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A propósito de Barbie

Me divirtió, me desconcertó el papel de Ken y la irónica mirada al patriarcado, me alucinó el escenario de Barbieland, y, sobre todo, me hizo pensar en la grandeza del cine

Foto: Estreno de 'Barbie' en Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Estreno de 'Barbie' en Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Quería asomarme este verano a estas páginas de El Confidencial para comentar noticias frescas del sector del entretenimiento, y, en especial, del streaming; pues hay movimientos rápidos en este momento. A la vez, no me resisto a brindar un análisis de Barbie, sin duda la película del verano, con más de un billón de dólares de taquilla mundiales (el 47% en Estados Unidos), y, aunque no hablaré esta vez de desinformación, no deja de sorprenderme las contradictorias y complejas versiones de una película que a mí me ha entretenido mucho, quizá por ser eso, una buena película.

Para todos los usuarios de plataformas —muchos entre los lectores de este diario—, comparto noticias que creo que confirman que el camino de distribución del cine no tiene marcha atrás y que, aunque películas como Barbie arrastran a los cinéfilos al cine, también es claro que la industria se recoloca para competir mejor con los espectadores de cine en casa o en mi tableta.

Foto: Huelga de guionistas en Los Ángeles. (EFE/Caroline Brehman) Opinión

Así, por ejemplo, se confirma el éxito de la estrategia de Netflix de eliminar la posibilidad de compartir cuentas. En Estados Unidos, aunque perdieron inicialmente un millón de suscriptores, acaban de anunciar que mundialmente han obtenido otros 5,8 millones de altas. Tendencia que va a imitar Disney+ subiendo además los precios e incorporando publicidad.

Sin duda, lo que parece que va en declive claro es la suscripción por cable en los hogares. He visitado este verano más de alguna casa gringa en la que he comprobado que la "televisión de siempre" ya casi no existe. Cierto que aquí el cable o el satélite cuesta no menos de 100 dólares y que los contenidos son excesivos respecto a lo específico que los usuarios demandan (deporte, cine, noticias). Y, no en vano, las grandes compañías de entretenimiento anuncian planes de expansión.

La huelga de actores y guionistas sigue y va en serio: amenaza con hacer desaparecer programas de TV y series de plataformas

El conglomerado Warner Bros. Discovery, que se distribuye bajo la marca MAX —antes HBO Max—, añadirá en EEUU noticias y deportes en sus plataformas de streaming a la búsqueda de esa audiencia que dedica más tiempo a esos contenidos que a la tele tradicional (lineal), por lo que supone una pérdida radical de ingresos publicitarios. Medida que se hará con prudencia con marcas como CNN o NBA.

La huelga de actores y guionistas sigue y va en serio: amenaza con hacer desaparecer programas de televisión y series importantes de plataformas (Blade de Marvel, Cobra Kai de Netflix o House of the Dragons de HBO Max). Parece que, aceptando que el streaming es ya un stakeholder clave, se anuncia esta semana una nueva mesa de negociación; se sientan no solo los grandes estudios y sindicatos, sino también las redes y plataformas. Y la inteligencia artificial me parece a mí que, de momento, no puede arreglarlo.

Hablando de Barbie

Primero diré que me gustó muchísimo. Había leído críticas y comentarios —que si es muy woke, que si es de un feminismo concreto, que si tal, que si cuál— y quería verlo con mis ojos. Me divirtió, me desconcertó el papel de Ken y la irónica mirada al "patriarcado", me alucinó el escenario de Barbieland, réplica de los juguetes de las casitas que muchas hemos tenido y, sobre todo me hizo pensar en la grandeza del cine como obra de creación, diversión y cultura que sigue atrapando y atrayendo al público general. Barbie, dirigida y escrita por Greta Gerwig (conocida ya por muchas cintas, como Mujercitas o Lady Bird) es eso, una película, una buena película.

Una de las escenas más vistas y comentadas es el discurso final de América Ferrera, rostro conocido por Betty la fea, que aparece en el último cuarto de la película para ayudar a arreglar los egos de unas y otros en ese pastiche de vida que se montan. Su visión de vida como mujer, profesional, madre o esposa no entra en rollos de estereotipos o conflictos de identidad, salvo que uno se quiera liar por ahí. La actriz, preguntada por el diario Los Angeles Times sobre si había roto esquemas representando a comunidades latinas en Hollywood, dijo esto: "Siempre quise, simplemente, ser actriz", sin más, que no es poco.

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Y no basta eso. Para cerrar la película se hace una especie de remake de la escena con la que abre Greta Gerwig la historia, ni más ni menos que inspirada en la escena de los simios en 2001: la odisea del espacio. Es sorprendente el arranque de la explosiva Barbie con su bañador negro y blanco, viendo cómo las niñas en color sepia rompen sus muñecas, sus casitas y carritos de bebé. Hay quien ha visto ahí el final del rol de las niñas-madres, pero eso tiene que verse con el final donde se hilvanan los mejores recuerdos de la infancia de las protagonistas, suponiendo también la curación afectiva de Barbie. Ahí aparece su creadora, Ruth Handler, cofundadora de la casa de juguetes Mattel, que tiene también su momento estelar en el largometraje.

Hay más homenajes al cine (El Padrino, Matrix o el Show de Truman). También a la solidaridad femenina, con guiños a la dura realidad de la mujer y de la maternidad y lejos de pensar que esta se maltrata en la película, se utiliza la idea de la modelo de Barbie embarazada como algo descatalogado, se ironiza sobre ello, entendiendo que eso no, no puede ser.

placeholder Personas mirando la cartelera durante el estreno de 'Barbie', Arabia Saudí. (Reuters/A. Yosri)
Personas mirando la cartelera durante el estreno de 'Barbie', Arabia Saudí. (Reuters/A. Yosri)

Pensemos, no simplifiquemos. Barbie (Bárbara) y Ken eran los hijos de Ruth en su vida real. En este sentido, si es una película feminista, positiva. Niñas adolescentes con formas de mujer. Madres con bebés. Y hombres buscando su lugar ante el fin del patriarcado, otra metáfora de vida fallida, tan fallida como la perfectísima Barbieland. Los dos extremos se presentan con Barbie y Ken grimosamente vestidos de rosa y amarillo chillón y despierta una carcajada que no puede ser más elocuente.

Así que, mientras termina el verano, para aliviar las tardes tórridas de calor, vayan a verla. Seguro estará en HBO Max pronto…, pero no tanto. Si se sigue la ventana que respeta los 45 días en salas (el estándar antes del covid), eso será, como pronto, a mediados de septiembre.

Quería asomarme este verano a estas páginas de El Confidencial para comentar noticias frescas del sector del entretenimiento, y, en especial, del streaming; pues hay movimientos rápidos en este momento. A la vez, no me resisto a brindar un análisis de Barbie, sin duda la película del verano, con más de un billón de dólares de taquilla mundiales (el 47% en Estados Unidos), y, aunque no hablaré esta vez de desinformación, no deja de sorprenderme las contradictorias y complejas versiones de una película que a mí me ha entretenido mucho, quizá por ser eso, una buena película.

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