¿Ganga o gato encerrado? David Villa y la maldición del '9'

Ha sido el fichaje sorpresa del verano, por el momento. El Atlético de Madrid ya tiene '9'. Ése será el número que lleve en la rojiblanca David Villa. Digno sucesor de una serie de delanteros que han dejado su sello a base de goles. Desde Fernando Torres a Falcao, pasando por Forlán y Agüero. Todos han salido revalorizados tras su paso por el Manzanares. El caso del 'Guaje' tiene sus matices. 

A primera vista se trata de un gran negocio para el Atlético. El jugador sólo costará 5 millones de euros a pagar en tres cómodos plazos. Ganga para el comprador. Operación ruinosa para el vendedor. Villa le costó al Barça 40 millones de euros. Pero el mercado manda. Las ofertas que llegaban desde el extranjero no eran mucho mayores a la realizada por el equipo madrileño. Tanto Tottenham como Fiorentina llegaban hasta los 7 millones. 

La diferencia está en que durante las próximas tres temporadas el club azulgrana se asegura el 50% de un posible traspaso de Villa a otro equipo. A esto hay que sumarle que Villa prefería la opción atlética por diferentes motivos. Además de jugar la Champions, está convencido de que disfrutará de la titularidad en año de Mundial. El 'Guaje 'quiere estar en Brasil. Confía en sus posibilidades, otros no tanto. 

Da la impresión de que el Barcelona se quita de encima a precio de saldo al máximo goleador en la historia de la selección española. La grave lesión de hace dos temporadas y los pocos minutos que le dio Tito Vilanova la pasada, levantan una sombra de sospecha sobre su estado físico para afrontar una temporada muy exigente. En la recta final de su carrera, Villa tiene que volver a demostrar que le queda fútbol y goles en sus piernas. Pero la fractura de tibia y peroné no ha sido su único problema. 

Se resistía a la maldición del '9' que se ha instalado en el Barcelona desde que apareció Messi. Primero Eto'o, luego Ibrahimovic, ahora Villa y el siguiente podría ser Alexis. Durante estos tres años de convivencia asturiano-argentina salieron a relucir ciertas desavenencias entre ellos. Miradas que matan, alguna discusión sobre el césped. Cosas lógicas que pasan en cualquier equipo, que ahora se nos vienen a la cabeza en la hora del adiós. Una demostración más del inmenso poder que Messi tiene en el Barcelona. Tanto, que el fichaje de Neymar se produjo tras la bendición del astro argentino.