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Simeone, decidido a dar el 'sí' al Atleti tras elevar la cotización del grupo
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Antonio Sanz

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Simeone, decidido a dar el 'sí' al Atleti tras elevar la cotización del grupo

Ni Cerezo ni Simeone, los dos que se han manifestado públicamente sobre la continuidad del argentino en el banquillo del Atleti, han dado sospechas de divorcio.

Foto: Simeone, decidido a dar el 'sí' al Atleti tras elevar la cotización del grupo
Simeone, decidido a dar el 'sí' al Atleti tras elevar la cotización del grupo

Ni Cerezo ni Simeone, los dos que se han manifestado públicamente sobre la continuidad del argentino en el banquillo del Atleti, han dado sospechas de divorcio. Muy al contrario, la quietud preside el desenlace de una firma que se ha perdido en el tiempo, que no se plasma, pero, sin embargo, su no consecución no se ha transformado en alboroto, no ha elevado las constantes vitales de los protagonistas ni ha provocado cierta conmoción, vestida antaño con patas de prisa, cada vez más alejada de la institución. Los comentarios interesados de las partes hablaron de un acuerdo ultimado transcurridas las fechas navideñas. En esos días, un escueto contacto entre Natalia Simeone, hermana y agente, y Clemente Villaverde, gerente, fue todo. Ha transitado más de un mes desde entonces y nos encontramos con más deseo de mantener la unión que un desarrollo puro de negociación. Existe más preocupación por mantener la línea en el césped que por modificarla en los despachos. La frase atribuida al poder de mando, “nos sentamos y lo arreglamos en cinco minutos” aporta dosis de mesura para no descarrilar lo que tan bien está andando.

El Atlético de Madrid ha crecido exponencialmente en el último curso. Simeone acumula catorce meses al frente y el club ha cosechado dos títulos europeos, mantiene una posición idílica en la tabla de la Liga -por delante del eterno rival- para asegurarse la próxima edición de la Champions, se siente firme en la Copa y mantiene vivo el reto de repetir conquista en Europa (por orden, lo menos trascendente para el vestuario). Pero no termina aquí el ritmo vertiginoso que ha tomado el Atleti del ‘Cholo’. Si la paz social se instaló en los vomitorios, si los dos accionistas mayoritarios han aprendido por fin a convivir y si la caseta se siente fuerte y con guión, además, entre los pluses del argentino debemos añadir que ha conseguido realzar el valor de un nutrido grupo de componentes del plantel que comanda. Para empezar, el seleccionador nacional ha dado entrada en la Roja a tres componentes del camerino: Juanfran, que fichó como extremo para reconvertirse al lateral con Manzano y explotar en esos metros más atrás desde donde empuja con tino la puerta de la Selección; Adrián, a quien los Juegos Olímpicos de Londres separaron de la citación final de Polonia-Ucrania; y el más reciente, Mario Suárez, a quien la dolencia de Alonso y el bajón de Beñat han permitido asomarse a un amistoso con aires de potosí. Con ellos, Miranda, que debutó con Brasil en 2009 en un partido eliminatorio para el Mundial de Sudáfrica, ha retornado a la ‘canarinha’ con Scolari; el mismo caso que Filipe Luis, que resultó también citado para el choque frente a Inglaterra en Wembley. Los dos disfrutaron de unos minutos en la Catedral del Fútbol británico. 

Junto a estos cinco internacionales de cuño reciente, en el Atlético han despegado dos futbolistas cuyo rendimiento los ha colocado como indiscutibles en la alineación: Koke y Diego Costa. El madrileño, a quien hizo debutar Abel Resino con 17 años, se ha ganado el sitio en la medular, mientras que el brasileño ha arrinconado a Adrián y se ha convertido en el relevo más fiable de Falcao, gracias a la desmedida confianza depositada por el entrenador. Tras un carrusel de destinos y de oportunidades desperdiciadas, Costa comienza a sentirse alguien en el vestuario. Además, se confía en que el ‘Cholo’ sea capaz de acertar en el tiempo de las tres joyas de la corona que transitan en los escalafones inferiores: Manquillo, Saúl y Oliver. El primero deja buen sabor de boca cada vez que aparece, al segundo lo deben ayudar despejando más su demarcación y al tercero se le dosifica con tiralíneas para evitar la precipitación que supuso su estreno.

