Es noticia
De fusilar a Italia, al falso 'fair play' de quienes hoy se arrepienten
  1. Deportes
  2. Es lo que hay
Antonio Sanz

Es lo que hay

Por

De fusilar a Italia, al falso 'fair play' de quienes hoy se arrepienten

España se mide a Italia y España pudo evitar a Italia. Que bobos hemos sido. Pero que quede claro que no soy tonto, dice la publicidad

España se mide a Italia y España pudo evitar a Italia. Que bobos hemos sido. Pero que quede claro que no soy tonto, dice la publicidad con mayúsculas, frente a quienes desterramos, y avisamos, del cruce. Pues sí, a veces somos tan tontos, demasiados previsibles, cuando aplaudimos que la Roja ha sido leal al fútbol frente a quien ha destruido la semejanza del éxito. Nadie es capaz de averiguar los vericuetos que separan a una Selección que esperaba a los alemanes y que se incomoda frente a un grupo de comediantes. Todo arranca cuando nos delató la frecuencia de la presión. De repente, los caminos conducían a eliminarse ante los italianos. Sin embargo, un país que media entre los movimientos creativos de la última curva, y que termina por convertirse en demasiado trascendente, merece una reflexión.

La salud mental de la Roja se aproxima al manicomio de todo lo que recurre a nuestro equipo. Dice Méndez, en Radio Marca, que existen dos Eurocopas. Y tiene razón. Unos pululan entre la mediocridad de quienes son incapaces de dominar el presente de unas críticas surgidas, nacidas y arropadas en Polonia y Ucrania frente a los que aplauden la extrañeza de las lamentaciones con arritmia inverosímil. Mientras tanto, los de color azul se han ido manteniendo en la frontera de la venganza. Y es que los rivales de la Selección son tan persistentes que mantienen el pulso de la cruda gestión. Porque nadie soportaba un pulso ante Italia. Porque nos metimos en la encrucijada del ‘fair play’ y hoy sacudimos a quienes abanderan la del honor y la de la estupidez del gesto que tanto nos aplaudió Buffon.

Las encuestas sintonizaban unos metros de referencia entre los buenos y los malos. Entre tanto, los italianos admiten la corrección de todos aquellos que repiten frente a los que no se interesaron por una final que presentara a unos invitados impertinentes. Italia es capaz de crecerse a buen pulso antes de fortalecer a quien ha querido con talante aproximado y con una suma de balance que mantiene el peligro las opciones de ninguna. El aliento y la figura de Pirlo ha podido con  la anarquía de Pepe, con la transición de Veloso y con el contragolpe de Ronaldo. Todo frente a la pública y cruel instalación de aquel 2-2 ficticio, también servía el 1-1, que nos borraba ante quienes son unos maestros del engaño. Se excusan criticando cuando consienten que en España no se investiga en profundidad, ante una Italia que encadena condena tras condena frente a tanto dislate. Con todo, España y Croacia pecaron de narcisismo y los italianos nos descubren una realidad que debemos administrar. La final nos deja desnudos frente a quienes, todos, apostaron al buen hacer del fútbol. España ganó, Croacia peleó la victoria y el espíritu nacional nos mantiene ante un examen que nadie quiere aprobar.

Desde el primer momento se especuló en la Selección con el reencuentro frente a Italia. El partido no se repetirá y Alemania se sacude las moscas del fracaso. La hoja de ruta no se inmuta porque tras aquel empate inicial, más de un jugador asumió públicamente que era probable que España se las viese nuevamente con Italia, que se guardaba la figura del equipo de Prandelli como rival más fresco y menos comprometido. Precisamente, los italianos nos han demostrado un compromiso inesperado. Desde esa perspectiva nos podrán ganar. Desde el pasotismo dominará España. 

España se mide a Italia y España pudo evitar a Italia. Que bobos hemos sido. Pero que quede claro que no soy tonto, dice la publicidad con mayúsculas, frente a quienes desterramos, y avisamos, del cruce. Pues sí, a veces somos tan tontos, demasiados previsibles, cuando aplaudimos que la Roja ha sido leal al fútbol frente a quien ha destruido la semejanza del éxito. Nadie es capaz de averiguar los vericuetos que separan a una Selección que esperaba a los alemanes y que se incomoda frente a un grupo de comediantes. Todo arranca cuando nos delató la frecuencia de la presión. De repente, los caminos conducían a eliminarse ante los italianos. Sin embargo, un país que media entre los movimientos creativos de la última curva, y que termina por convertirse en demasiado trascendente, merece una reflexión.