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Eduardo Mangada

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Madrid pierde el Norte

De lo que se trataba es de priorizar los intereses privados de un banco (hoy imputado por corrupción) frente a las necesidades y aspiraciones más urgentes de los madrileños

Foto: Recreación virtual de una de las zonas del proyecto urbanístico Madrid Nuevo Norte, conocido como Operación Chamartín
Recreación virtual de una de las zonas del proyecto urbanístico Madrid Nuevo Norte, conocido como Operación Chamartín

"Aprobada la operación Chamartín. Pieza fundamental del turbo-desarrollo de Madrid según el modelo que despega en los noventa, una vez es desbordado el urbanismo reparador de la transición. La clave última del desenlace de las últimas municipales en Madrid se halla en ese plan". Enric Juliana

El pasado lunes, 29 de julio de 2019, el Ayuntamiento de Madrid aprobó la Modificación del Plan General que abre la puerta administrativa y política a la gran operación inmobiliario-financiera de Madrid Nuevo Norte, nacida Operación Chamartín. Una aprobación con el voto favorable de todos los grupos políticos presentes en el Pleno Municipal, desde la izquierda a la derecha y a la extrema derecha. Entre todos, con una complaciente unanimidad (no tan complaciente para todas y todos), ponían a los pies de DCN (BBVA y Constructora San José) una amplia y mullida alfombra roja, o verde, para que por ella transite cómodo y seguro su gran negocio financiero especulativo.

Al tiempo que se desarrollaba este plácido y festivo Pleno, un grupo de ciudadanos convocados por Ecologistas en Acción, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y la Plataforma Zona Norte, mostraba su desacuerdo en las pancartas que enarbolaban y gritaban su no ciudadano a este letal atentado contra nuestra ciudad. Pancartas y protestas con una mínima presencia en los medios de comunicación, que al día siguiente daban cuenta de la aprobación municipal y publicaban artículos, reportajes y luminosas imágenes ensalzando tanto la unanimidad en el Ayuntamiento, como las bondades prometidas por esta gran operación, tal como la veremos dentro de veinticinco años. Amplios reportajes que más que trabajos periodísticos parecen "publirreportajes" pagados por DCN.

Una imagen que hace evidente la lamentable brecha existente entre los ciudadanos y sus representantes políticos, sean del color que sean. Una brecha cada día más amplia que podría medirse, en este caso, por la distancia entre el Salón de Plenos y la acera de Cibeles.

Con su voto los partidos de Madrid han diluido sus identidades ideológicas, dando pie a ese pesimista pensamiento: "todos son iguales"

Permítanme que, ante el consenso alcanzado por los partidos políticos representados en el Ayuntamiento, muestre mi extrañeza y tristeza, antes que mi indignación, ya que con su voto han diluido sus identidades ideológicas, dando pie a ese pesimista pensamiento que propaga el siniestro "todos son iguales". Y no deberían serlo, ya que no lo eran los programas y proclamas electorales ni lo son ideológica y socialmente los ciudadanos que, con su voto, los han elevado a su condición de concejales.

Un consenso que no responde a un Pacto de Estado o de Ciudad frente a problemas que afectan al interés general, como tantas veces se ha invocado y se ha hecho realidad en reprobables acontecimientos cercanos como han sido la modificación del artículo 135 de la Constitución o la bélica aplicación punitiva del 155 en el caso de Cataluña.

No, no había una cuestión de interés general. Solo se trataba de priorizar los intereses privados de un banco (hoy ya imputado penalmente por indicios de corrupción) frente a las necesidades y aspiraciones más urgentes de los madrileños. Con este acuerdo del Pleno se ha dado soporte administrativo y político a una operación especulativa, gestada y alimentada durante más de veinticinco años con el beneplácito, cuando no la connivencia, de los poderes públicos, desde los gobiernos central, regional y municipal, con sus cambiantes colores políticos.

Lo que "se inició en 1994 como una actuación destinada a la remodelación del nodo ferroviario de Chamartín, se ha convertido (en estos veinticinco años) en una de las operaciones especulativas de mayor envergadura de España y Europa" (Ecologistas en Acción y FRAVM).