Simeone no se va a pelear con la directiva por una mayor compensación económica que merece, tras lo expuesto en la argumentación previa -es obvio que la plantilla cotiza al alza y vale más que cuando él se hizo cargo-. Tampoco la duración del contrato es un arma arrojadiza -un año puede ser lo idóneo para el nuevo compromiso o rubricar dos temporadas más para lo que se antoja el verdadero objetivo-. La pelea está en el proyecto de futuro. No se niega a la venta de Falcao, a la salida de Courtais, obligada por otra parte si lo recupera el Chelsea, o al adiós de algún otro referente de la plantilla. Pero, en su mente ocupa un importante espacio obligar a la entidad a dibujar unos parámetros definidos para no debilitar la estructura conformada del equipo. Diego se calza el carnet de hombre de club, pero quiere evitar que se deshaga lo que tanto ha costado tejer. No esperamos sorpresas en este ángulo ya que es la misma partitura que interpretan los dueños.

Entretanto, y agazapado, asiste a la espera el Inter de Milán. Qué curioso que en su etapa de jugador realizó ese tránsito. Unas diferencias personales con Radomir Antic, entonces incontestable entrenador frente a unos capitanes sublevados que alertaban el despotismo del serbio, el desgaste en imagen por lo acontecido en San Mamés con Julen Guerrero, el inagotable trasiego club-selección y una tentadora oferta procedente de Italia de 1.200 millones de pesetas (algo más de siete millones de euros) compensó cualquier sobresalto en la grada. Hoy, la carrera de Stramaccioni se discute en la cúpula del Inter. Sus eventuales primeros meses, tras la caída de Ranieri, albergaron cierta confianza, actualmente diluida tras los doce puntos de ventaja que toma la Juventus o los nueve del Nápoles. El ‘Cholo’, que conoce bien la entidad de Massimo Moratti, no arriesgará, y más conociendo que el actual técnico cuenta con contrato hasta 2015. El director deportivo, Marco Branca, es partidario del cambio, entre otras cosas porque conoce bien a Simeone, con quien compartió vestuario en la campaña 1997/98. No obstante, el entrenador argentino de sus dos años en las filas interistas sólo rescata la Copa de la UEFA, conseguida en su primera temporada tras golear a la Lazio, curiosamente su tercer club en Italia y dónde levantó cuatro títulos más, entre ellos el preciado ‘Scudetto’. El técnico, que ya dirigió al Catania, es consciente de que la estación italiana volverá, pero antes prefiere pasearse por la Champions vestido de rojiblanco.  

Ni Cerezo ni Simeone, los dos que se han manifestado públicamente sobre la continuidad del argentino en el banquillo del Atleti, han dado sospechas de divorcio. Muy al contrario, la quietud preside el desenlace de una firma que se ha perdido en el tiempo, que no se plasma, pero, sin embargo, su no consecución no se ha transformado en alboroto, no ha elevado las constantes vitales de los protagonistas ni ha provocado cierta conmoción, vestida antaño con patas de prisa, cada vez más alejada de la institución. Los comentarios interesados de las partes hablaron de un acuerdo ultimado transcurridas las fechas navideñas. En esos días, un escueto contacto entre Natalia Simeone, hermana y agente, y Clemente Villaverde, gerente, fue todo. Ha transitado más de un mes desde entonces y nos encontramos con más deseo de mantener la unión que un desarrollo puro de negociación. Existe más preocupación por mantener la línea en el césped que por modificarla en los despachos. La frase atribuida al poder de mando, “nos sentamos y lo arreglamos en cinco minutos” aporta dosis de mesura para no descarrilar lo que tan bien está andando.