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Morbo, porno y dos 'Majas'
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Peio H. Riaño

Un Prado al día

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Peio H. Riaño

Morbo, porno y dos 'Majas'

El novelista Antonio Orejudo, autor de la brillante 'Fabulosas narraciones por historias', se entrega con pasión a la actualidad del vicio goyesco

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Primero pinto la desnuda y luego la vestida, le llevaron algo más de tres años cada una y colgaban en el gabinete privado de Godoy, amante –también- de las bellas artes, que las había hecho acompañar de la famosa y fabulosa Venus del espejo de Velázquez. Diez años más tarde, cuando ya no pertenecían al Príncipe de la Paz, la Inquisición las censuró por considerarlas obscenas. Y hasta 1901 la desnuda no enseñó públicamente sus aristócratas curvas. Goya situó provocadoramente en un canapé moderno y mirando al espectador con una sonrisa que ha desatado la alegría –también- del escritor Antonio Orejudo (Madrid, 1963), que dice lo siguiente:

Godoy como mente perversa y Goya como ejecutor anticipan el erotismo moderno

“Después de darle una vuelta, me quedo con dos cuadros: La maja vestida y La maja desnuda. Ninguno de los dos me dice nada por sí sólo. Aunque creo que se concibieron (o se encargaron) de manera independiente y que nunca existieron como proyecto unitario, es la pareja de las dos majas la que me parece que conecta con nuestro erotismo. O si se quiere con nuestro sentido del morbo”.

“Hay por ahí varias páginas porno amateur en donde se colocan, una al lado de la otra, dos fotos de chicas normales, de las que te cruzas por la calle. En una de esas fotos la chica está vestida y en la otra está desnuda”.

“La pareja de majas es el primer paso hacia este tipo de páginas que explotan el deseo (masculino, no sé si femenino, aunque puede que también) de ver desnudo el cuerpo de alguien conocido que nos gusta. Cuando yo era niño se anunciaban en los tebeos gafas de rayos X que permitían ver a través de las paredes y por supuesto ver a la gente desnuda”.

“¿Tú sabías que Godoy, el que parece ser que encargó las dos majas a Goya, mandó construir un mecanismo en el que sólo se veía la maja vestida hasta que accionaba un resorte que descubría a la que estaba en pelotas? ¡Clothed and Naked del XVIII! Godoy como mente perversa y Goya como ejecutor anticipan el erotismo moderno, nuestro gusto moderno por el porno amateur y por los cuerpos normales, reales, lejos de las idealizaciones mitológicas y de las porno superstars. Y una prueba de ello es que La maja desnuda es el primer desnudo de la historia de la pintura en el que aparece ese detalle realista, fetichista, que es el vello púbico, al que se consagra otro de nuestros géneros pornográficos más conocidos: el de las chicas hairy”.

Primero pinto la desnuda y luego la vestida, le llevaron algo más de tres años cada una y colgaban en el gabinete privado de Godoy, amante –también- de las bellas artes, que las había hecho acompañar de la famosa y fabulosa Venus del espejo de Velázquez. Diez años más tarde, cuando ya no pertenecían al Príncipe de la Paz, la Inquisición las censuró por considerarlas obscenas. Y hasta 1901 la desnuda no enseñó públicamente sus aristócratas curvas. Goya situó provocadoramente en un canapé moderno y mirando al espectador con una sonrisa que ha desatado la alegría –también- del escritor Antonio Orejudo (Madrid, 1963), que dice lo siguiente:

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