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Mientras Roures ofrecía a Thiago al Real Madrid, se producía el divorcio Pep-Tito
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Antonio Sanz

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Mientras Roures ofrecía a Thiago al Real Madrid, se producía el divorcio Pep-Tito

No por esperado ha sido decepcionante el desencuentro público de dos buenos amigos. La rajada de Guardiola contra Sandro Rosell ha encontrado eco y respuesta... en la voz de Vilanova. Los hasta hace pocas fechas inseparables, se han destapado ajenos a un

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No por esperado ha sido decepcionante el desencuentro público de dos buenos amigos. La rajada de Guardiola contra Sandro Rosell ha encontrado eco y respuesta... en la voz de Vilanova. Los hasta hace pocas fechas inseparables, se han destapado ajenos a una amistad que se transmitía infranqueable. Todo arrancó cuando el número dos aceptó el puesto de uno abandonando su exitosa posición para probar fortuna y gloria. Aquel lo entendió como quebrantamiento de lealtad y éste lo soportó como oportunidad única e irrechazable. Unos años antes, Johan Cruyff tampoco comprendió que Charly Rexach tomara el banquillo relegando su fiel papel de ayudante. La historia se repite y Pep, como Johan, no ha sido capaz de discernir entre el ambicioso y comprensible ascenso laboral y una relación indisoluble.

El foco del incendio mantuvo como epicentro la entrada en escena de Thiago Alcántara. Curiosamente Jaume Roures, el presidente de la compañía que agencia la imagen del hispano-brasileño, reconoció en la emisora de radio RAC 1las propuestas que registraban sus empleados. Mazinho, el padre del chico y quien dictó sentencia en el destino de su hijo, sopesó las intenciones a estudio. No resultaba sencillo certificar una salida que agradase. En esa entrevista,Roures no se cortó y quiso enturbiar un poco al Barça: “El Bayern, el Manchester United y un equipo español se interesaron por Thiago”, dijo textualmente el empresario. No dudaremos de quien dispone de información fidedigna, ya que una de sus filiales es la que se ocupó de ofrecerlo a Manchester y a Múnich, mientras que él directamente se encargó de hacerlo al Real Madrid. El agujero en la cláusula del centrocampista, descendía el precio de partida de 90 a 18 millones si no disputaba el sesenta por ciento de los partidos del curso, se debió a una habilidad negociadora del padre y del agente, Pere Guardiola.

De plazo hasta el 31 de julio, las partes trabajaron para encontrar un buen equipo acorde con la calidad de Thiago. El periodo de transición que se vive en Old Trafford dificultó la transacción porque Moyes no dispone de plenos poderes, tal y como hacía y deshacía Ferguson. Aunque tampoco entendieron como necesario el fichaje. En paralelo, mientras Guardiola, el entrenador, trataba de convencer a Rummenigge, Guardiola, el agente, apremiaba en dirección Madrid. Y nadie mejor que el dueño de la compañía, con empatía de sobra con el poder blanco, para plantear la opción de dar un golpe de efecto y repetir aquella jugada maestra llamada Luis Figo. Roures, sabedor del giro en la política de fichajes del club, estimaba que esa condición arrastraba a Thiago hacia el Real Madrid. Sin embargo, los blancos, inmersos en otras operaciones, no dieron pábulo, al tiempo que crecía la negociación en Múnich. El Bayern evitó repetir la acción de hace un año, hacia dónde lo condenó el Athletic, y optó por pagar algo más de la cláusula (20 millones) y firmar unos variables para compensar al club vendedor por el periodo formativo.

Guardiola ha encontrado sitio al jugador, pero ahora será el futbolista quien debe encontrar su sitio en Alemania, un fútbol eminentemente físico y de veloces transiciones. Con toda seguridad, el Bayern de Pep actuará sin delantero centro en los partidos importantes -Mandzukic y Pizarro son los arietes de la plantilla- con Gotze en la posición de ‘9’ mentiroso. Además, con un eje por delante de la zaga -Javi Martínez o Luiz Gustavo-, restan dos posiciones de ataque en la media para tres jugadores: Kross, Schweinsteiger y el recién llegado. Sin contar con los ofensivos donde aparecen Ribery, Müller, Robben o Shaqiri para otros dos lugares. El centrocampista ex del Barça contará con toda la confianza del técnico, pero con tanta competencia o más a la que padecía en el Camp Nou.

El próximo miércoles 24 de julio, el Allianz Arena de Múnich albergará la ‘Uli Hoeness Cup’ con un partido con fines benéficos entre el Bayern y el Barça. Será el reencuentro entre dos viejos amigos completamente distanciados. La imagen del saludo de los dos entrenadores -Pep debe buscar a Tito porque actúa de local- dará la vuelta al mundo. Sin embargo, lo que los dos han dejado claro, especialmente Vilanova, es que cualquier tiempo pasado fue mejor. Tan es así que los líos internos no se detienen. Zubizarreta, a quien colocó Rosell en lugar de Beguiristain por la afinidad personal que Pep mantiene con el todavía director deportivo culé, ha sufrido en el inicio del verano un profundo desgaste forzado por la comisión deportiva del club, que dirige el vicepresidente Bartomeu. A ‘Zubi’ se le cargan culpas ajenas a su negociado, que se centra en defender el territorio del entrenador -a quien alguno de la cúpula gustaría verlo lejos del banquillo del Camp Nou- y en dar salida a los jugadores que no cuentan. Parece que es el único culpable de no seducir a Valdés para continuar, de malvender a Villa o de rebajar la cláusula de Thiago. Por eso se le ha buscado relevo, Gratacós y Amor eran los mejor colocados, acción que frenó de cuajo el presidente que evitó la fuga de quien ha sofocado el incendio al menos durante trescientos sesenta y cinco días.

La distancia entre Guardiola y la actual Junta directiva, especialmente con su máximo mandatario y con el portavoz, es insalvable. Pero como ya se ha explicado, no es de ahora. Pep mantiene demasiada cercanía con el frente opositor a Rosell. Laporta, Cruyff, y ahora también públicamente el entrenador del Bayern, serán los protagonistas de una guerra de familias cuyo único objeto es amasar el poder, el inmenso poder, que otorga una sociedad ilimitada llamada Fútbol Club Barcelona.

No por esperado ha sido decepcionante el desencuentro público de dos buenos amigos. La rajada de Guardiola contra Sandro Rosell ha encontrado eco y respuesta... en la voz de Vilanova. Los hasta hace pocas fechas inseparables, se han destapado ajenos a una amistad que se transmitía infranqueable. Todo arrancó cuando el número dos aceptó el puesto de uno abandonando su exitosa posición para probar fortuna y gloria. Aquel lo entendió como quebrantamiento de lealtad y éste lo soportó como oportunidad única e irrechazable. Unos años antes, Johan Cruyff tampoco comprendió que Charly Rexach tomara el banquillo relegando su fiel papel de ayudante. La historia se repite y Pep, como Johan, no ha sido capaz de discernir entre el ambicioso y comprensible ascenso laboral y una relación indisoluble.

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