El Jurásico
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Isco, el protegido
Nadie dice que a la vez que un gran generador de ocasiones, el malagueño también es un formidable perdedor de balones, promediando 4,5 pérdidas cada 90 minutos de juego
Isco llegó al Bernabéu y antes de jugar ya había triunfado. Con un gol en su debut ante el Betis, terminó de conquistar a los pocos de la parroquia que no pudieron atender una presentación abarrotada en Concha Espina días antes. Pero de manera progresiva dejó de ser titular indiscutible para ser el primer revulsivo desde el banquillo con Ancelotti.
El malagueño sigue siendo igual de querido dos años y medio después de su llegada al Real Madrid, tanto por la grada como por la prensa, en la que quizá sea su última temporada en Chamartín. Pero ¿cómo hemos llegado hasta este punto?
Si analizamos el rendimiento de Isco bajo los principales parámetros de un centrocampista de su corte, se observa con facilidad que las cifras reflejan lo que se aprecia en el campo: un jugador de ataque más vistoso que efectivo.
Isco es una máquina de hacer regates con éxito, a la par que de crear ocasiones para su compañeros. La suma entre sus pases clave (pases que generan un remate) y su contribución goleadora (goles más asistencias) roza casi los tres eventos por 90 minutos de juego, unas cifras fuera de lo común para un centrocampista, pero el tributo del jugador al equipo acaba aquí. Más allá de eso, Isco hace relativamente poco.
Protegido por la prensa, nadie nombra que a la vez que un gran generador de ocasiones también es un formidable perdedor de balones, promediando 4,5 pérdidas cada 90 minutos de juego. Siendo un jugador fácil de regatear, su contribución defensiva es escasa y las pérdidas de balón exceden con creces las recuperaciones. Comparando el anterior gráfico con la que probablemente fuera la peor temporada de Cesc Fàbregas en su carrera profesional, su último año en el Barcelona del Tata Martino, también se aprecia a simple vista que la producción del catalán en casi todos los parámetros era ampliamente superior.
Durante los años en los que Özil fue miembro del conjunto blanco, este fue duramente criticado por desaparecer contra los rivales difíciles o en los momentos importantes, algo de lo que también peca Isco, pero parece ser obviado por ambos entes previamente mencionados.
Si analizamos la contribución de Isco contra los rivales que participan en competiciones europeas de la Liga BBVA, observamos un bajón por parte del malagueño en casi todos los encuentros. De sus dos goles y siete asistencias en la presente campaña, solo dos asistencias han sido contra un equipo de esta índole (una contra el Athletic Club y otra contra el Sevilla). Todas las demás contribuciones al marcador, directas o indirectas, llegaron contra Las Palmas, Granada, Sporting, Levante y Celta de Vigo en la tarde del 7-1.
La crítica de Helguera
Extrapolando los partidos entre los jugadores de élite frente a los equipos que participan en Europa de sus respectivas ligas, observamos que Isco tiende a competir con peor rendimiento que sus compañeros cuando su equipo más lo necesita.
“Me gusta que sea creativo, pero para desequilibrar”, afirmaba Iván Helguera cuando hablaba sobre Isco en una entrevista a 'El País' hace un par de semanas. Ese es el principal problema del malagueño que ahora ha perdido la convicción de un sector de la grada crítica con el juego del equipo.
Al contrario que Özil, Isco posee la cualidad de ser español, un hecho irrelevante en el terreno de juego pero sorprendentemente valorado por todo lo que rodea al fútbol patrio. Ajeno a la crítica, la realidad sobre el juego del andaluz ha empezado a germinar cuando el respetable ha empezado a señalar a los jugadores en vez de al banquillo.
Isco es un gran jugador de fútbol con enormes cualidades y solo tiene 23 años. A pesar de tener la habilidad innata de moverse como un cisne sobre el césped, no ha aprendido a canalizar su estilo vistoso en eficiente para el equipo. Con la convocatoria de Del Bosque este viernes y con la actualidad negativa que sobrevuela al club blanco, está en los pies de Isco intentar rectificar sus carencias cerca o lejos del Bernabéu en los próximos meses.
Isco llegó al Bernabéu y antes de jugar ya había triunfado. Con un gol en su debut ante el Betis, terminó de conquistar a los pocos de la parroquia que no pudieron atender una presentación abarrotada en Concha Espina días antes. Pero de manera progresiva dejó de ser titular indiscutible para ser el primer revulsivo desde el banquillo con Ancelotti.