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Torres, Cesc, Silva, el mediocentro... los debates los modera Del Bosque
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Antonio Sanz

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Torres, Cesc, Silva, el mediocentro... los debates los modera Del Bosque

No resultó en vano el recuerdo del seleccionador nacional a su maestro en un momento extremadamente juicioso para el cargo que ocupa. Del Bosque, tras recibir

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Torres, Cesc, Silva, el mediocentro... los debates los modera Del Bosque

No resultó en vano el recuerdo del seleccionador nacional a su maestro en un momento extremadamente juicioso para el cargo que ocupa. Del Bosque, tras recibir una exacerbada crítica por actuar sin ‘9’ ante Italia, tiró de memoria, citó a Molowny y reflejó su sentir en público: “Decía que hagas lo que hagas el toro te coge, por eso se trata de que sólo te dé un revolcón”. Y eso pasó. A Vicente, cual figura del toreo, el astifino ventajismo social le tocó la taleguilla y lo envió a la arena. Su recordado ‘Mangas’, aquel que le descubrió los primeros vericuetos de cantera y de formación de jóvenes, se mantiene presente en su recuerdo frente al desvelo que produce el profesionalismo que envuelve a las nuevas generaciones. Porque recuérdenlo, donde el técnico campeón del mundo disfruta verdaderamente es con la enseñanza. Esa docencia impertérrita que lo acompaña, allí donde habita, es la que le permite manejar, primero, el verbo y, después, el verso. Y encima, todo sale bien.

Controvertida resultó la alineación que nos midió a Italia. Una Selección que respaldó a la historia frente a su incauto presente. Esa esperada timidez se revolvió en el habitual orgullo patrio y se mostró valiente, atrevida, ágil, audaz y despierta. Nos empató y nos maniató desde el inicio hasta que la velocidad imperó en el once. La salida de Navas y el estreno de Torres metió la quinta a la Roja, que no cumplimentó el éxito por falta de puntería y no sólo del ariete, el único señalado. Como siempre. Sin embargo, el seleccionador no había fracasado. En su plan de ruta, pese a la escasez de ensayos en los entrenamientos y a la falta de pistas internas a sus propios pupilos, Cesc irrumpió desde segunda línea, anotó y equilibró un marcador que nos otorgó un punto que vencía el ‘síndrome del estreno’ que el cuerpo técnico acumulaba desde Johannesburgo. Con todo, España debatía, desde técnicos de fútbol a empleados de banca, la oportuna o la errática decisión de Del Bosque.

El primer partido de un campeonato es básico para el devenir del torneo. Luis Aragonés siempre advierte que es necesario empezar ganando y que la mentalización del grupo es fundamental para arrancar apegado al éxito. Del Bosque participa de la misma teoría, como casi todos, pero mientras que uno arrolló en el estreno, el otro tropezó. Con estos parámetros, el salmantino acarició el guión del partido para no rememorar la secuencia sudafricana. Alguno de los jugadores se vio incrustado en la máquina del tiempo. Pero como de todo se aprende, David Silva, que repitió la escena del primer sacrificado, no acabó en el baúl de los recuerdos. Retornó al once ante Irlanda y reivindicó su presencia con un golazo de billar. Fábregas, otro de nuestros artistas con moral frágil en la Roja, se arropó con otro tanto, el segundo del torneo, tratando de desterrar un banquillo al que parece condenado.

Y es que es difícil abrirse hueco en una alineación donde todos caben y pocos sobran. Tras aquella derrota en Suiza, la pareja de baile Busquets-Alonso se convirtió en cabeza de cartel. Uno o el otro, los dos nunca, el dúo estorba, el tándem molesta y Del Bosque, tan tranquilo. Lo mismo ocurrió tras la tela de araña que nos envió Prandelli. Y Del Bosque, tan tranquilo, bis. Otro debate que esta vez resultó mudo por la intransigencia bien conocida del técnico: esas dos posiciones son innegociables. La opinión publicada lo sabe, circunstancia que obligó a que la opinión pública cargara contra el de siempre. Y el habitual en estas latitudes es Torres.

No resultó en vano el recuerdo del seleccionador nacional a su maestro en un momento extremadamente juicioso para el cargo que ocupa. Del Bosque, tras recibir una exacerbada crítica por actuar sin ‘9’ ante Italia, tiró de memoria, citó a Molowny y reflejó su sentir en público: “Decía que hagas lo que hagas el toro te coge, por eso se trata de que sólo te dé un revolcón”. Y eso pasó. A Vicente, cual figura del toreo, el astifino ventajismo social le tocó la taleguilla y lo envió a la arena. Su recordado ‘Mangas’, aquel que le descubrió los primeros vericuetos de cantera y de formación de jóvenes, se mantiene presente en su recuerdo frente al desvelo que produce el profesionalismo que envuelve a las nuevas generaciones. Porque recuérdenlo, donde el técnico campeón del mundo disfruta verdaderamente es con la enseñanza. Esa docencia impertérrita que lo acompaña, allí donde habita, es la que le permite manejar, primero, el verbo y, después, el verso. Y encima, todo sale bien.

Vicente del Bosque Cesc Fábregas David Silva