Sobre Unai Simón y no tomar partido (o hacerlo)

Está dando mucho que hablar Unai Simón, el portero del Atletic. Es un gran portero, pero se le acusa de haberse puesto de perfil ante la invasiva ola fascista que recorre Europa. Vaya por delante que estoy en desacuerdo con su postura y que mojarse y comprometerse es propio de una ciudadanía decente.

Pero me sorprende la condena que le hacen algunos izquierdistas. Aunque yo dude mucho de su izquierdismo, a no ser solo de palabra o de oficio. Y retomando las palabras de Gabriel Celaya, le condenan por no tomar partido. A todos estos les pediría que fueran más ecuánimes y que miraran a su propia casa.

Y, es un ejemplo entre muchos, les preguntaría por qué callan ante la cesión vergonzosa del Sáhara a Marruecos. Los ejemplos podrían multiplicarse. No detecto la más mínima autocrítica. Se repite la consigna del grupo y se la pone un sumiso altavoz. Una pena. No habría que olvidar que la falta de valentía es tan nefasta como la indiferencia.

La mejor alfombra para que venga la derecha es una mala izquierda

O que nadie está libre de pecado. Y algo que me parece decisivo, la mejor alfombra para que venga la derecha es una mala izquierda. Los Milei no vienen porque sí. Mirémonos debajo de las faldas, llamemos a las cosas por su nombre y hagámoslo en público. Aunque nos echen del grupo.