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Xavi y Villar entregaron la Eurocopa, junto a la carta de dimisión de España
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Kike Marín

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Xavi y Villar entregaron la Eurocopa, junto a la carta de dimisión de España

Después de ver el bajísimo nivel de juego del torneo y a la meritoria pero mediocre Portugal levantando el trofeo, está claro que la Roja entregó literamente su trono

Foto: Xavi, en el momento de entregar la Eurocopa que estaba en posesión de España. (Reuters)
Xavi, en el momento de entregar la Eurocopa que estaba en posesión de España. (Reuters)

Al igual que sucediera en el Mundial de 2014, España fracasó en la Eurocopa 2016 y, además, lo hizo mucho antes de lo previsto. Si en Brasil la selección que dirige (dirigía, habría que decir ya) Vicente del Bosque no superó ni la fase de grupos, en Francia cayó en los octavos de final de una competición en la que el nivel futbolístico ha sido muy bajo y la campeona, una meritoria, pero también mediocre Portugal. De ahí que con más razón pueda hablarse de fracaso o de fiasco, dos palabras que no les gustan a los profesionales, pero que precisamente por serlo deben aceptarlas. Ver a Xavi Hernàndez a pie de campo y a Ángel María Villar en el palco entregar el trofeo ganado por España en 2012 fue muy revelador. Porque eso es precisamente lo que ha hecho la Roja en esta Eurocopa: entregar un título que, visto el juego de la mayoría de los selecciones y de la mayoría de los partidos, podría y debería haber ganado por tercera vez consecutiva.

Foto: Iniesta saluda a Camacho, cuando era seleccionador chino. (EFE) Opinión

Además del caso de la campeona Portugal, a la que Cristiano inoculó un gen competitivo que siguió vivo incluso sin él, ahí están la semifinalista Gales o la cuartofinalista Islandia, a las que podían sumarse Polonia y hasta la bisoña Bélgica. Al final, resulta que España se fue a casa al mismo tiempo que Irlanda del Norte, Hungría, Irlanda, Eslovaquia y Suiza, además de Croacia. Precisamente fue la derrota de la Roja ante los croatas donde todo se le empezó a torcer a la selección de Del Bosque, que tenía una autopista hasta la final, en teoría contra Francia, y acabó metiéndose en un lío del que ya no supo salir.   

Como muy bien escribía este domingo Raúl Caneda en La Voz de Galicia, "donde antes para llegar a una final había que eliminar a grandes equipos, dejando para el recuerdo partidos excepcionales, ahora se puede llegar a una final si el cuadro es favorable sin haber vencido a ningún equipo realmente poderoso". Y añade el técnico gallego: "Han cambiado los valores. Donde antes se buscaba saber quién era el mejor para regocijo del aficionado, ahora se busca expandir un negocio global. No es extraño así que la opinión y todo lo que está relacionado con el fútbol se haya reducido a un pim pam pum banal en torno a nombres propios, minimizando un arte y una manifestación cultural a un sinsentido donde el Balón de Oro ha pasado de ser una curiosidad a la cima del fútbol. Es el fast food que también indigesta la pelota". 

placeholder Cristiano, tras recibir la Eurocopa de manos de Villar. (Reuters)
Cristiano, tras recibir la Eurocopa de manos de Villar. (Reuters)

España dimitió de la Eurocopa de Francia y el problema es que la gran mayoría de la prensa aún no se ha enterado, de ahí que se hable de fin de ciclo en lugar de analizar fríamente no sólo lo que hay que cambiar, que por supuesto lo hay, y empezando por el seleccionador, la directora de la Selección y el presidente de la Federación, sino también lo que no hay que tocar. Quizás porque en realidad nunca entendieron cuál fue el secreto del éxito del equipo liderado por los Puyol, Xavi, Xabi Alonso o Iniesta, ninguno de ellos Balón de Oro, pero sí generadores del mejor fútbol visto en los últimos años. No puedo estar más de acuerdo con Martí Perarnau cuando escribe que "el gran fracaso de los medios es no haber sabido exponer, explicar y hacer pedagogía sobre las causas que propiciaron un gran ciclo de victorias". 

"Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Del Bosque. El mal rollo lo creáis vosotros, no nosotros", dijo Jordi Alba en una rueda de prensa en la que, cómo no, acusó a ésta de los problemas de España, aunque una vez más errando el tiro. “No hay mal rollo en la Selección y las historias las creáis la prensa. No toda, pero la gran mayoría sí mete cizaña", prosiguió el catalán en su habitual tono macarra, el mismo con el que a la vuelta de Brasil amenazó a un periodista, concretamente nuestro compañero Javier Gómez Matallanas, al grito de “¡te voy a arrancar la cabeza!”.

Al mismo tiempo que Jordi aseguraba que "Pedro dio su opinión y hay que respetarla, pero en ningún momento el equipo se fue contra él, estamos todos juntos", afirmó que "las polémicas las creáis vosotros, nadie más". Muy coherente, sí, como tremendamente estúpido por su parte, pues la responsabilidad de los medios es otra. "Nosotros estamos muy tranquilos. El problema es que la gente crea antes a la prensa que a nosotros mismos. El ambiente es fenomenal”, añadió el lateral del Barça para rematar.  

Efectivamente, un ambiente tan "fenomenal" que a más de uno se le olvidó que estaban en Francia para jugar la Eurocopa, no a las cartas, al parchís o a la Play. Y, sí, de eso sí tiene la culpa la prensa, de saberlo y no contarlo, como también de no haberse enterado aún de que, como escribe Raúl Caneda, "España ha sido en los últimos años un oasis en medio del desierto. Ahora surgirá el debate entre intentar seguir siendo algo o volver a ser nada". A día de hoy, y a la espera de conocer el nombre del nuevo seleccionador, me da que estamos más cerca de lo segundo. Enhorabuena, Portugal.

 

Al igual que sucediera en el Mundial de 2014, España fracasó en la Eurocopa 2016 y, además, lo hizo mucho antes de lo previsto. Si en Brasil la selección que dirige (dirigía, habría que decir ya) Vicente del Bosque no superó ni la fase de grupos, en Francia cayó en los octavos de final de una competición en la que el nivel futbolístico ha sido muy bajo y la campeona, una meritoria, pero también mediocre Portugal. De ahí que con más razón pueda hablarse de fracaso o de fiasco, dos palabras que no les gustan a los profesionales, pero que precisamente por serlo deben aceptarlas. Ver a Xavi Hernàndez a pie de campo y a Ángel María Villar en el palco entregar el trofeo ganado por España en 2012 fue muy revelador. Porque eso es precisamente lo que ha hecho la Roja en esta Eurocopa: entregar un título que, visto el juego de la mayoría de los selecciones y de la mayoría de los partidos, podría y debería haber ganado por tercera vez consecutiva.

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