de historia para explicarme por qué ochenta años de educación y entretenimiento comunista en la URSS no impidieron que los rusos se lanzaran a los brazos del capitalismo en 1989, o por qué cuarenta años de represión franquista no impidieron que en 1980 se hiciera con las riendas Jordi Pujol, por qué una sociedad tan favorable al chiste de mariquitas fue una de las primeras en legalizar el matrimonio homosexual.

Y por último: si todo es tan lineal y tan sencillo, si somos lo que consumimos, si las correlaciones entre cultura y comportamiento son tan claras, tan alarmantes, decidme por qué tantas mujeres han consumido esa fantasía de sometimiento y humillación que es '50 sombras de Grey'.

Leo en El País que el consumo de pornografía está detrás del aumento de las violaciones. Es raro, porque el consumo de porno aumenta exponencialmente y España sigue siendo uno de los países con mayor seguridad sexual del planeta, pero pasaré este detalle por alto. Quiero responder al razonamiento literal, asustadizo y moralizante que está detrás de esta clase de mensajes. Antes haré unas cuantas anotaciones:

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