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Y Messi delante de la TV preguntándose si no fue un error mantener a Valverde...
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Kike Marín

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Y Messi delante de la TV preguntándose si no fue un error mantener a Valverde...

Más que la derrota, la imagen ofrecida por el Barça en San Mamés retrata a Valverde, un técnico que estuvo prácticamente destituido, pero al que mantuvo Messi, el gran ausente en Bilbao

Foto: Ernesto Valverde, durante el Athletic-Barça disputado el pasado viernes en San Mamés. (EFE)
Ernesto Valverde, durante el Athletic-Barça disputado el pasado viernes en San Mamés. (EFE)

"Es inevitable echarle de menos cuando estás en el área". Esta simpleza de respuesta sobre la ausencia de Messi en San Mamés (1-0) confirma una vez más, y son ya demasiadas como para que algunos sigan sin querer enterarse, que a Ernesto Valverde entrenar al FC Barcelona le viene muy pero que muy grande. Al menos, claro está, si el Barça pretendía y pretende seguir siendo futbolísticamente hablando el Barça y no esa réplica barata que se vio en Bilbao, donde la derrota quizás no fue justa por los escasos méritos de un voluntarioso Athletic, pero sí merecida por los deméritos propios. Y no solo donde se finalizan las jugadas, sino sobre todo donde se generan o definen.

"Valverde conoce bien el sistema de juego del Barcelona", llegó a decir el presidente azulgrana, Josep María Bartomeu, el primero que no entiende nada y quien si mantuvo en el puesto al Txingurri después de la hecatombe de Anfield y perder la final de Copa contra el Valencia fue únicamente porque el técnico contaba con el aval de Messi. Sabido es, y a buen seguro que lo recordarán porque algunos medios incluso se precipitaron en darla por hecha, que la destitución del técnico extremeño estuvo sobre la mesa, de ahí que la noticia fuera precisamente que continuaba en un cargo para el que unos meses antes había sido renovado.

[Cuando tapas tus vergüenzas (y las de Valverde) con una derrota del Madrid]

La falta de intensidad es el argumento al que habitualmente acuden los incapaces de analizar los partidos de fútbol. Y no me refiero solo a periodistas y aficionados, sino incluso a entrenadores del máximo nivel. Pero, no, en el estreno liguero de los azulgranas en Bilbao no se apeló tanto a la falta de intensidad como a la "falta de pólvora". Será porque Luis Suárez y Rafinha estrellaron dos balones en los palos de la portería defendida por Unai Simón, mientras que el primer balón que tocó Aduriz lo mandó a la red con una media chilena.

Pero si algo le faltó al Barça en San Mamés fue juego y no solo goles. Los malos movimientos sin balón de los dos de los lados de medio campo, Sergi Roberto y Aleñá, con De Jong en el puesto de Sergio Busquets teniendo que rectificar constantemente su posición; la excesiva atracción de todos a la zona activa, lo que facilitaba la labor defensiva del Athletic con una simple acumulación de jugadores y obligaba a los azulgranas a pensar con el balón en los pies y no antes de recibirlo; la pésima coordinación de movimientos de los tres de arriba, donde un desesperante Dembelé volvió a cabalgar en solitario y Griezmann no paró de intentar asociarse, por más que Valverde le recriminara al término del partido que "tiene que entrar en juego y tiene que buscar entrar en juego". La pregunta es: ¿qué juego?

placeholder Piqué, De Jong y Lenglet, tras encajar al gol que supuso la derrota del Barça en San Mamés. (EFE)
Piqué, De Jong y Lenglet, tras encajar al gol que supuso la derrota del Barça en San Mamés. (EFE)

Un Barça "muy florentinesco", sí

Aunque no seamos muchos, me alegro de no estar solo en esta travesía por el desierto que supone reivindicar el fútbol que un día tuvo el Barça y que lo ha perdido sin que los mismos que se vanagloriaban de su excelencia se hayan enterado o, quién sabe, si quizás hagan como que no se enteran. "Todo es muy florentinesco", escribe mi colega Ignacio Benedetti en un diagnóstico con el que coincido plenamente, pues el Barça me recuerda cada vez más al Real Madrid. "Tanto odio por el Flaco (Cruyff) y los suyos los ha llevado a imitar al hábil y oscuro constructor. Son plagiadores profesionales; su copia resalta y magnifica lo repugnante: de tener un equipo pasaron a coleccionar cromos. Todo, sépase y recuérdese por siempre, con la venia de una conducción nefasta que nunca pensó en triunfar sino en salvarse. Pasar desapercibido; no se recuerda tanta mediocridad desde tiempos inmemoriales. Hombre de club le llaman", concluye Benedetti, en una valiente referencia a Valverde.

Efectivamente, el modelo del Barça ha muerto y el que le ha dado la puntilla ha sido Valverde, incapaz de hacer la mínima autocrítica porque sencillamente ni entiende ni por tanto padece la pérdida de lo que no solo caracterizaba e identificaba al equipo catalán, sino que también era el camino más corto hacia sus éxitos. "La competición nos ha puesto en nuestro sitio", "si no estás bien, te pintan la cara" y "ya podemos ponernos las pilas". Estas tres sentencias de Piqué tras la derrota en San Mamés sirven para confirmar que al menos en el vestuario aún son conscientes de lo que les pasa.

Sí, y todo en ausencia de Messi, a quien me imagino delante del televisor preguntándose si mantener a Valverde en el puesto no fue un error. Lo escribí en febrero, justo antes de que el club hiciera oficial su renovación. El Txingurri contaba con el beneplácito del argentino, a quien tenía feliz e implicado incluso cuando le dejaba en el banquillo o en la grada. Leo tenía en gran consideración, tanto personal como profesional, a Valverde y prueba de ello es que solo colocaba por delante de él a Pep Guardiola y al añorado Tito Vilanova como los mejores entrenadores que ha tenido.

Claro que todo esto fue antes del 4-0 ante el Liverpool que tanto daño hizo al barcelonismo, a quien ganar 'solo' la Liga les supo a poco. Desde el punto de vista del juego, es más que evidente que Valverde es una rémora y Messi tuvo que darse cuenta viendo el partido de San Mamés, donde la derrota quizás fue lo de menos. Aunque parece que eso ahora no importa y que lo único que marcará el devenir del Txingurri en el banquillo del Barça serán los resultados. Como en cualquier otro equipo, vamos, que lo de la excelencia es historia.

"Es inevitable echarle de menos cuando estás en el área". Esta simpleza de respuesta sobre la ausencia de Messi en San Mamés (1-0) confirma una vez más, y son ya demasiadas como para que algunos sigan sin querer enterarse, que a Ernesto Valverde entrenar al FC Barcelona le viene muy pero que muy grande. Al menos, claro está, si el Barça pretendía y pretende seguir siendo futbolísticamente hablando el Barça y no esa réplica barata que se vio en Bilbao, donde la derrota quizás no fue justa por los escasos méritos de un voluntarioso Athletic, pero sí merecida por los deméritos propios. Y no solo donde se finalizan las jugadas, sino sobre todo donde se generan o definen.

Leo Messi Josep Maria Bartomeu