Por qué Glasgow era el sitio perfecto para que Rubiales dimitiera, ya que no le inhabilitan

El mismo día que El Confidencial confirmó que, según confesó su propio abogado, el presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) mintió al negar su responsabilidad en el encargo de espiar a su homólogo de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), un diario deportivo dedicó a Luis Rubiales un reportaje como previa del Escocia-España, partido clasificatorio para la Europa 2024 en el que la Selección de Luis de la Fuente cayó derrotada y el riojano dejó un inquietante mensaje: "Hemos intentado todo lo ensayado, pero no ha salido".

Resulta que Glasgow, la ciudad en la que se disputó este encuentro, fue donde el ahora presidente de la RFEF se retiró como futbolista profesional. "Ese día hasta tiré caños", presumía. Toda una paradoja, pues precisamente la noticia adelantada por este diario de que su letrado, Ramón Caravaca, había confesado en una investigación interna del Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) que los seguimientos y vigilancias a David Aganzo contaron con su autorización, llevó a AFE, la asociación que él mismo presidió, a "exigir su inmediata inhabilitación, ya que su dimisión es poco probable".

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Cabe recordar que, como se recoge en la documentación de esa investigación interna del ICAM tras la queja formulada por Miguel Galán en nombre y representación de la Asociación Transparencia y Democracia en el Deporte, "en cuanto a la contratación de un investigador privado, el letrado don Ramón A. Caravaca M. explica que recibió el encargo profesional del presidente de la RFEF de denunciar supuestas prácticas contrarias a la ética sindical del presidente de la AFE, motivo por el que aconsejó a su cliente que sería necesario acreditar dichas imputaciones, y que sería un medio adecuado el encargo de un informe de investigación privada". Esta versión del abogado contrasta con la ofrecida por Rubiales hace seis meses en COPE, donde al ser preguntado si espió a Aganzo aseguró que era "totalmente falso, no tengo ni idea, pero ni idea, lo he dicho, desconozco y no he ordenado nada por el estilo".

AFE, que no dudó en tildar la conducta de Rubiales de "mafiosa", anunció que ya se ha puesto en contacto con el Consejo Superior de Deportes (CSD), la FIFA, la UEFA y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). "Instamos a todos los organismos e instituciones a las que nos hemos dirigido a adoptar las medidas oportunas para tal fin", aseguró en su comunicado. En el caso del CSD, cualquier medida se antoja complicada, dada la estrecha relación de su presidente, José Manuel Franco, con el mencionado Caravaca de su etapa como Delegado del Gobierno en la Comunidad de Madrid y diputado del PSOE en la Asamblea madrileña.

La relación de Franco con Caravaca

En su momento, Franco dijo haber pedido documentación sobre el supuesto encargo a la agencia Cryptex Europa para que espiara a Aganzo. Sin embargo, el hecho de que el Registro Mercantil desvelara que el administrador y único accionista de la empresa inmobiliaria era Ramón Caravaca Magariño, del bufete GC Legal, cuyo socio director y fundador es Tomás González Cueto, a su vez letrado de cabecera de Rubiales, debió de bastarle para ponerse de perfil. Para cerrar el círculo, Caravaca fue viceconsejero de Educación de la Comunidad de Madrid con Jaime Lissavetzky, quien también tiene una gran ascendencia sobre Franco.

Según el comunicado de la RFEF, en el que no faltó la coletilla de "cualquier divulgación de esta noticia en otros medios de comunicación contribuirá una vez más a la publicidad de una noticia falsa, que acarreará las acciones pertinentes por parte de la Federación", el Instructor del procedimiento confundió a Juan Rubiales, por aquel entonces Jefe del Gabinete de la Presidencia de la RFEF, con su sobrino, Luis Rubiales, si bien en el acuerdo del ICAM habla claramente del presidente de la RFEF. Es decir, donde no dije Luis, ahora digo Juan.

De esta manera, todo apunta a que, tras enterarse el presidente de la RFEF de que su propio abogado le ha podido condenar al confesar que fue él quien le encargó espiar a Aganzo, dada su obsesión por pillar a este en algún renuncio que le sirviera para desbancarle de la presidencia de AFE, ahora lo más fácil es querer cargarle el muerto a su tío, para de este modo intentar también justificar su despido. Sin embargo, según el Manual de Comportamiento Económico de la RFEF, Juan Rubiales no tenía capacidad para hacer contrataciones superiores a 3.000 euros, además de que esa no era su función.

La reputación del despacho de Cueto

Parece claro que Rubiales pretende que Caravaca recule, pues en el fondo lo que ha hecho ha sido intentar salvarse él, además de la reputación del despacho de González Cueto, donde lógicamente están preocupados. En opinión de un experto, "el artículo 109.2 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas (LPAC) señala que estas podrán rectificar en cualquier momento, de oficio o a instancia de los interesados, los errores materiales, de hecho o aritméticos existentes en sus actos. Sin embargo, esto no incluye auténticas modificaciones, que es lo que la RFEF pretende hacer".

Y añade: "Como quiera que esta ley se aplica supletoriamente a los colegios profesionales, en defecto de normativa propia, lo propio es que el Colegio de Abogados de Madrid notifique que Caravaca le ha remitido un escrito rectificando, aunque en ningún caso será un error material, sino un desmentido. Es decir, que el letrado cambia su propia declaración, pues, tal y como está redactado el acuerdo del ICAM, se observa claramente que no es una rectificación de error material".

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"Por tanto", concluye el experto consultado por este diario, "lo lógico es que el ICAM incorpore la pretendida rectificación al expediente sin acceder a la rectificación de su acuerdo, porque no lo es, y diga que, en cualquier caso, ello carece de relevancia a los efectos de la investigación colegial, ya que no influye en el sentido final de lo acordado". El papelón es importante...

Mientras tanto, es una pena que Rubiales no aprovechara su regreso a Glasgow, la ciudad en la que colgó las botas, aunque no en Hampden sino en Ibrox Park, para abandonar la presidencia de la RFEF. Sobre todo en vista de que el Gobierno de Sánchez no está dispuesto a inhabilitarle a pesar de todo lo que ha salido ya sobre su gestión al frente de la RFEF. La derrota ante Escocia, consecuencia del desastroso partido de la Selección dirigida por De la Fuente, su sexto seleccionador, solo fue la guinda a un pastel que algún día, más tarde o más temprano, se descubrirá.