A mi bola
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Llamar "fracasado" a Guardiola es confundir el fútbol con las témporas
La eliminación de su Manchester City de la Champions vuelve a colocar a Pep Guardiola en el punto de mira de quienes su inquina personal les lleva a faltar al respeto a su valía futbolística
"Soy un fracasado", dijo Pep Guardiola antes de enfrentarse al Tottenham en la vuelta de los cuartos de final de la Champions, un partido en el que su Manchester City volvió a quedarse por tercer año consecutivo fuera de las semifinales de la máxima competición continental. ¿Un fracaso? A simple vista, sí, aunque cualquiera que viera y disfrutara del partido dudo que lo piense, sobre todo después de un desenlace en el que el VAR resultó decisivo para que el 5-3 de Sterling no subiera al marcador en el tiempo de prolongación. Otra cosa bien distinta es tildar de "fracasado" a Guardiola, algo que, más allá de que su excelso palmarés no lo permita, él se autoproclama irónicamente en alusión a quienes, a falta de un mínimo de criterio futbolístico, dan rienda suelta a la inquina personal contra él.
"¿Qué más puedo decir? Vivo con la crítica. Me hace mejor", añadió a modo de infausto vaticinio el técnico catalán, quien si con los citizens se ha quedado una vez en octavos y las dos siguientes en cuartos de la Liga de Campeones, en sus tres temporadas al frente del Bayern de Múnich siempre cayó en semifinales. ¿Fracasos? Insisto, a simple vista pueden considerarse como tales, aunque el fútbol es posiblemente el único deporte en el que puedes hacer todo o casi todo bien y las cosas salirte mal y, al revés, puedes no demostrar ser mejor que tu rival y el resultado empeñarse en llevarte la contraria. Esta es la grandeza -y al mismo tiempo la miseria- del fútbol.
"No vine aquí para ganar la Champions", afirmó Pep Guardiola en esa misma rueda de prensa previa a recibir al Tottenham en el Etihad tras el 1-0 de Londres. Puede que, efectivamente, él se fuera a Manchester "para hacer jugar al equipo de la manera en la que han jugado en los últimos veinte meses. Por eso vine". Sin embargo, dudo mucho que Mansour bin Zayed Al Nahyan, a saber el fundador del City Football Group, compañía matriz del Manchester City, piense lo mismo después de haberse gastado 608 millones en fichajes, según los datos de Transfermarkt. Claro que, en ese mismo periodo de tiempo, el FC Barcelona ha gastado 613, la Juventus 617 y el PSG 634 y, a la espera de lo que hagan los azulgranas esta temporada, ninguno de ellos ha ganado en ese mismo tiempo la Liga de Campeones.
Como bien dice Marcelo Bielsa, "cuando pierdes, hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, solo porque perdiste. En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es lo importante; lo importante es el tránsito, la dignidad con la que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo". Lo he escrito en alguna otra ocasión: a Guardiola le ha hecho mucho daño su posicionamiento público a favor del independentismo catalán, de ahí que muchas de las críticas que recibe sean fruto de fobias políticas, además de la animadversión personal que provoca la rivalidad Madrid-Barça, claro está.
El daño de meterse en política
"¿Le molesta cuando Pep Guardiola habla de España como un Estado autoritario y represivo?", le preguntaron a Pedro Sánchez en el diario 'Marca'. "Sí, claro. Y me ofende porque no es cierto nada de lo que dice al respecto", respondió el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno de España. "Guardiola sabe que si se está en fuera de juego, el árbitro para el partido", escribió el candidato del PP, Pablo Casado, en su cuenta de Twitter sobre la participación de Pep en la campaña a favor del referéndum de autodeterminación de Cataluña. "Creo que los deportistas tienen derecho a mojarse y opinar políticamente como los demás podemos opinar de fútbol", declaró al respecto el de Ciudadanos, Albert Rivera. Vamos, que el nombre de Guardiola también está en la campaña y sobra decir lo que ello le perjudica.
Cuentan que Mansour bin Zayed, el mencionado propietario del Manchester City, tiene una suite a prueba de explosivos, además de un sistema de defensa antimisiles. Más le valdría a Pep pedirle prestada durante un tiempo la primera y tener preparado el segundo, pues a las críticas más despiadadas se unen 'informaciones' como que se va a quedar sin jugadores. Sí, hay que tener muy poca vergüenza para elevar a la categoría de noticia invenciones como que "siete o ocho futbolistas del City pedirán a final de temporada la salida" de un equipo que aún puede ganar tres títulos, pues a la Carabao Cup puede sumar Premier y FA Cup.
Es lo que tiene trasladar al fútbol toda la basura que habitualmente se esparce en la política y mezclar fobias personales con lo que deberían ser filias futbolísticas. Es verdad que ha sido Guardiola quien se ha expuesto a ello en su empeño por significarse como nadie más lo ha hecho, pero ¿les suena el dicho "qué tiene que ver el culo con las témporas?". Pues eso.
"Soy un fracasado", dijo Pep Guardiola antes de enfrentarse al Tottenham en la vuelta de los cuartos de final de la Champions, un partido en el que su Manchester City volvió a quedarse por tercer año consecutivo fuera de las semifinales de la máxima competición continental. ¿Un fracaso? A simple vista, sí, aunque cualquiera que viera y disfrutara del partido dudo que lo piense, sobre todo después de un desenlace en el que el VAR resultó decisivo para que el 5-3 de Sterling no subiera al marcador en el tiempo de prolongación. Otra cosa bien distinta es tildar de "fracasado" a Guardiola, algo que, más allá de que su excelso palmarés no lo permita, él se autoproclama irónicamente en alusión a quienes, a falta de un mínimo de criterio futbolístico, dan rienda suelta a la inquina personal contra él.