Cartas Deportivas
Por
Jon Rahm quiere ganar este Masters por su hijo y por Seve Ballesteros
He tenido acceso a la respuesta de Jon Rahm a la invitación de este año, que comparto con los lectores de El Confidencial.
Todos los amantes del golf saben que es un deporte muy apegado a sus tradiciones, una de las cuales es difícilmente entendible en estos momentos de pasión por la tecnología y los entornos virtuales. Nos referimos a la tradición postal.
En esta semana de Masters (“la semana más bonita del año”, como ha manifestado por ejemplo CT PAN, uno de los jugadores jóvenes que más ruido está haciendo, y que llega a este Masters con ganas de competirlo), se habla siempre de esta tradición, pues precisamente el torneo jamás ha roto con ella; año a año, sigue haciendo llegar a todos los jugadores clasificados una carta postal con la invitación personal firmada por el ‘Chairman’ del exclusivo Club de Augusta...
He tenido acceso a la respuesta de Jon Rahm* a la invitación de este año, que comparto con los lectores de El Confidencial. Desde que ha irrumpido en el mundo profesional, el Masters ha sido uno de sus campos más y mejor atacados. Prácticamente cada año ha estado en el grupo de los que podían ganar el torneo en el último día de la competición.
La respuesta de Jon dice más o menos algo así...
"Otra vez aquí. Año tras año nos citas en este espectacular paraje donde la naturaleza es tan solo una excusa para que perdamos el sentido de la realidad, para que los nervios nos atenacen pensando en ti a cada instante. De nuevo te siento cerca; de nuevo nos creemos capaces. He hablado tanto de ti con Sergio, con Chema, y soy muy consciente de tu absoluta displicencia. Te sabes más importante que todos nosotros juntos. En apenas unas horas saldremos a buscarte.
Otra vez me encuentro entre los candidatos. Siguen valorando en mí el parecido con tu primer conquistador llegado de la Vieja Europa. A Severiano, el silencio del Amen Corner lo pillaba normalmente tan entretenido en la siguiente decisión que varias veces se olvidó de rendirle pleitesía. Tal vez sea el mejor modo de entrar al lugar sagrado; como quien abre la cerradura de su casa una tarde cualquiera. Este año, la figura de nuestro padre deportivo estará de nuevo muy presente. Se cumplen 10 años de su fallecimiento, y todos nuestros rivales lo tendrán también muy presente. Aunque no he podido preparar el torneo como los años anteriores, por nada en el mundo habrá de latir mi corazón al ritmo que te convenga. Ese ritmo frenético, con el que tanto disfrutas, tendrás que encontrarlo en algún otro jugador que dice también pretenderte. He comprendido finalmente que en absoluto debo distraerme teniendo en cuenta los méritos del resto de tus posibles conquistadores. He trabajado tanto en ello, como por supuesto en el riesgo-beneficio frente a cada golpe, un aspecto crítico para no quedarme de nuevo a las puertas en un último día con serias opciones de triunfo.
Hasta aquí llega mi desordenada reflexión. Se me hace tarde. Debemos descansar bien. Estas semanas han sido muy especiales para mí. Y por delante me esperan de nuevo cuatro días de una estética insuperable, pero también de una exigencia sin compasión.
Te quiere. Jon
La vida personal de Rahm ha cambiado un poco (el nacimiento de su primer hijo se ha producido hace apenas una semana), pero sus anhelos deportivos seguirán siendo los mismos. Estoy convencido de que pensamientos parecidos a estos le han surgido hace pocos días. Nuestro mejor jugador español llegó el pasado noviembre a estar de nuevo en el grupo de cabeza que estaba persiguiendo a Dustin Johnson, aunque el jugador norteamericano no dejó muchas opciones al resto, en ese último Masters tan especial, sin público por culpa de la pandemia.
(*Nota del autor; esta carta inventada, no solamente ha pretendido ser de admiración a figura de Jon Rahm. Este año se cumple una década del fallecimiento de Severiano Ballesteros. El recuerdo a su figura estará de nuevo muy muy presente en las calles del Augusta Golf Club).
Todos los amantes del golf saben que es un deporte muy apegado a sus tradiciones, una de las cuales es difícilmente entendible en estos momentos de pasión por la tecnología y los entornos virtuales. Nos referimos a la tradición postal.