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Cleveland campeón: LeBron, la vuelta del hijo pródigo
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Ramón Trecet

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Cleveland campeón: LeBron, la vuelta del hijo pródigo

LeBron, que regresó en 2014 a Cleveland con la misión de ganar el anillo, lideró la remontada de los Cavs: ningún otro equipo fue campeón tras ir perdiendo 3-1 en la final

Foto: LeBron posa con el título de la NBA y el 'MVP' de la final EFE)
LeBron posa con el título de la NBA y el 'MVP' de la final EFE)

Quedaba 4:39 para el final del encuentro cuando Klay Thompson metió la canasta que igualó el partido a 89. Fue la última de Golden State Warriors. Tuvieron hasta nueve posesiones en ese tiempo y no consiguieron anotar un punto más; muestra perfecta de la lenta agonía de un equipo extenuado al que le ha sobrado un mes de competición, porque no ha descansado en ocho meses. La búsqueda del récord de victorias hizo que los Warriors estuviesen en tensión todo el tiempo. Al final no quedaba gasolina en el depósito y esos últimos 4:39 son la expresión AGOTADA de los Warriors: pálidos, una sombra más blanca de palidez, CON SU BLANCA PALIDEZ.

Enfrente, un equipo dirigido por un hombre que se jugaba su legado, tras tomar decisiones profundas, como elegir la gloria sobre el dinero, en un acto sin precedentes en el muy avaro panorama deportivo profesional de la alta competición, panorama que encuentra la excusa perfecta para la avaricia en lo corta que es la carrera en la élite, los pocos años para ganar dinero que cubra necesidades para toda la vida. LeBron ha roto dos veces esa cadena. Primero se fue a Miami a ganar menos dinero a cambio de conseguir la gloria de sus primeros anillos.

Luego, en una decisión que le honra como ser humano, decidió volver a la ciudad donde se le llamó de todo, empezando por el dueño de equipo. Volvió a sacrificar dinero inicialmente, pero ahora lo recuperará. Se brindó para una misión casi imposible: conseguir el título con Cleveland Cavaliers. Me imagino a Mark Price, a Brad Daugherty, inclinando la cabeza pensando que si alguien les podría reivindicar, ese era LeBron James.

LeBron toma cartas en el asunto y, sabiendo que se juega no sólo su prestigio, sino tambien su legado, habla con el dueño, que destituye al entrenador David Blatt, sitúa a Tyronn Lue en el puesto y comienza una lenta estrategia de enfrentamiento a Warriors en lo que cree, y acierta, que va a ser nuevamente la final. Un camino lleno de altibajos que culmina con el decepcionante cuarto partido, que da ventaja a Golden State, 3-1 en la serie final.

Nadie ha levantado un 3-1.

El último equipo en ganar un séptimo partido fuera de casa fue Washington Bullets en 1978.

LeBron se pone al frente con una tremenda decisión. Es Alejandro Magno al frente de sus compañeros en la batalla de Gaugamela, directo al carro de Darío... Va a por Curry y Curry, que está al 60% de su capacidad, no aguanta. LeBron mete 82 puntos en las victorias segunda y tercera y todo queda pendiente de las leyendas del séptimo partido. La tensión es tan alta que ambos equipos, con empate a 89, pasan dos minutos sin anotar.

Luego Cleveland va anotando, pero los Warriors han entregado el úlimo aliento.

Final, 93-89 Cleveland, campeones de la NBA. Cleveland, ciudad que llevaba décadas esperando un título. La vuelta del hijo pródigo. LeBron James merece respeto y admiración.

Cleveland Cavaliers, LA VUELTA DEL HIJO PRÓDIGO.

Golden State Warriors, CON SU BLANCA PALIDEZ.

Ha sido una temporada para enmarcar en la NBA.

Quedaba 4:39 para el final del encuentro cuando Klay Thompson metió la canasta que igualó el partido a 89. Fue la última de Golden State Warriors. Tuvieron hasta nueve posesiones en ese tiempo y no consiguieron anotar un punto más; muestra perfecta de la lenta agonía de un equipo extenuado al que le ha sobrado un mes de competición, porque no ha descansado en ocho meses. La búsqueda del récord de victorias hizo que los Warriors estuviesen en tensión todo el tiempo. Al final no quedaba gasolina en el depósito y esos últimos 4:39 son la expresión AGOTADA de los Warriors: pálidos, una sombra más blanca de palidez, CON SU BLANCA PALIDEZ.

LeBron James