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Para Del Bosque, antes lo malo conocido que lo bueno por conocer
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Antonio Sanz

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Para Del Bosque, antes lo malo conocido que lo bueno por conocer

No hubo sorpresas en la convocatoria de la Roja para Polonia, más allá de las peticiones del aficionado que se presentaron desde cualquier ámbito. El Ministro

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Para Del Bosque, antes lo malo conocido que lo bueno por conocer

No hubo sorpresas en la convocatoria de la Roja para Polonia, más allá de las peticiones del aficionado que se presentaron desde cualquier ámbito. El Ministro del ramo clamó por Raúl entendiéndosele más por su conocida raíz merengue que por su verdadera creencia de éxito. También apareció Albelda, que tiró de brazalete valencianista para gustarse y levantar la moral a Soldado, el gran damnificado, para muchos, del seleccionador y su lista. Sin embargo, la única bomba se diluyó en los despachos médicos. Era la inclusión o no de Cesc Fábregas. Por un momento, la lesión muscular sufrida por el centrocampista catalán en la final de Copa -elongación en el bíceps femoral de la pierna derecha- mantuvo en vilo una enumeración cerrada desde hacía días, antes incluso del partido a celebrar en el estadio Vicente Calderón. Adrián, que peleó hasta el sprint final por hacerse con un hueco, se convirtió en el jugador número 24.


Al final, el técnico optó por mantener el grueso del grupo campeón, una filosofía que ya mantuvo tras heredar el cargo y que todos aplaudimos: la transición de Luis a Vicente resultó ejemplar. El tránsito del Vicente campeón del mundo al Del Bosque actual ha contado con algún exceso de más -ha errado al confeccionar tres citaciones sometiéndose a una presión innecesaria o la sobreexposición por su carácter galante asistiendo premio tras premio tras la victoria en Sudáfrica-. En todo caso, nadie como él para determinar los elegidos para esta ocasión. La leve dolencia de Cesc no impidió su entrada, pese a obligarse a dejar en la cuneta a Adrián, el perfil de jugador más idóneo para reemplazar a David Villa. Con todo, el continuismo es la estación seleccionada por el entrenador más laureado de nuestro fútbol. No ha querido apostar por más relevos que los necesarios. Es la última oportunidad que ofrece a esta generación campeona antes del obligatorio cambio de ciclo que nos conducirá hasta el Mundial de Brasil.


Esta ha sido la decisión final del cuerpo técnico, sin cambios de orientación ni de dirección. Finalmente, el equipo acumuló cuatro ausencias respecto a 2010: dos obligadas y dos cantadas. Si Puyol y Villa se cayeron en la última curva, el ‘padre’ Marchena y el ‘hermano’ Capdevila tocaron fondo tras el triunfo mundialista. Del Bosque ya metió tijera tras Viena. Entonces, hasta ocho futbolistas, un tercio de los seleccionables, fueron borrados de una competición a otra, añadiendo a Cazorla, el único al que esperaron pero que por lesión no alcanzó destino. El núcleo duro del vestuario se mantiene desde Alemania’06. Muchos de nuestros internacionales entienden que aquella cruel derrota ante Francia en Hannover redimió al grupo y forjó un ánimo y un compromiso que hoy prevalece. Son ocho los jugadores que repiten en Polonia de aquella secuencia de hace seis años: Casillas, Xavi, Torres, Iniesta, Alonso, Ramos, Cesc y Reina. Y serían diez -es decir, casi la mitad- si Puyol y Villa estuvieran sanos. Del Bosque es consciente de que los galones que predominan en sus casacas son necesarios para acumular más historia. Han ganado y pueden seguir ganando. El reto de encadenar Eurocopa-Mundial-Eurocopa, nadie antes lo ha logrado, motiva al más pintado.

 
El seleccionador ya delimitó sus gustos en esa transición señorial de la que hablábamos. Valdés, Albiol, Arbeloa, Piqué, Javi Martínez, Busquets, Navas, Pedro, Silva, Mata y Llorente han ido apareciendo y granjeándose la confianza depositada. Este segundo núcleo de once alcanzó la gloria en Johannesburgo y, por eso, el entrenador salmantino ha considerado que mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer, con las excepciones de Juanfran, Jordi Alba y Negredo. Pero es que se aproxima demasiada calidad por el retrovisor. Entre los sub 21 ya han mantenido el primer contacto De Gea e Isco, sin olvidarnos de Muniain. Más cerca, abriéndose paso, se registran los olímpicos. Domínguez, De Marcos, Herrera o Adrián aprietan los dientes con dirección a Brasil’14. Tras la presente Eurocopa se producirá el relevo generacional. España, que siempre triunfó en categorías inferiores, se consolida entre los grandes como la Selección a batir que defiende trofeo. La Roja se siente fuerte y consistente. Como dice Luis se aparcaron los egos y la Selección dio un paso al frente. Del Bosque hizo el resto manteniendo el crédito y mejorándolo. Ni las turbulencias entre madridistas y azulgranas han evitado las victorias. Aquellos arañazos son historia. Como historia desean escribir los 23 elegidos.

No hubo sorpresas en la convocatoria de la Roja para Polonia, más allá de las peticiones del aficionado que se presentaron desde cualquier ámbito. El Ministro del ramo clamó por Raúl entendiéndosele más por su conocida raíz merengue que por su verdadera creencia de éxito. También apareció Albelda, que tiró de brazalete valencianista para gustarse y levantar la moral a Soldado, el gran damnificado, para muchos, del seleccionador y su lista. Sin embargo, la única bomba se diluyó en los despachos médicos. Era la inclusión o no de Cesc Fábregas. Por un momento, la lesión muscular sufrida por el centrocampista catalán en la final de Copa -elongación en el bíceps femoral de la pierna derecha- mantuvo en vilo una enumeración cerrada desde hacía días, antes incluso del partido a celebrar en el estadio Vicente Calderón. Adrián, que peleó hasta el sprint final por hacerse con un hueco, se convirtió en el jugador número 24.

Vicente del Bosque