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El cainismo culé: borrar el legado y todo lo que huela a Pep Guardiola
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Kike Marín

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El cainismo culé: borrar el legado y todo lo que huela a Pep Guardiola

A diferencia de lo que sucedió tras la marcha de Pep, traición de Tito incluida, el Barça pos-Luis Enrique apunta al continuismo con Unzué, aunque con poco que continuar

Foto: Luis Enrique, junto a Juan Carlos Unzué, durante la final de Copa de 2016 contra el Sevilla. (EFE)
Luis Enrique, junto a Juan Carlos Unzué, durante la final de Copa de 2016 contra el Sevilla. (EFE)

No es cuestión de recordar una historia que desgraciadamente no tuvo el final que merecía e incluso acabó siendo trágica. Primero, por respeto a la memoria de Tito Vilanova (QDEP) y, después, por no remover la conciencia de quienes conocen lo que ocurrió para que su amistad con Guardiola se transformara en una enemistad que incluso impidió a Pep acudir a su funeral. Sin embargo, la inminente salida de Luis Enrique del FC Barcelona y la posibilidad de que le sustituya su segundo, Juan Carlos Unzué, guarda algunos paralelismos —y también algunas perpendicularidades— con aquel episodio que puso un triste colofón a la época más gloriosa del equipo catalán.

Foto: Luis Enrique abraza a Guardiola en un duelo de esta temporada (Reuters) Opinión
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El enfrentamiento entre Guardiola y Vilanova surgió cuando este aceptó la propuesta de Andoni Zubizarreta, entonces director deportivo culé, para sustituir en el banquillo del Camp Nou al que había sido su primero durante cinco años, cuatro en el Barça y uno anteriormente en el filial azulgrana. Tito ni siquiera se lo comentó a Pep tras darle el sí a Zubi, algo que el ahora entrenador del Manchester City sintió como una traición. Ya en la rueda de prensa que convocó para anunciar su marcha, Guardiola no pudo disimular su malestar al conocer que él se iba pero su segundo se quedaba sin su conocimiento y, por tanto, su posible bendición. El distanciamiento entre ambos llegó a tal punto que cuando Vilanova viajó para ser tratado de su enfermedad en Nueva York, precisamente la ciudad donde Pep decidió instalarse con su familia durante un año, solo recibió una visita del que había sido su íntimo amigo y estrecho colaborador.

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Pues bien, a diferencia de Tito, que creció a la sombra de Guardiola y cuando este decidió abandonar el Barça se puso al sol que más calentaba, Unzué tiene el visto bueno de Luis Enrique para ocupar su puesto tras anunciar su marcha. Además, el navarro ha volado solo anteriormente. Lo hizo al frente del Numancia después de dos años en el cuerpo técnico de Pep y antes en el de Rijkaard, y a punto estuvo de repetir experiencia en el Racing. Finalmente recaló, ya junto a Lucho, en el Celta, desde donde regresó al Barça.

Claro que en contra de Unzué juega el hecho de que mientras Tito heredó el Barça de Guardiola, el 'gurú' azulgrana mermado por el desgaste de su relación con algunos pesos pesados como Messi o Piqué, él recogería las cenizas del Barça de Luis Enrique. Sí, cenizas, pues por mucho que el equipo catalán aún ganara la Liga, además de la final de Copa ante el Alavés en la que es favorito, lo que tiene por delante en nada se parece a lo que dejó Pep.

Porque, que nadie se engañe, esta Liga en realidad solo puede perderla el Real Madrid. Aun así, Luis Enrique se irá con un buen palmarés, aunque lejos de los 13 títulos que en ese mismo tiempo levantó Guardiola, quien curiosamente en su última temporada también solo ganó la Copa. Pero más allá de los trofeos, la gran diferencia es que Pep dejó un legado futbolístico, un Barça reconocible y reconocido, precisamente la parte del cambio que no debía cambiar y que con Luis Enrique se ha ido literalmente al garete. Para jugar como el Real Madrid, nadie mejor que el Real Madrid, aunque a los blancos les vaya a costar cinco años volver a ganar la Liga, un título que en las dos últimas décadas ha dominado el Barça con 10, seguido de los blancos (seis), Valencia (dos) y Atlético y Deportivo (uno).

De momento, la cosa es muy sencilla: si el Barça remonta ante el PSG o gana el Clásico, el nombre de Unzué gana enteros. Si, en cambio, cae en Málaga en la Liga o es eliminado por la Juve de la Champions, rápidamente empiezan a aparecer nombres como los de Koeman, Blanc o Allegri. Ese es el criterio, sí. De quien no se ha vuelto a escuchar nada es de Valverde, decidido a abandonar el Athletic, aunque, según Josu Urrutia, su amigo y actual presidente del club bilbaíno, no tiene "ningún miedo ante una decisión negativa del entrenador". Es decir, que, salvo que mienta —y tampoco tiene ninguna necesidad—, Valverde aún no le ha comunicado que se marcha, aunque es cierto que su entorno se está moviendo, como demuestra el hecho de que haya aparecido el supuesto interés del Arsenal.

Cuando el teatrero Jorge Sampaoli ganaba enteros para sustituir a Luis Enrique, aunque finalmente su destino está junto a Messi, pero con Argentina, en Can Barça no faltaron voces que receleban de que con él llegara Juanma Lillo, segundo del argentino en el Sevilla y toda una referencia para Guardiola. Si algo ha perdido el equipo catalán es identidad, lo que en su caso no solo le ha costado perder la esencia del juego que le diferenciaba, sino que ha tendido a parecerse al Real Madrid, aunque con menos plantilla y sin ese gen competitivo que tienen los blancos para ganar sin necesidad de jugar bien, sino simplemente haciendo jugadas, que parece lo mismo pero no lo es.

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"La única manera de no interferir es no opinar del tema", se limitó a comentar Luis Enrique sobre la posibilidad de que su sustituto sea Unzué. "Sobre el nuevo entrenador, lo que puedo avanzar es que tenemos decidido el perfil que debe tener. La última palabra la va a tener el presidente Bartomeu, aunque el nombre se lo ofrecerá Robert Fernández", señaló el vicepresidente del Barcelona, Jordi Mestre, tras el 4-1 al Villarreal. El (ahora sí) fin de ciclo del Barça ha sido en realidad un suicidio y en gran parte por ese 'guerracivilismo' o cainismo tan característico del club catalán, en este caso por querer matar todo lo que sonara a Guardiola. Quizá por ello la opción Unzué sea la más clara, para que todo quede en casa. Una casa que ya no es la de Pep.

No es cuestión de recordar una historia que desgraciadamente no tuvo el final que merecía e incluso acabó siendo trágica. Primero, por respeto a la memoria de Tito Vilanova (QDEP) y, después, por no remover la conciencia de quienes conocen lo que ocurrió para que su amistad con Guardiola se transformara en una enemistad que incluso impidió a Pep acudir a su funeral. Sin embargo, la inminente salida de Luis Enrique del FC Barcelona y la posibilidad de que le sustituya su segundo, Juan Carlos Unzué, guarda algunos paralelismos —y también algunas perpendicularidades— con aquel episodio que puso un triste colofón a la época más gloriosa del equipo catalán.

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