Sé que el adjetivo "especulativo" suena a mantra devaluado, pero en este caso refleja fielmente la naturaleza de Madrid Nuevo Norte

Sé que el adjetivo "especulativa" puede sonar a un mantra devaluado, banalizado por su uso acrítico. Pero en este caso refleja fielmente, sin demagogia ni apriorismos ideológicos, la verdadera naturaleza de Madrid Nuevo Norte. Basta leer las noticias que publicaban los distintos medios, al día siguiente de la aprobación del Pleno, en las que se daba cuenta de la decisión del BBVA, máximo beneficiario de esta operación, de vender sus "derechos" a un operador financiero, venga de donde venga, sin haber invertido un solo euro en el nuevo desarrollo y sin ni siquiera haber "pagado un IBI equivalente a 4,3 millones de euros al año" (IU-UP), tal como estaba obligado.

DCN y el BBVA, como socio mayoritario, solo necesitaban contar con la aprobación municipal y con el apoyo político para garantizar su gran negocio financiero. Dos objetivos alcanzados con la votación del último pleno, con la que, sin más, han multiplicado el valor de este activo potencial y conquistado un aura de estabilidad que lo hace atractivo para los futuros inversores.

Una vez más, la política se arrodilla ante el mercado.

Muchos madrileños se han sentido defraudados, despreciados, con esta aprobación. Colectivos vecinales, culturales, ecologistas, profesionales del urbanismo en sus distintos aspectos, han visto como se tiraban al cubo de la basura sus opiniones, sus propuestas, formuladas con una clara voluntad de colaboración con el Ayuntamiento de Ahora Madrid. Incluso advirtiéndole de la maldad y los riesgos de esta operación. Opiniones y recomendaciones que se han concretado en las tres mil quinientas alegaciones presentadas en el periodo de información pública.

Pero esta inmerecida frustración no puede convertirse en una rendición o un simple ¡qué le vamos a hacer!, porque ya no cabe el ¡otra vez será! Por responsabilidad cívica, debemos seguir esta batalla contra esta amenaza, cada vez más inminente, cavando trincheras culturales, políticas y jurídicas capaces de parar este ataque ya en marcha contra nuestra ciudad.

Por ello hay que saludar y apoyar con entusiasmo y constancia la iniciativa de quienes se oponen a esta operación. Por un lado, la de Ecologistas en Acción y la FRAVM, con el apoyo de la Plataforma Zona Norte, que han interpuesto un recurso contencioso administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid contra la modificación puntual del PGOUM que tramita el Ayuntamiento de Madrid. Y, simultáneamente, la de IU y Unidas Podemos, que han denunciado ante la Fiscalía Anticorrupción "a 28 responsables de la Operación Chamartín por el supuesto quebranto de 2.780 millones de fondos públicos".

No olvidemos que esta operación es posible y se basa fundamentalmente en el rapto y privatización de un bien común, como es el suelo público. Un gran pecado que no puede perdonarse a los poderes públicos democráticos.

NOTA ACLARATORIA

Como exponen Ecologistas en Acción y la FRAVM en su recurso refiriéndose a los orígenes de la Operación Chamartín, lo que en 1994, siendo ministro Josep Borrell, "iba a ser una actuación para obtener ingresos para hacer frente a la remodelación y ampliación de la Estación de Chamartín se ha convertido en una de las operaciones especulativas de mayor envergadura en España y Europa".

Como profesional y testigo de esa primera iniciativa, con la que fui un crítico duro desde el punto de vista urbanístico y político, puedo, no obstante, ratificar que su finalidad última era la que señalan los recurrentes.

"Aprobada la operación Chamartín. Pieza fundamental del turbo-desarrollo de Madrid según el modelo que despega en los noventa, una vez es desbordado el urbanismo reparador de la transición. La clave última del desenlace de las últimas municipales en Madrid se halla en ese plan". Enric Juliana

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