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El día en que Monique Berlioux recibió a Samaranch apoyada en el quicio de la puerta
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Ramón Trecet

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El día en que Monique Berlioux recibió a Samaranch apoyada en el quicio de la puerta

Era la pureza olímpica personificada. Campeona de Francia de natación, miembro de la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, cruzaba a nado el Sena llevando mensajes

Foto: Juan Antonio Samaranch.
Juan Antonio Samaranch.

Estamos en 1980, recién terminados los Juegos Olímpicos de Moscú. Juan Antonio Samaranch ha sido elegido presidente del Comité Olímpico Internacional por unanimidad el 16 de Julio y, tras la celebración de los Juegos, se dirige a la sede central del COI, dos pisos de vecindad en un edificio antiguo y no muy bien conservado de la ciudad de Lausana (los dos pisos ni siquiera están en la misma planta). Pongamos que uno es el segundo A y otro el tercero B. En el segundo A está el despacho del presidente del Comité Olímpico Internacional y, en su puerta, esperándole, la Directora General, Monique Berlioux. Los dos se conocen desde hace tiempo, no en vano Samaranch fue elegido miembro del COI en 1966 y, sobre todo, miembro del "Sanedrín", de la "curia", del "Valhalla" es decir, el Comité Ejecutivo, en 1970, que fue cuando empezaron los roces entre ambos.

Monique Berlioux era la pureza olímpica personificada. Campeona de Francia de natación antes de la guerra, miembro de la resistencia durante la II Guerra Mundial, cruzaba a nado el Sena llevando mensajes en situación de peligro extremo durante todo el conflicto; apenas tenía 18 años y se jugó la vida como una heroína. Al acabar la guerra, reanudó su actividad deportiva y participó en los Juegos Olímpicos de Londres 1948 participando en la prueba de 100 metros espalda. Berlioux estudió periodismo en la Sorbona y continuó ligada a la gestión directiva del deporte en diversos cargos, avalada por sus estudios, su actividad deportiva y su ejemplar comportamiento en la Guerra Mundial. Una persona de una pieza, con experiencia, capacidad de liderazgo, de ejecución... Un perfil perfecto. Avery Brudage, el decisivo Presidente COI de la posguerra mundial, nombra a Berlioux miembra COI en los años cincuenta al frente de la oficina de comunicación y en 1971, directora general con absoluto mando ejecutivo en todo.

Berlioux, nacida en 1925, representa el modelo perfecto del olimpismo y sus valores más Citius, Altius, Fortius. Samaranch, nacido en 1920, cinco años mayor que Berlioux, representa la innovación, la nueva era. Su carrera ha sido meticulosamente trazada hasta el punto de pedir la plaza de Embajador de España en Moscú en el año 1977, en conversación con el Presidente Suárez al que cuenta su plan: "Los Juegos son en 1980, yo, que soy ya del Comité Ejecutivo, estoy en Moscú tres años antes y organizaré la Sesión Plenaria del Comité Olímpico, Sesión 83... ". Luego Samaranch habla a Suárez de Killanin, Presidente/Gárgola que ha dejado todo, todo, todo, en manos de Berlioux.

Berlioux, en 1977, ya sabe que hombre a vigilar es Samaranch. Ha contemplado su ascenso, su relación con Brundage, sus muletazos a Killanin, amante de la buena mesa y de una copita de oporto antes de la siesta. Su relación esplendorosa con el dueño de Adidas, Horst Dassler, hijo de Adi... Ya sabéis, ADI DASsler...

Samaranch/Horst Dassler se lanzan desde 1971 a la conquista del poderosísimo deporte de la Unión Soviética y entre los dos consiguen algo inconcebible: Todos los deportistas de cualquier disciplina de élite, hockey sobre hielo, atletismo, etc., NO LLEVAN PUBLICIDAD, ABSOLUTAMENTE PROHIBIDO EN EL RÉGIMEN COMUNISTA... PERO LLEVAN LAS TRES FRANJAS DE ADIDAS EN CAMISETAS, CALZÓN, CHÁNDAL...

Samaranch lleva trabajándose los países del Este con la ayuda de su amigo Horst Dassler desde 1971, repito. Y de manera ejemplar, convence a Suárez para que le dé la llave de la Presidencia del COI, al nombrarle Embajador de España en Moscú. Cuando llega la votación del Plenario Olímpico, Samaranch tiene en el bolsillo el nombramiento tras un concienzudo trabajo de diez años.

