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¿En qué se parecen los energúmenos del Reyno de Navarra y Javier Clemente?
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José Félix Díaz

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José Félix Díaz

¿En qué se parecen los energúmenos del Reyno de Navarra y Javier Clemente?

Dos escenas diferentes, pero en el fondo muy parecidas sucedieron el pasado fin de semana en escenarios relacionados con el fútbol. Una en las gradas del

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¿En qué se parecen los energúmenos del Reyno de Navarra y Javier Clemente?

Dos escenas diferentes, pero en el fondo muy parecidas sucedieron el pasado fin de semana en escenarios relacionados con el fútbol. Una en las gradas del Reyno de Navarra. La otra en la sala de Prensa de la Escuela de Fútbol de Mareo. Por un lado, cuatro energúmenos atacando a un niño. Por el otro, un entrenador que vivió tiempos mejores y que ahora cuenta con fracasos todas sus últimas experiencias en el banquillo, utilizando a un niño. Episodios vergonzosos ambos.

El primero, en el tiempo y en importancia, sucedió en Pamplona. Eso de ir al fútbol luciendo camiseta o enseña alguna del equipo rival se ha convertido en toda una aventura, que no suele tener feliz. No es se ahora, pero en los últimos años el peligro se ha acentuado. El Reyno de Navarra fue el escenario del crimen, así hay que llamarlo cuando se atenta contra un niño, pero bien podría haberse repetido en cualquiera de los otros diecinueve campos de Primera. No lo duden y esa es la realidad de nuestra sociedad y es que el fútbol como otros espectáculos de masas sirve para dar cobijo a animales así, más allá de sus colores futbolísticos.

En esta ocasión llevaban camiseta de Osasuna, pero los energúmenos en cuestión no representan a nadie por mucha camiseta que lleven. Son animales irracionales, porque así hay que considerar a los que se acercan a un niño y su padre para amenazarles por el simple hecho de llevar una camiseta del Real Madrid o por colgar una bandera del equipo blanco. Seguro que nadie de su familia les ha aplaudido cuando hayan visto su actuación, algo que siempre suele ocurrir cuando alguien aparece en la televisión. ¿La habrán grabado? Me da que no. Lo que sí es de aplaudir es que Osasuna haya condenado esta actuación de manera "rotunda" y "enérgica".

Espero que Antiviolencia, el citado comité es el que puede actuar y no la Liga de Fútbol Profesional, aparte del fútbol a estos cuatro tipos durante un buen tiempo. En su mano está, pero es cuestión de todos que ir al fútbol deje de ser una experiencia de riesgo. Y los primeros que se deben dar cuenta de ello somos los periodistas. No todos, pero sí los que buscan todo tipo de excusas para justificar el inmerecido éxito ajeno, el del equipo rival. Sí, hablamos del periodismo de bufanda, ese que está tan de moda ahora.

El segundo asunto tiene nombre y apellido. Hablamos de Javier Clemente, técnico que acumula ceses e incumplimientos de objetivos en los últimos equipos por los que ha pasado como Murcia, Valladolid y la selección de Camerún. Eso sí, los verdaderos culpables del número montado el domingo no es el técnico, si no los responsables de la contratación del entrenador.  Y es que el Sporting probablemente haya escrito la página más triste de toda su historia. 

No voy a valorar si Javier Clemente ataca a un periodista, cuestiona su método, sus amistades o sus informaciones. No me importa, pero sí que ponga al hijo del periodista como escudo o como justificación. Ese es un asunto entre el periodista y él, pero sí que meta a terceras personas, a hijos que existen o no. ¿Quién es para hablar del hijo de nadie? Al fin y al cabo se parece y mucho a los energúmenos del Reyno.  Lo peor de todo es que Clemente continúa siendo a estas horas el entrenador del Sporting. Y así hasta la próxima.

Dos escenas diferentes, pero en el fondo muy parecidas sucedieron el pasado fin de semana en escenarios relacionados con el fútbol. Una en las gradas del Reyno de Navarra. La otra en la sala de Prensa de la Escuela de Fútbol de Mareo. Por un lado, cuatro energúmenos atacando a un niño. Por el otro, un entrenador que vivió tiempos mejores y que ahora cuenta con fracasos todas sus últimas experiencias en el banquillo, utilizando a un niño. Episodios vergonzosos ambos.

Javier Clemente