Es noticia
José Luis Cuerda, hay que ver lo bien que te has muerto
  1. Cultura
  2. Tribuna
Juan Soto Ivars

Tribuna

Por

José Luis Cuerda, hay que ver lo bien que te has muerto

En todos los años que llevo yo escribiendo obituarios, no había visto a nadie morirse tan bien como te has muerto tú, pero estas cosas se avisan

Foto: José Luis Cuerda. (EFE)
José Luis Cuerda. (EFE)

Pero cómo se te ocurre morirte, José Luis Cuerda, sin avisar para que preparemos un buen obituario. Que sí, que te has muerto muy bien y en todos los años que llevo yo escribiendo obituarios no había visto a nadie morirse tan bien como te has muerto tú, pero estas cosas se avisan. Llamas por teléfono, o pones un tuit, o si quieres, das un santo y seña para no asustar innecesariamente a las gallinas, por ejemplo: “Dice San Pedro que vaya”, y nosotros nos damos por enterados, escribimos a toda prisa un obituario o se lo plagiamos al Faulkner, que es más rápido. Y así lo dejamos preparado, habiendo hecho 'flashback', antes de ponernos a llorar.

Foto: José Luis Cuerda, en una imagen de archivo. (EFE)

Cuando llegaste al pueblo, te dije que hicieras lo que otros genios, que unos días ruedan 'Total' y otros hacen 'La lengua de las mariposas'. Son cosas vistosas que no hacen daño a nadie y llaman la atención lo justo, sin armar escándalo. Pero parece que a ti lo que te gusta precisamente son los escándalos y las extravagancias. De entrada, rodaste 'Amanece que no es poco', una película espantosa que no nos gustaba a nadie en todo el pueblo (pregunta, pregunta por ahí, a nadie nos gustaba esa película), y ahora me dicen los compañeros del periódico que te has muerto.

Pero, hombre. ¿No podías haber hecho otra película? ¿No sabes que ahora están desconsolados un montón de amigos tuyos, como Edu Galán o los editores de Pepitas de Calabaza, que te publicaban todos los libros? Seguro que dirás en tu defensa que te pegó un fogonazo el culo porque estabas pensando en la mujer del médico, o que te hizo palanca la punta de la polla y te fuiste para dentro de la tierra, pero yo creo que no lo va a entender nadie.

Por aquí abajo nos queda el consuelo de que vas a encontrarte con unos cuantos amigos

En fin. Por aquí abajo nos queda el consuelo de que vas a encontrarte con unos cuantos amigos. Me imagino que Agustín González estará con las ovejas, que Paco Rabal irá con tricornio y que Luis Ciges seguirá borracho, porque le gusta el vino una gotica. Supongo que Chus Lampreave seguirá entusiasmada con sus vacas, porque ya se sabe que las ovejas son más taimadas, y que Manuel Alexandre intentará meterse en tu cama para violarte. No se lo tomes a mal y ten en cuenta que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama.

A Rafael Alonso lo vas a tener que aguantar de alcalde, porque no lo quitan ni con la horca, y a la muchacha despampanante que lleve del brazo no podrás arrimarte, porque una cosa es que sea turgente y otra muy distinta que sea comunal. Ten cuidado con Saza si se te ocurre ponerte a escribir novelas, que me suena que has dejado alguna a medias, y si te da un apretón de intelectual recuerda que siempre podrás hablar de Dostoievsky con María Isbert. A Antonio Resines, Gabino Diego, Rellán y algunos más tendrás que esperarlos: se les ha roto la moto con sidecar.

Además, si ya has estado en el cielo, ¿para qué quieres volver tan rápido? ¿O es que viene el Apocalipsis y te has ido sin avisarnos? Si ya sabes que el cielo es un pueblo bastante bonito que se llama Londres, ¿para qué tanta prisa? Pero lo peor es que ahora habrá que aguantar todos los homenajes que quieran hacerte, y las retrospectivas, y hasta la reposición de tus películas, que va a ser lo peor de todo, porque no será lo mismo verlas sabiendo que te has muerto. ¡Anda que hacer películas de risa para luego morirse!

Me parece a mí que tienes un cuajo...

Pero cómo se te ocurre morirte, José Luis Cuerda, sin avisar para que preparemos un buen obituario. Que sí, que te has muerto muy bien y en todos los años que llevo yo escribiendo obituarios no había visto a nadie morirse tan bien como te has muerto tú, pero estas cosas se avisan. Llamas por teléfono, o pones un tuit, o si quieres, das un santo y seña para no asustar innecesariamente a las gallinas, por ejemplo: “Dice San Pedro que vaya”, y nosotros nos damos por enterados, escribimos a toda prisa un obituario o se lo plagiamos al Faulkner, que es más rápido. Y así lo dejamos preparado, habiendo hecho 'flashback', antes de ponernos a llorar.

El redactor recomienda