Fútbol sin chorizos, por favor

Lejos del derrotismo que parece haber sumido a todos el culebrón montado por la Asociación de Futbolistas Españoles en su visita a la Audiencia Nacional, creo que el fútbol español está ante una gran oportunidad de normalizar su situación, de lograr que los que no asuman los compromisos firmados desaparezcan de este mundo. No tienen sitio, ni lo deben tener en un futuro. El primer paso ya se ha dado, que es el de no permitir a equipos como Hércules, Betis, Zaragoza o Rayo realizar fichaje alguno por las deudas que mantienen con sus jugadores e incluso con otros clubes. Se acabó.

En anteriores ocasiones eran los propios jugadores los que callaban. "Cómo voy a denunciar al equipo. Si lo hago no puedo salir a pasear por la ciudad y van a 'matar' a mi familia'o el típico: 'Si denuncio no vuelvo a jugar'. El miedo parece que ha pasado a la historia. Los jugadores se han dado cuenta que señalar es la mejor manera de acabar con el que poco a poco hace que la bola aumente y la deuda del fútbol siga creciendo.

Hace justo un año, el Zaragoza incorporó siete jugadores en el mercado de invierno. Hoy, un año más tarde, la deuda es de 107 millones de euros, reconocido en Asamblea. Los jugadores no cobran o por lo menos no están al día. Hace un año tampoco. ¿Denunció alguien? Nadie. Los fichajes llegaron y el equipo se salvó, importando muy poco en qué situación económica se quedaba. Otros, como el Valladolid, ajustó al máximo el presupuesto, haciendo ejercicios sobre el alambre. Consiguió la cesión de Koke y Del Horno. No podía gastarse más y todo por no meter a su club en el camino de la Ley Concursal. Uno se salvó, el Zaragoza, claro, y el otro bajó. No pregunten qué equipo.

La LFP se ha puesto seria y no permitirá fichar a todo equipo que tenga alguna denuncia. Más vale tarde que nunca, aunque todavía estamos lejos de los países como Italia que sanciona con puntos los impagos de las nóminas o Inglaterra que castiga con pérdida de puntos a los que acuden a la Ley Concursal. Nueve puntos en concreto.

Ahora, LFP y AFE tienen seis meses por delante para hablar, negociar y dar la vuelta al actual convenio colectivo. La relación no será la más cordial, pero es el momento de olvidar y de pensar en todos esos jugadores que no cobran y que ven como pasan los meses sin recibir euro alguno. Ellos no son los culpables, pero todo el mundo debe saber quienes son los morosos, los que no pagan, los que engañan a jugadores y a sus aficionados con falsas promesas. Y hay muchos. De verdad.