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Tokio 2020 no quiere ser Murcia 2024
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Carlos Prieto

Agresión sin balón

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Tokio 2020 no quiere ser Murcia 2024

Los juegos de la incertidumbre arrancan con más incertidumbre, pero el taekwondo español nunca falla: plata de Adriana Cerezo. La culpa de todo la tiene Kobayasi...

Foto: Ceremonia inaugural de los juegos. (EFE)
Ceremonia inaugural de los juegos. (EFE)

Vas silbando por la calle un domingo por la mañana con un ejemplar de 'La Razón', un perro salchicha y una bolsa con un cochinillo segoviano y un DVD de Louis de Funès, y ¡zas!, caes desplomado al suelo y mueres. ¿Causa del fallecimiento? Un golpe que recibiste en clase de karate hace 23 años y del que no habías reparado hasta ahora. ¿Pero cómo?

Pues esto es lo que le ha pasado a Kentaro Kobayasi, director artístico de la ceremonia de los Juegos de Tokio, que un día antes de la inauguración olímpica fue purgado por una broma que hizo sobre el Holocausto... en 1998. En efecto, a Kobayasi le cayó un rayo en la cabeza que iluminó Tokio con el fuego del escándalo, cual ensayo paródico del encendido del pebetero olímpico.

Leyes de hierro

Es de suponer que Kobayasi no tenía en mente una ceremonia con Kitano haciendo cuatro horas de chistes sobre el Holocausto, pero vete tú a explicarle eso a los guardianes de la libertad. De hecho, aunque Kobayasi hubiera querido hacer el gamberro durante la ceremonia, no hubiera podido, pues se trata de un género con normas de hierro, la clásica exhibición de coros y danzas regionales/nacionales, más o menos paleta o sofisticada, pero siempre con un presupuesto sideral; es decir, si los Juegos Olímpicos se celebrasen en Murcia en 2024, la inauguración sería una gala de 'Murcia, qué bella eres'... pero con 400 millones de euros de presupuesto, lo que sin duda asombraría al mundo.

A Kobayasi le cayó un rayo en la cabeza que iluminó Tokio, cual ensayo paródico del encendido del pebetero olímpico

No obstante, dadas las circunstancias —sin público dentro y con malestar fuera— la ceremonia fue más sobria de lo habitual. Si bien se evitó el histrionismo, no así el kitsch internacional, con una versión de, ejem, 'Imagine' con Alejandro Sanz, John Legend, Keith Urban y Angelique Kidjo. Emoción nivel hilo musical de ascensor. Kobayasi... ya te vale.

¿Fue la inauguración de Tokio 2020 mejor o peor que las veces anteriores? Es como preguntar si el discurso de Navidad del Rey fue mejor o peor que el de 2019, oigan, se parecen todos lo suficiente como para volvernos locos tratando de encontrar las diferencias. ¡Yo qué sé!

¿Deporte o desparrame?

Los días previos a las Olimpiadas son días inquietos en las redacciones, pues planificar un multievento tan desparramado es como planificar un chiste de Chiquito de la Calzada o planificar a Chimo Bayo de tripi: ocurren demasiadas cosas inesperadas al mismo tiempo como para clavar previsión alguna; pretender saber qué va a pasar en la competición de, por ejemplo, bobsleigh es mucho pretender por muy periodista de raza que uno sea (perdón: me dicen por el pinganillo que el bobsleigh es un deporte olímpico de invierno...).

En este ambiente de incertidumbre olímpica absoluta, se agradece que algunas competiciones sean totalmente previsibles, como el gusto de la selección española de fútbol por pasarse los partidos tocando el balón de un lado a otro sin que suceda nada (empate a cero contra Egipto el primer día), el del COI por amarrar la caja de los derechos televisivos caiga quien caiga (en lugar de aplazar los juegos a una fecha que no calcine a medio Japón) y el del taekwondo español por ganar medallas olímpicas: Adriana Cerezo, de 17 años, fue plata. En el dojo de Adriana... sí hay piedad.

Vas silbando por la calle un domingo por la mañana con un ejemplar de 'La Razón', un perro salchicha y una bolsa con un cochinillo segoviano y un DVD de Louis de Funès, y ¡zas!, caes desplomado al suelo y mueres. ¿Causa del fallecimiento? Un golpe que recibiste en clase de karate hace 23 años y del que no habías reparado hasta ahora. ¿Pero cómo?

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