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Urrutia afronta un histórico momento de depresión en el Athletic
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Antonio Sanz

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Urrutia afronta un histórico momento de depresión en el Athletic

El presidente del Athletic encendió el fuego y poco le importó. El presidente del Athletic asumió públicamente que destrozaba el proyecto y el recuerdo. El presidente

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Urrutia afronta un histórico momento de depresión en el Athletic

El presidente del Athletic encendió el fuego y poco le importó. El presidente del Athletic asumió públicamente que destrozaba el proyecto y el recuerdo. El presidente del Athletic pisoteó, contra su criterio, la filosofía histórica y derrumbó su mejor presente, cuando advirtió que Llorente ponía punto y final a la relación con el escudo. No se reprochó, tampoco, su incapacidad para desarrollar la ampliación del contrato del ariete y cumplir con el primer mandamiento electoral: 'de aquí nadie se mueve', advirtió con dosis de arrogancia mientras se aseguraba a Bielsa como baza principal. Con todo, el amigo Urrutia, futbolista profesional y aparente ejecutivo, comienza a afrontar una decadencia tras ser incapaz de convencer económica y, lo peor, deportivamente al jugador.

Amorrortu es el director deportivo del Athletic que caminó en la lista electoral triunfadora. Es el mismo que hace demasiados años rescató del Rincón del Soto a un crío de once años que apuntaba condiciones por encima de la edad. Cuando el bueno de José Mari aventuró una experiencia profesional en Madrid, trató de firmarlo para el Atleti cuando la afición que lo quiso clonar, y que hoy parte lo descuida, dudó del rendimiento. Amorrortu se aproximó a Gil Marín tratando de cambiar a Llorente por Torres cuando Benítez se cruzó en el destino del madrileño para el tránsito al Merseyside. El fenómeno de García Pitarch, hoy alto dirigente del Hércules, tiró por tierra las pocas opciones que manejaba el jefe del fútbol base. La credibilidad de uno y de otro no obtuvo la misma secuencia. Cuando uno quiso asegurar con el nombre, el otro tiró de talonario y firmó a Forlán. Uno firmaba casi gratis y el otro se fue a más de veinte millones de euros. Uno te daba crédito y el otro era una apuesta que años después se ha demostrado ganadora. En el tiempo, los dos vencieron.

Después de la propuesta que trataba de condenar a Llorente, en las diferentes reuniones que ha mantenido con los máximos dirigentes bilbaínos, las posiciones se han enrocado en demasiadas diferencias deportivas frente a las monetarias que la opinión pública ha destacado como determinantes frente al precipicio del poder. Se han sucedido argumentos suficientes como para hundir las necesidades del club. El hermano del jugador, valedor del asunto, ha medido mal los tiempos, no ha acertado en el discurso y ha desnudado al futbolista provocando un último año con sobresalto. Ninguna entidad ha sido capaz de afrontar los 36 millones de euros que suponían la salida de quien pretendía el rédito. Con todo, el club ha sido incapaz de negociar el futuro del campeón del mundo. Dicen que llega la Juventus, más tarde se presentará el Tottenham cuando se confirme la venta de Modric. Los italianos presionan a quien declina sentarse a negociar. Es posible que los veinte millones que presentan sean indeterminados. Los ingleses admiten que es el mejor relevo para Adebayor, al menos era la sugerencia de Redknapp, que se enfrenta al deseo de Vilas-Boas. Sin destino y rivalizando con el pertinente esfuerzo de Bielsa, la última pieza que distingue al futbolista la descubrió el presidente en su arrebato comunicativo. 

Más tarde, le ha estallado lo de Javi Martínez. Pero Llorente contaba, silbidos al margen, con la percepción del cambio. Ni el 'cariño' del entrenador marcaba los tiempos. No era capaz de distinguir el esfuerzo supremo. En la Eurocopa rompió el ciclo. Vicente aplaudió su trayectoria, pero admitió su escaso recorrido. No llegaba. El físico lo destruyó. Bielsa lo exprimió frente al resto que tiró de compromiso. Mientras tanto, los veinte millones que preparan los italianos son insuficientes. La filosofía explica que no se vende. Cualquier mirada al pasado lo desnuda: Alexanko, Goikoetxea, Zubizarreta, Alkorta, Karanka… tan bilbaínos como la bandera de la patria que desmerece el esfuerzo. El desprecio al dinero no divide a nadie, más allá del ardor guerrero.

Javi Martínez es decir, que pase el siguiente. El navarro sostiene el esfuerzo de todos. El Bayern amenaza y amenaza. Que disfrute, pero aún no se ha acercado a los 40 millones de euros que sostiene la credibilidad de la transferencia. No pasa nada si se consumen los mensajes que escupen si el chico perdona dinero o si se jalea la renuncia al Athletic. Entre otros, Martínez y Llorente han hecho grande al club. Compararlos con quienes optaron por no salir es tan injusto como si un escribano recibe una oferta y se limita a renunciar por los parámetros del territorio. Claro que el Athletic es grande. Claro que el Athletic merece respeto. Claro que el Athletic es fuerte. Pero quizá el Athletic, tras tocar cielo, debe asumir que vive un escalón ajeno a la gloria. Por eso, todos arrullan en rojiblanco. No queda otra. El presidente no ha sido capaz de impedir que se abriera el melón. Entonces, hoy toca ahogo.    

El presidente del Athletic encendió el fuego y poco le importó. El presidente del Athletic asumió públicamente que destrozaba el proyecto y el recuerdo. El presidente del Athletic pisoteó, contra su criterio, la filosofía histórica y derrumbó su mejor presente, cuando advirtió que Llorente ponía punto y final a la relación con el escudo. No se reprochó, tampoco, su incapacidad para desarrollar la ampliación del contrato del ariete y cumplir con el primer mandamiento electoral: 'de aquí nadie se mueve', advirtió con dosis de arrogancia mientras se aseguraba a Bielsa como baza principal. Con todo, el amigo Urrutia, futbolista profesional y aparente ejecutivo, comienza a afrontar una decadencia tras ser incapaz de convencer económica y, lo peor, deportivamente al jugador.