Berlioux, como directora general, asiste impotente a la puesta en marcha del plan Samaranch. Sabe lo que está haciendo y a donde quiere llevar al movimiento olímpico, pero no puede hacer nada, porque a su Presidente, Lord Killanin, el futuro del COI se le importa una higa.

Ahí están, frente a frente en el destartalado despacho del Presidente, Berlioux frente a Samaranch, primer asalto. Monique sabe que Juan Antonio va a profesionalizar los Juegos, que un río de dinero va a cambiar absolutamente el ADN del movimiento olímpico y está dispuesta a dejarse la vida en el empeño para evitarlo. Sanmaranch le habla del Museo Olímpico, de monetizar de manera ejemplar la enseña de los cinco aros, de convertir los Juegos Olímpicos en una colosal franquicia con la ayuda de poderosísimos patrocinadores, Horst....

Berioux defiende la pureza del amateurismo, pone ejemplos emocionantes, tremendos: Owens en Berlín, 1936 una historia de heroismo sin parangón en la historia del deporte. Le habla del tirador olímpico húngaro Karoly Takacs, favorito al título de tiro en los Juegos de 1940, que no se celebraron por la guerra: una historia de superación encomiable. Takacs pierde su mano derecha, la mano con la que tira, en una explosión en el frente, pero Takacs, tras la guerra aprende a tirar con su mano izquierda y es campeón olímpico en Londres '48 y Helsinki '52.

Samaranch le hace ver que tras los espantosos incidentes en Munich '72, Montreal '76 ha tenido deudas enormes y en Moscú ha habido boicot político de EEUU por la guerra de Afganistán y como consecuencia, han tenido que pedir por favor a Los Angeles que presentara candidatura 1984 porque nadie quería organizar los Juegos. "Nos estamos muriendo, Monique". Y al mismo tiempo se apresura a decirle que es insustituible y que su eficiente trabajo es imprescindible. Y Monique, le dice que de acuerdo. Y ambos se despiden con la mejor de sus sonrisas falsas. Se van a hacer la vida imposible durante años.

Samaranch ha visto en Moscú el comienzo del resquebrajamiento del bloque soviético con el pertiguista polaco Kozakiewicz como ejemplo central, haciendo un corte de mangas según rebotaba en la colchoneta tras saltar 5.78, récord del Mundo, medalla de oro. Ha visto como en baloncesto, un impresionante equipo yugoslavo ha sido medalla de oro sin poder enfrentarse a EEUU, ausentes por boicot político, guerra de Afganistán, decretado por el presidente Carter. Un corredor de Gales, Allan Wells, gana los 100 metros lisos con 10.25, pero al mismo tiempo, Mennea 20.19 en 200 metros y sobre todo el imperecedero duelo entre Coe y Ovett en 800 y 1.500 con las victorias a sujeto cambiado: Ovett en 800, Coe en el milqui. Ha visto a los "atletas" de Alemania Oriental ganando por la patria y la química, con una tal Marita Koch haciendo 48.88 sg. en 400 metros lisos.

Hay que hacer algo. No puede en Los Angeles, porque los Juegos están otorgados, pero los siguientes... Además está Barcelona... En 1980, Samaranch está en la cúspide de su capacidad mental. Una hoja de ruta de treinta años, ha culminado. Está todo.

Próximo capítulo: QUE EMPIECE EL BAILE.

Estamos en 1980, recién terminados los Juegos Olímpicos de Moscú. Juan Antonio Samaranch ha sido elegido presidente del Comité Olímpico Internacional por unanimidad el 16 de Julio y, tras la celebración de los Juegos, se dirige a la sede central del COI, dos pisos de vecindad en un edificio antiguo y no muy bien conservado de la ciudad de Lausana (los dos pisos ni siquiera están en la misma planta). Pongamos que uno es el segundo A y otro el tercero B. En el segundo A está el despacho del presidente del Comité Olímpico Internacional y, en su puerta, esperándole, la Directora General, Monique Berlioux. Los dos se conocen desde hace tiempo, no en vano Samaranch fue elegido miembro del COI en 1966 y, sobre todo, miembro del "Sanedrín", de la "curia", del "Valhalla" es decir, el Comité Ejecutivo, en 1970, que fue cuando empezaron los roces entre ambos.

Comité Olímpico Internacional (COI) Afganistán